Las estatuas de Juan Mu?oz invaden Mil¨¢n
El centro de arte HangarBicocca acoge la primera antol¨®gica de los grupos escult¨®ricos del fallecido artista madrile?o
¡°No importa el tama?o, las esculturas de Juan Mu?oz, incluso las peque?as, se apropian del espacio y lo cargan de contenido. Las obras habitan el espacio, son invitadas pero no inquilinas¡±. Lo afirma Vicente Todol¨ª, director art¨ªstico de HangarBicocca de Mil¨¢n, el gigantesco centro de arte para el cual ha comisariado Double Bind & Around, la primera exposici¨®n que re¨²ne los grupos escult¨®ricos en resinas creados por Mu?oz desde finales de los ochenta hasta su fallecimiento en agosto de 2001. A la saz¨®n estaba en el apogeo de su trayectoria. En junio hab¨ªa inaugurado, siendo el segundo invitado tras Louise Bourgeois, una obra creada para la Tate Modern de Londres, la ya c¨¦lebre Double Bind, que cerraba un ciclo y pon¨ªa las bases para una nueva etapa. ¡°Quer¨ªa dejar los encargos y trabajar en libertad¡±, recuerda el comisario, que dirigi¨® la Tate entre 2003 y 2010.
Hac¨ªa tiempo que Todol¨ª y la escultora Cristina Iglesias, viuda de Mu?oz y responsable de su legado, buscaban sin ¨¦xito un sitio donde volver a instalar Double Bind. Por fin, despu¨¦s de 14 a?os, lo han encontrado en el centro milan¨¦s, promovido por la empresa Pirelli (que invit¨® a este diario a la muestra). Aunque las medidas no son iguales, HangarBicocca permite conservar inalterados los juegos entre real e imaginario, visible e invisible, que se plantean. ¡°No me interesan las escenograf¨ªas. Buscaba crear un ambiente an¨®nimo¡±, explic¨® Mu?oz entonces. Double Bind, cuyo t¨ªtulo alude a una teor¨ªa psicoanal¨ªtica sobre las incongruencias comunicativas interpersonales, se compone de dos ascensores vac¨ªos que suben y bajan sin parar, a trav¨¦s de tres niveles que ocultan una serie de escenarios sombr¨ªos donde el espectador va descubriendo escenas que le permiten hilvanar su propia narraci¨®n. ¡°Quien le conoci¨® podr¨¢ encontrar entre los personajes uno de sus raros autoretratos¡±, revela Iglesias.
La instalaci¨®n es el broche de oro de una muestra que despliega en los 5.300 metros cuadrados del centro, hasta el 23 de agosto, m¨¢s de cien esculturas reunidas en 15 grupos, empezando por las dos Waste Land de 1986, que aluden al poema de T.S. Eliot y al sentimiento de aislamiento que se convertir¨ªa en un rasgo caracter¨ªstico de la obra de Mu?oz. En esta pieza, cuyo suelo acoger¨¢ sus performances sonoras, aparece el ventr¨ªlocuo, su primera figura antropom¨®rfica. En el espacio tambi¨¦n est¨¢n las Hanging figures, personajes colgados en el vac¨ªo por sogas que salen de su boca, y los protagonistas de las Conversation Piece enfrascados en un di¨¢logo silencioso, que intriga y a la vez excluye al espectador. En lugar de piernas sus cuerpos, de telas y resinas, lucen estructuras esf¨¦ricas que les otorgan una estabilidad inestable. ¡°Es parte de la paradoja que caracteriza sus obras¡±, asegura Iglesias, emocionada al pasearse por la muestra.
Cuando parece que ya se acaba, la exposici¨®n brinda una ¨²ltima sorpresa con las 50 figuras de Many Times, que por sus rasgos orientales han pasado a la historia como ¡°los chinos de Mu?oz¡±, si bien sus rostros salen de un ¨²nico molde inspirado en un busto art nouveau del siglo XIX. Tras la penumbra de Double Bind la luz natural que entra desde los ventanales casi ciega el visitante e ilumina los enigm¨¢ticos rostros de ¡°los chinos¡±. Los personajes tienen piernas pero carecen de pies, evocando una vez m¨¢s la falta de equilibrio. En el enciclop¨¦dico universo de Mu?oz, las referencias se multiplican, los opuestos se unen y la relaci¨®n entre los elementos arquitect¨®nicos y las esculturas da lugar a narraciones contradictorias.
¡°Logr¨® reconciliar la estrategia minimal con la estatuaria cl¨¢sica en instalaciones que surgen de la tradici¨®n barroca reinterpretada a la luz de los movimientos art¨ªsticos de los a?os sesenta y setenta¡±, indica Todol¨ª, recordando que el artista reintrodujo la figura humana, tras el rechazo de las vanguardias que la hab¨ªan excluido del lenguaje escult¨®rico. Mu?oz no s¨®lo volvi¨® a colocar sus personajes en el centro del discurso, sino que les ten¨ªa mucha confianza. ¡°Cuando montaba una muestra sol¨ªa decir a sus ayudantes: ¡®T¨² empieza que ellos se colocan solos¡±, defiende Iglesias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.