S?o Paulo, vitrina del arte brasile?o
SP-arte mantiene el dominio de galer¨ªas del pa¨ªs con una paulatina internacionalizaci¨®n
Como la lluvia que refresca del bochorno en S?o Paulo, los galeristas que han acudido a la feria sp-arte esperan ¨Ccomo dice uno de ellos¨C ¡°dos o tres coleccionistas que te den una alegr¨ªa¡± para justificar su presencia en esta megal¨®polis de casi 12 millones de habitantes y capital econ¨®mica de Brasil. Principal feria latinoamericana de arte, celebra su und¨¦cima edici¨®n con el encanto asegurado de su sede, el pabell¨®n de la Bienal, obra de Oscar Niemeyer, construido en 1957, y en el que las tres plantas se comunican con rampas curvil¨ªneas que se asemejan a la pista de un vel¨®dromo.
En este pabell¨®n de enormes cristaleras con vistas al frondoso parque de Ibirapuera se han instalado, desde el 9 de abril hasta hoy, domingo 12, 140 galer¨ªas, 83 de ellas brasile?as, lo que da idea del marcado acento local de sp-arte. Est¨¢n las cl¨¢sicas, como Luisa Strina y Raquel Arnaud, ambas con cuatro d¨¦cadas de historia; Luciana Brito, con obra de Marina Abramovic, o Vermelho. El resto procede de 17 pa¨ªses: Alemania, Italia, M¨¦xico, Suiza, Estados Unidos (con un gigante como Gagosian o Michael Werner), Reino Unido, Uruguay y Espa?a (Elvira Gonz¨¢lez, Fernando Pradilla, Elba Ben¨ªtez¡). Con los a?os, sp-arte se ha abierto al mundo: la primera edici¨®n cont¨® con 40 galer¨ªas de Brasil y solo una extranjera, la uruguaya Sur. De los 6.000 visitantes de entonces, se pas¨® a 22.000 en 2014, cifra que este a?o se espera superar.
¡°Es una feria de arte moderno y contempor¨¢neo, de los siglos XX y XXI, con predominio de artistas brasile?os¡±, explica en perfecto castellano la directora de sp-arte desde su primera edici¨®n, Fernanda Feitosa (R¨ªo de Janeiro, 1966). Y para confirmar el color brasile?o subraya que ¡°el 90% de los visitantes son del pa¨ªs, el 75% de S?o Paulo¡±. Los galeristas saben que la presencia de un potentado ruso o chino dispuesto a gastar dinero ser¨ªa como ver revolotear por el parque un mirlo blanco. Latinoamericanos, estadounidenses y europeos son los potenciales compradores.
Para facilitar las ventas, durante la feria se rebaja el impuesto a la importaci¨®n de obras de galer¨ªas extranjeras. Se concede una tregua, del 40% al 14%. Entre los galeristas consultados la sensaci¨®n es de comp¨¢s de espera ante una econom¨ªa que se ha frenado y con casos de corrupci¨®n que han llevado el malestar a las calles. ¡°Es un a?o complicado, psicol¨®gico. Se est¨¢ en un lento proceso de apertura hacia coleccionistas de fuera¡±, dice con la experiencia que da haber participado en todas las ediciones Mart¨ªn Castillo, de la galer¨ªa Sur, en Punta del Este. Otras voces hablan de ¡°ambiente revuelto¡±. ¡°A¨²n no sabemos c¨®mo va a afectar esto a nuestro mercado, porque es un sector en el que influye mucho el estado de ¨¢nimo, el esp¨ªritu¡±, explica Feitosa, quien asegura que ¡°el crecimiento tampoco fue tan grande antes. La prensa internacional quiz¨¢s se encarg¨® de imaginar que era mayor; y ahora tampoco estamos tan mal¡±.
Entre los brasileros que acuden a comprar predominan ¡°las profesiones liberales: abogados, m¨¦dicos, arquitectos¡¡±, cuenta Feitosa, adem¨¢s de banqueros y empresarios. ¡°Lo sorprendente es que son compradores muy j¨®venes. El 68% de los visitantes de la feria tiene entre 25 y 43 a?os. Antes estaban por encima de los 50. Hay galeristas que me comentan que su p¨²blico ha rejuvenecido 20 a?os¡±.
Quiz¨¢s por ello tiene su hueco una galer¨ªa como Choque Cultural, de S?o Paulo, que muestra los grafitis de Daniel Melim. Su director, Baixo Ribeiro, apunta que el mercado brasile?o crece con lentitud y que la situaci¨®n del pa¨ªs se va a notar. Su apuesta es por ¡°los nuevos lenguajes creativos y su presencia en los espacios p¨²blicos¡±.
En este paseo por la feria el d¨ªa antes de la apertura al p¨²blico, con presencia de coleccionistas, comisarios, invitados VIP y prensa, llama la atenci¨®n la cantidad de mujeres: en grupos siguiendo a una gu¨ªa, con sus maridos o hijas; un desfile de chaneles que se saludan, curiosean y graban en v¨ªdeo performances como la de la artista local Cris Bierrenbach. Embutida ella y un ayudante en trajes de velcro que solo dejan ver sus ojos, representan el acto sexual sobre un div¨¢n del mismo material. La dificultad para moverse y la facilidad para quedarse pegados les hace jadear, de agotamiento.
Y de una artista irreconocible a la omnipresente Marina Abramovic, con obra en varias galer¨ªas: fotograf¨ªas y v¨ªdeos de sus performances. Una de las m¨¢s conocidas, Desnudo con esqueleto, una grabaci¨®n de cinco minutos de la artista tumbada sin ropa y con un esqueleto encima, se acompa?a para la ocasi¨®n de una versi¨®n real. Solo que en vez de Abramovic, fue un joven el encargado de quedarse en cueros.
La ¨²ltima planta del pabell¨®n se ha destinado a una nueva secci¨®n. Open Plan muestra instalaciones de 19 artistas, como el brasile?o Jos¨¦ Damasceno, con su Cirandar todos, en la que hay 150 hombrecillos de madera en c¨ªrculo y cogidos de las manos. Es una representaci¨®n ir¨®nica de los modelos condenados a posar inm¨®viles durante horas para los artistas y que se rebelan para tener un ratillo de diversi¨®n.
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