Futuro encima
A la espera de la verdadera encuesta del domingo, la marca Susana se ha volcado en transformar cualquier cr¨ªtica y afrenta en cr¨ªtica y afrenta a Andaluc¨ªa
Est¨¢ por ver si el surrealista informe de la Agencia Tributaria sobre la financiaci¨®n ilegal del PP influye en las elecciones andaluzas. La regi¨®n que patent¨® la guasa gozar¨¢ con el ministro Montoro involucrado en tanta asesor¨ªa bien pag¨¢ de sus socios de despacho y ese informe que ha dejado al juez Ruz y a Espa?a patitiesos. Flaco favor a la campa?a de oposici¨®n de su partido, que se ha fundamentado en la denuncia de corrupci¨®n y de desprestigio institucional en la Junta andaluza. Estos accidentes se suman al diagn¨®stico televisivo de los dos debates que se organizaron en Canal Sur y TVE.
Para muchos analistas, el vencedor en esos debates era cualquier partido que no estuviera representado en ellos. Es algo que se viene produciendo desde dos a?os atr¨¢s, cuando alternativas como UPyD, Ciudadanos y Podemos cifran su avance en los errores de los dem¨¢s, en particular de los dos grandes partidos, m¨¢s que en aciertos propios. A la espera de la verdadera encuesta del domingo, la marca Susana, con estudiados aires setenteros a medias entre el tr¨ªo Acuario y la primera Mar¨ªa Jim¨¦nez, se ha volcado en transformar cualquier cr¨ªtica y afrenta en cr¨ªtica y afrenta a Andaluc¨ªa.
El reduccionismo de esta estrategia, ya probada en media Espa?a por otros presidentes, condiciona el salto hacia el liderazgo nacional no tanto a las evidentes ambiciones, sino a elaborar un discurso m¨¢s maduro y fundamentado en reformas imprescindibles de la Administraci¨®n p¨²blica.
Moreno Bonilla no ha parado de repetir que la candidata socialista solo aspira a marcharse a Madrid. Pero le ha pasado como a Montoro con los defraudadores, que resulta que los ten¨ªa m¨¢s cerca de lo que pensaba, y la apariencia m¨¢s evidente es que el candidato conservador ser¨¢ quien regrese al poder central compensado por quien le aup¨® como candidato en el desierto.
La aparatosidad de su proceso de descandidaturas en Madrid tambi¨¦n deja al desnudo que la coalici¨®n IU puede que contenga izquierda, pero unidad, poca. Son los tres partidos no invitados a esos debates, encorsetados y sin la recomendable presencia de periodistas armados de rigor y preguntas inc¨®modas, los que van a definir la aritm¨¦tica de ese futuro que tenemos encima.
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