Te espero en el trastero, vida m¨ªa
La obra habla de la distancia mental e ideol¨®gica que media entre espa?oles e inmigrantes
Entre la calle de Dolores Barranco y la nave del Matadero donde se representa El se?or Ye ama los dragones, hay 750 metros en l¨ªnea recta y dos oc¨¦anos culturales de por medio. En esa v¨ªa del madrile?o distrito de Usera, casi todos los comercios (tiendas de moda, peluquer¨ªas, supermercados, pasteler¨ªas) est¨¢n regentados por chinos, venden productos chinos y tienen una clientela exclusivamente china: cruzarse en la acera con otro espa?ol produce la misma extra?eza que producir¨ªa cruz¨¢rselo paseando por Zheijiang. Aut¨®ctonos y orientales convivimos en la capital sin mezclarnos, como las corrientes de agua caliente y fr¨ªa en la mar oc¨¦ana. La obra de Paco Bezerra reci¨¦n estrenada habla de la distancia mental, afectiva e ideol¨®gica que media entre los espa?oles y los inmigrantes extremoorientales, y de c¨®mo la suavidad y persistencia del car¨¢cter de estos acaba horadando la atalaya desde donde les contemplamos.
El se?or Ye ama a los dragones
Autor: Paco Bezerra. Int¨¦rpretes: Gloria Mu?oz, Chen Lu, Huichi Chiu y Lola Casamayor. Direcci¨®n: Luis Luque. Madrid. Matadero, hasta el 3 de mayo.
El joven autor almeriense se ha inspirado en un cuento chino breve de tradici¨®n oral (que no proverbio, como yerra el programa de mano), transcrito en el siglo IV antes de Cristo por Shen Buhai, canciller del reino Han, para trazar una f¨¢bula moral sobre el cambio radical que depara la revelaci¨®n de la verdad. Como en los cuentos filos¨®ficos chinos y en su teatro ¨¢ureo, los protagonistas de esta pieza de Bezerra viven una experiencia que los lleva de la ingenuidad al conocimiento, de la inconsciencia a una madurez s¨²bita y del poder a la sumisi¨®n (o viceversa).
La puesta en escena de Luis Luque tiene el toque justo de realismo m¨¢gico que caracteriza a los relatos filos¨®ficos chinos. A un pr¨®logo luciferino (con una m¨²sica de Luis Miguel Cobo que punt¨²a a lo Bernard Herrmann el descenso de Magdalena al s¨®tano l¨®brego de Wang y Xiaomei), le sigue un primer acto donde la escritura de Bezerra pega un volantazo imprevisto hacia el sainete: Magdalena y Amparo, dos se?oras decentes con intenciones peores que las de las viejecitas de Ars¨¦nico y encaje antiguo, nos revelan entre bromas (sin que se rebaje por ello el suspense antes creado) el odio que anida en sus corazones y las maldades que eso les lleva a cometer. Hacen da?o para sentirse superiores.
Como en la literatura china de referencia, en El se?or Ye ama los dragones la an¨¦cdota inicial conduce a una anagn¨®risis tr¨¢gica, que transfigura a la protagonista: conocido el destino de esta, la niebla y la pesadumbre caen sobre la ciudad. El montaje de Luque est¨¢ finamente orquestado. Gloria Mu?oz y Lola Casamayor hacen un retrato preciso y muy espa?ol de dos marujas, ora entra?ables, ora execrables, seg¨²n les d¨¦ el aire. Chen Lu compone con exactitud la figura de la anciana acantonada en su lengua y cultura nativas. Huichi Chiu, actriz taiwanesa org¨¢nica, luminosa y expeditiva, hace de Xiaomei el ojo calmo de un hurac¨¢n. El v¨ªdeo documental de ?lvaro Luna aporta contexto y profundidad de campo, y la escenograf¨ªa de Monica Boromello, sugestividad y concreci¨®n.
Babelia
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