Lo sist¨¦mico
Muchos espa?oles experimentan en lo que consiste dejar caer un banco, con su onda expansiva hacia los ahorradores y clientes sin culpa
En el espacio de laSexta columna dedicado a la banca andorrana, apenas dio tiempo a un breve repaso por la historia del Principado, con un gui?o al reinado rel¨¢mpago de Boris I en 1934, que dar¨ªa para una pel¨ªcula c¨®mica. La fuga de 176 millones de euros en los d¨ªas anteriores a la intervenci¨®n del banco y la posterior quiebra dan idea de la habilidad con que unos se manejan en la incertidumbre financiera. Las v¨ªctimas vuelven a ser las mismas. Entre ellas el buen nombre de Madrid. Quiz¨¢ esta ciudad debiera promover un bando en el que se proh¨ªba utilizar su nombre para bautizar a un banco. No tiene suerte tras el expolio de Cajamadrid y la ca¨ªda de Banco Madrid. Tambi¨¦n, todo sea dicho, el Ayuntamiento promueve la iron¨ªa, porque la sede del banco en la capital de Espa?a estaba ubicada en la plaza de Margaret Thatcher y respond¨ªa a un pelotazo inmobiliario.
El funcionamiento de la banca privada act¨²a como un im¨¢n para las grandes fortunas, que exigen una gesti¨®n rentable. Al carecer de peligro sist¨¦mico, el Banco de Espa?a ha dejado caer el Banco Madrid, filial del BPA andorrano. As¨ª muchos espa?oles experimentan en lo que consiste dejar caer un banco, con su onda expansiva hacia los ahorradores y clientes sin culpa. Lo m¨¢s turbio de la funci¨®n es que fuera una investigaci¨®n norteamericana la que desenmascarara al banco en sus actividades delictivas. Posteriormente, hemos podido disfrutar de una grabaci¨®n donde uno de esos nuevos capitalistas chinos, perteneciente a la red de Gao Ping, encontraba colaboraci¨®n en un ejecutivo del banco para sacar de Espa?a su dinero negro, al ritmo de nada menos que 100 millones de euros al mes.
Ese dinero se extrae de la econom¨ªa espa?ola con una facilidad pasmosa, y es tan solo un grano de arena en el desierto. A ra¨ªz de la lista Falciani, que retrataba unas cuentas en un instante concreto en uno solo de los bancos suizos, nos hubiera gustado que alguien hiciera una traslaci¨®n en datos de lo que significar¨ªa haber contado con una lista as¨ª para cada una de las instituciones financieras de ese pa¨ªs. Todo este entramado es como una enorme ficci¨®n paralela a nuestra realidad. He ah¨ª el verdadero riesgo sist¨¦mico.
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