Un sue?o eterno
Transcripci¨®n de los comentarios de viva voz del narrador y poeta argentino
Mi primer recuerdo de Kafka es del a?o 1916, cuando decid¨ª aprender el idioma alem¨¢n. Antes lo hab¨ªa intentado con el ruso, pero fracas¨¦. El alem¨¢n me result¨® mucho m¨¢s sencillo y la tarea fue grata. Ten¨ªa un diccionario alem¨¢n-ingl¨¦s y al cabo de unos meses no s¨¦ si lograba entender lo que le¨ªa, pero s¨ª pod¨ªa gozar de la poes¨ªa de algunos autores. Fue entonces cuando le¨ª el primer libro de Kafka que, aunque no lo recuerdo ahora exactamente, creo que se llamaba Once cuentos.
Me llam¨® la atenci¨®n que Kafka escribiera tan sencillo, que yo mismo pudiera entenderlo, a pesar de que el movimiento impresionista, que era tan importante en esa ¨¦poca, fue en general un movimiento barroco que jugaba con las infinitas posibilidades del idioma alem¨¢n. Despu¨¦s, tuve oportunidad de leer El Proceso y a partir de ese momento lo he le¨ªdo continuamente. La diferencia esencial con sus contempor¨¢neos y hasta con los grandes escritores de otras ¨¦pocas, Bernard Shaw o Chesterton, por ejemplo, es que con ellos uno est¨¢ obligado a tomar la referencia ambiental, la connotaci¨®n con el tiempo y el lugar.Es tambi¨¦n el caso de Ibsen o de Dickens.
Kafka, en cambio, tiene textos, sobre todo en los cuentos, donde se establece algo eterno. A Kafka podemos leerlo y pensar que sus f¨¢bulas son tan antiguas como la historia, que esos sue?os fueron so?ados por hombres de otra ¨¦poca sin necesidad de vincularlos a Alemania o a Arabia. El hecho de haber escrito un texto que trasciende el momento en que se escribi¨®, es notable. Se puede pensar que se redact¨® en Persia o en China y ah¨ª est¨¢ su valor. Y cuando Kafka hace referencias es prof¨¦tico. El hombre que est¨¢ aprisionado por un orden, el hombre contra el Estado, ese fue uno de sus temas preferidos.
Yo traduje el libro de cuentos cuyo primer t¨ªtulo es La trasformaci¨®n y nunca supe por qu¨¦ a todos les dio por ponerle La metamorfosis. Es un disparate, yo no s¨¦ a qui¨¦n se le ocurri¨® traducir as¨ª esa palabra del m¨¢s sencillo alem¨¢n. Cuando trabaj¨¦ con la obra el editor insisti¨® en dejarla as¨ª porque ya se hab¨ªa hecho famosa y se la vinculaba a Kafka. Creo que los cuentos son superiores a sus novelas. Las novelas, por otra parte, nunca concluyen. Tienen un n¨²mero infinito de cap¨ªtulos, porque su tema es de un n¨²mero infinito de postulaciones.
A m¨ª me gustan m¨¢s sus relatos breves y aunque no hay ahora ninguna raz¨®n para que elija a uno sobre otro, tomar¨ªa aquel cuento sobre la construcci¨®n de la muralla. Yo he escrito tambi¨¦n algunos cuentos en los cuales trat¨¦ ambiciosa e in¨²tilmente de ser Kafka. Hay uno, titulado La biblioteca de Babel y alg¨²n otro, que fueron ejercicios en donde trat¨¦ de ser Kafka. Esos cuentos interesaron pero yo me d¨ª cuenta que no hab¨ªa cumplido mi prop¨®sito y que deb¨ªa buscar otro camino. Kafka fue tranquilo y hasta un poco secreto y yo eleg¨ª ser escandaloso.
Empec¨¦ siendo barroco, como todos los j¨®venes escritores y ahora trato de no serlo. Intent¨¦ tambi¨¦n ser an¨®nimo, pero cualquier cosa que escriba se conoce inmediatamente. Kafka no quiso publicar mucho en vida y encarg¨® que destruyeran su obra. Esto me recuerda el caso de Virgilio que tambi¨¦n le encarg¨® a sus amigos que destruyeran la inconclusa Eneida. La desobediencia de estos hizo que, felizmente para nosotros, la obra se conservara. Yo creo que ni Virgilio ni Kafka quer¨ªan en realidad que su obra se destruyera. De otro modo habr¨ªan hecho ellos mismos el trabajo. Si yo le encargo la tarea a un amigo, es un modo de decir que no me hago responsable. Mi padre escribi¨® much¨ªsimo y quem¨® todo antes de morir.
Kafka ha sido uno de los grandes autores de toda la literatura, Para m¨ª es el primero de este siglo. Yo estuve en los actos del centenario de Joyce y cuando alguien lo compar¨® con Kafka dije que eso era una blasfemia. Es que Joyce es importante dentro de la lengua inglesa y de sus infinitas posibilidades, pero es intraducible. En cambio Kafka escrib¨ªa en un alem¨¢n muy sencillo y delicado. A ¨¦l le importaba la obra no la fama, eso es indudable. De todos modos, Kafka, ese so?ador que no quiso que sus sue?os fueran conocidos, ahora es parte de ese sue?o universal que es la memoria. Nosotros sabemos cu¨¢les son sus fechas, cu¨¢l es su vida, que es de origen jud¨ªo y dem¨¢s, todo eso va a ser olvidado, pero sus cuentos seguir¨¢n cont¨¢ndose.
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