Eugenio de Mora cort¨® una oreja de mucho peso y ¡®resucit¨®¡¯ en Las Ventas
V?ctor Barrio dio una vuelta al ruedo y Pepe Moral se encontr¨® con un lote infumable
El diestro Eugenio de Mora cort¨® ayer una oreja de mucho peso en la corrida del Domingo de Resurrecci¨®n en la plaza de Las Ventas gracias a una faena en la que reverdeci¨® laureles; V¨ªctor Barrio ray¨® tambi¨¦n a buen nivel frente al sexto, mientras que Pepe Moral qued¨® in¨¦dito con el peor lote, seg¨²n informa la agencia Efe.
Con m¨¢s de media entrada en los tendidos, se lidiaron tres toros -primero, cuarto y quinto- de Mart¨ªn Lorca, y otros tres -segundo, tercero y sexto- de Escribano Mart¨ªn, de desiguales hechuras y remates, y deslucidos en general por su manifiesta falta de raza y de clase. La excepci¨®n fue el cuarto, bravo y con buen fondo, ovacionado en el arrastre.
Eugenio de Mora: pinchazo y estocada trasera (ovaci¨®n tras aviso); y estocada baja (oreja tras aviso).
Pepe Moral: gran estocada (ovaci¨®n); y estocada (silencio).
V¨ªctor Barrio: estocada ca¨ªda y atravesada (palmas); y estocada atravesada y dos descabellos (vuelta al ruedo tras petici¨®n).
No existe mejor d¨ªa en el calendario que un Domingo de Resurrecci¨®n para renacer, taurinamente hablando, y demostrar que cuando se lleva el toreo bueno dentro no se olvida nunca por muchos a?os que pasen en el ostracismo.
Eugenio de Mora resucit¨® ayer en Madrid, y no s¨®lo porque cuajara al ¨²nico toro con opciones de un deslucido encierro de Mart¨ªn Lorca, al que cort¨® una oreja, sino porque volvi¨® a mostrar el concepto que enamor¨® a finales de los 90 y que reverdeci¨® laureles en la misma plaza que le encumbr¨® hace ya 20 a?os.
La obra del experimentado matador toledano aconteci¨® en el cuarto toro, un ejemplar bravo y con muy buen fondo, que, adem¨¢s, transmiti¨® mucho por la codicia y humillaci¨®n que demostr¨® en las telas de un De Mora que inici¨® faena de rodillas, corriendo la mano como si estuviera de pie.
Fue el principio de una importante labor, que tuvo su punto y seguido en varias tandas por el pit¨®n derecho citando de largo y con la muleta adelantada, ligando los pases a base de quietud y mucho aplomo, todo por abajo, con ritmo y torer¨ªa en los remates.
Al natural hubo m¨¢s enjundia si cabe, pues por ah¨ª el toro tuvo m¨¢s profundidad, y aqu¨ª De Mora tambi¨¦n lleg¨® a abandonarse por momentos, recetando alg¨²n pase con la verticalidad y el relajo tan caracter¨ªstico en ¨¦l. Agarr¨® una estocada a la primera que le puso en sus manos una oreja que deber¨ªa servirle para su temporada.
Su primero, en cambio, fue un toro que desarroll¨® muchas asperezas. De Mora porfi¨® mucho con ¨¦l, y, aunque anduvo un poco acelerado para aprovechar las pocas arrancadas del astado, la apuesta fue sincera para lograr imponerse a las circunstancias.
Pepe Moral no tuvo tela que cortar en su primera faena ante un toro falto de clase y de fondo. El sevillano gust¨® en el saludo a la ver¨®nica y poco m¨¢s se le puede anotar, pues el astado apenas tuvo dos embestidas. La estocada, eso s¨ª, de manual por ejecuci¨®n y definici¨®n. El quinto fue un buey de carreta, remiso a cualquier afrenta de un Pepe Moral muy insistente, tanto que cierto sector del tendido le apremi¨® para que abreviara ante la nula colaboraci¨®n del astado.
V¨ªctor Barrio pas¨® un trago en el recibo por tafalleras a su primero desde el centro del platillo. El toro se le vino cruzado y a punto estuvo de echarle mano, rehaci¨¦ndose despu¨¦s el torero con tres improvisados delantales y un garboso galleo por chicuelinas.
Estos fueron los ¨²nicos momentos destacables de la primera labor de Barrio, pues el astado, muy renqueante de los cuartos traseros, apenas se mantuvo en pie en la muleta, derrumb¨¢ndose ya en las mismas probaturas.
El sexto fue un toro manso que durante toda la lidia marc¨® siempre la querencia, y ah¨ª, entre las dos rayas, cuaj¨® Barrio una faena muy meritoria por lo bien que supo exprimir al animal, aprovechando siempre la inercia de sus dubitativos viajes para dise?ar una labor de alto nivel sobre todo en el toreo a derechas. Pudo haber cortado una oreja si no llega a fallar a espadas, pero la vuelta al ruedo que dio tuvo su peso en oro.
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