Ciudadanocuatro
No es lo mismo quebrar la privacidad que cargarse las libertades civiles y as¨ª el espionaje, que siempre ha tenido que pugnar por evitar las revelaciones y someterse a la justicia, puede ahora ejecutarse con descaro
Ciudadanocuatro es el nombre que se dio a s¨ª mismo Edward Snowden para dirigir mensajes encriptados a la documentalista Laura Poitras y es el t¨ªtulo de la pel¨ªcula reci¨¦n estrenada que retrata el origen del esc¨¢ndalo del espionaje indiscriminado norteamericano. Pero es un nombre que quiere explicar la actitud indignada de un ciudadano an¨®nimo ante lo que considera excesos de los servicios secretos en una democracia. La pel¨ªcula termina por contar los mecanismos de prensa y opini¨®n p¨²blica a ra¨ªz de los chivatazos de un infiltrado. Esa era la zona de sombra en los relatos, porque para la ficci¨®n heroica el chivato no ten¨ªa nada de encomiable ni fotog¨¦nico, pero la realidad es otra. Snowden, como antes la soldado Maning, promueven un concepto de patriotismo radical, donde por encima de los intereses de tu pa¨ªs se sit¨²an los valores democr¨¢ticos.
Jacob Appelbaum, uno de los expertos consultados en el proyecto, propone un interesante dilema. Seg¨²n ¨¦l, ahora llamamos privacidad a lo que antes conoc¨ªamos como libertad. No es lo mismo quebrar la privacidad que cargarse las libertades civiles y as¨ª el espionaje, que siempre se ha ejercido, pero siempre ha tenido que pugnar por evitar las revelaciones y someterse a la justicia, puede ahora ejecutarse con descaro. La amenaza terrorista, presente hoy en la conciencia colectiva en m¨¢s alto grado que nunca, ha logrado que una gran parte de la ciudadan¨ªa no vea con esc¨¢ndalo estar sometida a un espionaje masivo. Las redes tecnol¨®gicas lo permiten y muchos asumen la p¨¦rdida de privacidad como un peaje inevitable.
Es ir¨®nico que Snowden recorriera en su huida dos pa¨ªses ejemplo del nulo respeto a la disidencia y los derechos civiles, como el Hong Kong bajo paraguas chino y la Rusia de la Putincracia. Tambi¨¦n que sus intermediarios medi¨¢ticos reciban el Pulitzer y el Oscar mientras ¨¦l est¨¢ en busca y captura, amenazado en caso de regresar con pudrirse en prisi¨®n al modo de la soldado Maning. El esc¨¢ndalo es as¨ª atenuado, con galardones y apariencia de normalidad. M¨¢s all¨¢ de la paranoia, subtema del documental o quiz¨¢ ¨²nico argumento, sorprende la naturalidad con la que la sociedad libre ha aceptado someterse a un ojo escrutador, un nuevo Dios tecnol¨®gico encarnado por Gobiernos a los que est¨²pidamente considera paternales y desinteresados.
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