La ¨®pera
El programa de La 2 'This is Opera' tiene vocaci¨®n popular y est¨¢ dise?ado para ser disfrutado por quienes no han acudido a un teatro de bel canto en su vida
Entre las penosas noticias que atenazan a TVE, cuya p¨¦rdida de sinton¨ªa con los tiempos actuales es culpa de la perversa obsesi¨®n del poder pol¨ªtico por someterla y controlarla, apuntaremos un espacio interesante y recomendable. Ya hace alg¨²n tiempo destac¨¢bamos un programa de divulgaci¨®n que puso en marcha la televisi¨®n p¨²blica catalana con el t¨ªtulo de ?pera en texans. Su traspaso a La 2 para 30 programas es fruto de aquel ¨¦xito, pero tambi¨¦n de la carencia habitual de espacios que traten la cultura con una cierta pasi¨®n. Heredero directo de aquellos Cl¨¢sicos populares que Fernando Argenta sostuvo en la radio durante d¨¦cadas, el programa actual, que se titula This is Opera, supongo que para subrayar su vocaci¨®n internacional, se acerca a los grandes autores de la tradici¨®n cl¨¢sica.
El programa viaja por el mundo y trata de analizar piezas destacadas desde varios enfoques. Unos m¨¢s rigurosos que otros, pero casi todos de enorme inter¨¦s, sobre todo en un pa¨ªs donde la m¨²sica apenas tiene espacios fuera del marginal empe?o por hacer caja en las franjas nocturnas. Hay an¨¦cdotas hist¨®ricas, entrevistas, acercamientos a los oficios, an¨¢lisis que abren un poco las orejas de los espectadores y un despliegue en forma de abanico que sirve para tratar distintas vertientes en un mismo programa y evitar quiz¨¢ sumirse en elementos demasiado elevados e inasequibles. This is Opera tiene vocaci¨®n popular y est¨¢ dise?ado para ser disfrutado por quienes no han acudido a un teatro de bel canto en su vida.
Las virtudes y defectos se concilian en la figura de su presentador, el bar¨ªtono Ramon Gener, que ejerce de maestro de ceremonias, experto, pianista y animador. Su car¨¢cter le convierte en una especie de Frank de la Jungla en los pasillos de los teatros de ¨®pera, algo inevitable en la televisi¨®n moderna tan personalista. A ratos cae en cierta estridencia y aceleraci¨®n, incluso es abusivamente el centro de toda narraci¨®n, pero con un mayor autocontrol el programa ser¨ªa menos explosivo, menos rotundo, y la televisi¨®n cultural parece necesitar de esa sobredosis de pasi¨®n que engancha en contenidos m¨¢s primarios. Lo b¨¢sico es que el programa es disfrutable pese a la falta de sosiego, es formativo y contiene perlas que acercan un arte tan elevado como poco frecuentado.
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