El poder¨ªo comercial

Durante alrededor de una hora de Felices 140, s¨¦ptimo largometraje de Gracia Querejeta, podemos pensar tres cosas al mismo tiempo: las hemos visto mejores, las hemos visto peores y, sobre todo, las hemos visto antes. El engranaje basado en una reuni¨®n de amigos de la infancia o la universidad que, en torno a la cuarentena de edad, se re¨²ne durante un tiempo limitado y por una novedosa raz¨®n para celebrar, llorar, conmemorar o reflexionar es casi un subg¨¦nero dentro del cine generacional desde la fundacional Reencuentro, con Los amigos de Peter quiz¨¢ como gran hito. Una esencia en la que se enclava de nuevo Felices 140. Y, sin embargo, hay un momento en el que todo gira. Para bien. Para muy bien. Y casi sin necesidad de cambiar de g¨¦nero, a medio camino entre el drama, la comedia negra y la tragedia, la pel¨ªcula se eleva gracias a una magn¨ªfica idea.

Estamos ante uno de esos trabajos en los que cuanto menos se sepa de la trama, mejor. Encontrar¨¢n lugares donde se cuente el primer giro, incluso donde se atisbe el segundo (en el tr¨¢iler, sin ir m¨¢s lejos), pero es bueno desconocer incluso el motivo que les ha llevado a la casa. Esa primera parte del metraje se ve bien pero sin gozar, porque a, lo mejor, la ambig¨¹edad de los personajes, se contrapone, lo peor, una puesta en escena y un montaje entre esquem¨¢ticos y pedestres: ?el plano del chino en el ordenador!; ?por qu¨¦ no un ¨²nico plano bonito en lugar de dos feos en la presentaci¨®n de cada personaje rompiendo la cuarta pared?

Pero llega el segundo tramo de la historia y salen a relucir los verdaderos subtextos: el ser humano y la crisis, la ambici¨®n, los modos de relacionarnos, la amistad, la fachada personal, la debilidad de unos, la fuerza de otros. Esa media hora final tiene garra, convicci¨®n y originalidad. Y algo no demasiado habitual en el cine espa?ol: poder comercial. Porque todos nos sentimos concernidos. De todas las edades, de todas las clases sociales. Las buenas personas y tambi¨¦n los hijos de perra. O la mezcla de cada uno de ellos, que es lo que quiz¨¢ seamos (casi) todos.