G¨¹nter Grass: ¡°El dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear¡±
Transcripci¨®n de la entrevista in¨¦dita que EL PA?S le hizo al autor de 'El tambor de hojalata' en su casa de L¨¹beck el 21 de marzo
G¨¹nter Grass, testigo inc¨®modo del siglo XX, el autor de El tambor de hojalata, ha muerto en un hospital de L¨¹beck, donde resid¨ªa. Naci¨® en Danzig, que ahora es Polonia, hace 87 a?os; obtuvo el premio Nobel de Literatura y el Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras en 1999, por el conjunto de una obra en la que ofreci¨® su inc¨®moda memoria de un siglo de guerras en una de las cuales, la segunda guerra mundial, particip¨® como soldado de las SS. Este episodio, desatado cuando public¨® sus memorias (Pelando la cebolla, 2007), ensombreci¨® su vida de entonces; a pesar de que en obras suyas anteriores hab¨ªa contado esa pertenencia a las fuerzas armadas de Hitler cuando era un joven de diecis¨¦is, fue esta ¨²ltima revelaci¨®n la que agitaron en Alemania y en el mundo. Se despert¨® de ese estado de zozobra y sigui¨® escribiendo y pintando. Ahora estaba a punto de publicar un libro de poemas, dibujos y narraciones.
Lo vimos por ¨²ltima vez en su casa de L¨¹beck, junto a su esposa, Ute, el 21 de marzo ¨²ltimo, una tarde en la que ¨¦l se mostraba alegre y dicharachero; no quer¨ªa hablar de pol¨ªtica, pero en seguida se puso a hablar de pol¨ªtica, bajo los cuadros negros de Goya que ordenaban su cabeza cuando se pon¨ªa a cumplir con su vieja vocaci¨®n de artista de todos los g¨¦neros que se cumplen en soledad. Grass ya necesitaba ayudarse de un respirador, pero fumaba en pipa, como en sus autorretratos; se mostraba jovial y alegre, preocupado por el estado del mundo, por la vuelta de la maldad a situaciones que recordaban lo peor de la Edad Media, y convencido de que s¨®lo la uni¨®n de Europa, el conocimiento comprometido de la realidad de otros iba a levantar el ¨¢nimo de una humanidad cuyo siglo XX, que ¨¦l retrat¨® con melancol¨ªa en Mi siglo (1999), hab¨ªa sido alimento cruel o gozoso de su alma que a veces era, tambi¨¦n, la de un ni?o que vivi¨® pendiente de su madre y que, al final de su vida, contaba ese desprendimiento con ternura y sentimiento de soledad. En la conversaci¨®n que tuvimos hace menos de un mes, y que aqu¨ª se publica ¨ªntegra, nos ayud¨® Grita L?bsack, int¨¦rprete y amiga suya, esposa de Miguel S¨¢enz, el acad¨¦mico y traductor de la mayor parte de sus obras.
Cuando acab¨® la conversaci¨®n, Grass nos devolvi¨® con ¨¦l a su casa solitaria, donde su mujer, Ute, que en los ¨²ltimos meses estuvo m¨¢s delicada de salud que ¨¦l, nos hab¨ªa preparado algunos dulces cuya receta les hab¨ªa dejado el primer marido de Ute Grass, que acababa de estar con ellos. A ¨¦l le hizo mucha ilusi¨®n que nosotros le llev¨¢ramos jam¨®n serrano, cuyas piezas grandes a ¨¦l le recordaban las mandolinas italianas (de hecho, cuando estaban enteros, ¨¦l simulaba tocarlos como si fueran instrumentos musicales), y rio como si fuera a vivir siempre. Hizo planes hipot¨¦ticos, como por ejemplo volver al C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, a exponer sus cuadros, pero una pulmon¨ªa que lo llev¨® al hospital acab¨® con una vida plet¨®rica de hechos y de libros, y tambi¨¦n llena de la incertidumbre general que hizo tan triste el siglo XX. Antes de que esta conversaci¨®n que se transcribe a continuaci¨®n tuviera efecto, cerca de los cuadros negros de Goya, el escritor m¨¢s pol¨ªtico del siglo XX alem¨¢n nos dijo: ¡°Pero, ?vamos a seguir hablando de pol¨ªtica?¡± ?l mismo hab¨ªa iniciado una conversaci¨®n sobre la actualidad pol¨ªtica cuando a¨²n est¨¢bamos en el saloncito de su casa; pero le hicimos caso: ¡°No, si nosotros hab¨ªamos venido a hablar de poes¨ªa¡±. Y no pasaron dos minutos hasta que Grass regres¨®, c¨®mo no, al territorio en el que desarroll¨® su vida: la mezcla abrumadora de la pol¨ªtica y la poes¨ªa.
PREGUNTA. Como ser humano, ?qu¨¦ le da la escritura diaria de poes¨ªa?
RESPUESTA. Mi primer libro sali¨® en los a?os cincuenta y fue un libro de poes¨ªa con dibujos. Solo m¨¢s tarde empec¨¦ a escribir la novela El tambor de hojalata. En aquella ¨¦poca estaba en Berl¨ªn estudiando escultura. Escrib¨ªa una novela y cuando la acababa ten¨ªa que cambiar de medio. En ese momento era la poes¨ªa, porque me daba cuenta de que al identificarme con tantas figuras de las novelas me alejaba de m¨ª mismo. Y quer¨ªa volver a m¨ª mismo, y medirme tambi¨¦n conmigo mismo en cierto sentido.
P. Y dibujaba.
R. Cuando dibujaba mucho tiempo ten¨ªa que volver a las palabras, a la poes¨ªa. Intentaba volver a reencontrarme, y a encontrar tambi¨¦n el lugar en el que estaba porque toda mi actividad anterior me alejaba de m¨ª mismo.
P. ?Qu¨¦ encuentra cuando vuelve a s¨ª mismo?
R. En los a?os 50 y 60 tuve que llevar gafas y escrib¨ª un poema en el que alud¨ªa al asunto¡ En ese poema digo que todo es m¨¢s preciso pero est¨¢ en oblicuo, que las impurezas se ven con m¨¢s exactitud. Y a lo largo de los a?os tambi¨¦n me doy cuenta del proceso de envejecimiento, de que hay cierta fatiga de los materiales del cuerpo y de que hay que acudir a un taller de reparaci¨®n. Tambi¨¦n adquiero la conciencia de que todo es finito.
P. ?Siempre tuvo esa impresi¨®n, tambi¨¦n en su juventud?
R. Para m¨ª estuvo clar¨ªsimo muy pronto, porque filos¨®ficamente no estaba bajo la influencia de Heidegger sino de Camus. Es decir, que vivimos ahora y tenemos la posibilidad de hacer algo ahora con nuestra vida. Es El mito de S¨ªsifo, que conoc¨ª despu¨¦s de la guerra. Con el transcurso de los a?os me di cuenta de que tenemos la posibilidad de la autodestrucci¨®n, algo que antes no exist¨ªa: se dec¨ªa que la Naturaleza era la que la produc¨ªa las hambrunas, las sequ¨ªas, algo cuya responsabilidad estaba en otra parte. Por primera vez somos responsables, tenemos la posibilidad y la capacidad de autodestruirnos y no se hace nada para eliminar del mundo ese peligro. Al lado de la miseria social que hay por todas partes ahora tenemos el problema del cambio clim¨¢tico, cuyas consecuencias ni siquiera tenemos en cuenta. Hay una reuni¨®n tras otra y la problem¨¢tica sigue igual: no se hace nada.
P. Y los problemas aumentan.
R. Debemos a?adir a eso el problema de la superpoblaci¨®n. Todo junto me hace darme cuenta de que las cosas son finitas, de que no tenemos un tiempo indefinido. Si tenemos en cuenta el tiempo de existencia de nuestro planeta, s¨®lo nos queda reconocer que somos unos invitados que pasamos un tiempo corto y muy determinado en este mundo y que lo ¨²nico que dejamos atr¨¢s es la basura at¨®mica. Si alg¨²n d¨ªa alguien quiere saber qu¨¦ es lo que hemos hecho lo que nos caracterizar¨¢ ser¨¢ la basura at¨®mica... En los a?os 70 y 80 escrib¨ª dos novelas ¨¦picas, El rodaballo y La ratesa; la capacidad del hombre para autodestruirse de la que hablo est¨¢ reflejada en esas novelas.
P. No hay un solo libro de prosa entre los suyos que no vaya hacia el centro de su propia vida, desde El tambor de hojalata hasta Pelando la cebolla o A paso de cangrejo¡ La ficci¨®n le sirve para contar su realidad por dentro¡
R. S¨ª, y por eso quiero decir que este nuevo libro que va a salir en oto?o es de textos breves en los que quiero mostrar la relaci¨®n intensa entre la prosa y la l¨ªrica. Los germanistas normalmente separan entre g¨¦neros. Yo los quiero ver juntos porque creo que tienen relaci¨®n: los l¨ªmites entre la prosa y la l¨ªrica para m¨ª no est¨¢n definidos, est¨¢n diluidos.
P. ?Esa combinaci¨®n le permite decir mejor lo que le pasa?
R. De mi madre he heredado dos talentos: para m¨ª nunca fue un problema seguir una cosa y abandonar la otra. Entend¨ª que tengo dos talentos, y que con mucho trabajo tengo que desarrollarlos e intentar expresarme a m¨ª mismo partiendo de los dos. Elegir entre una cosa u otra no ha sido una alternativa sino un enriquecimiento. Por ejemplo, si escrib¨ªa durante mucho tiempo ten¨ªa la sensaci¨®n de que la escultura me hac¨ªa mucho bien porque sent¨ªa que expresaba algo de todos los lados a la vez, algo que estaba dentro del espacio. Muchos poemas empiezan con un dibujo; cuando tengo la idea de una met¨¢fora la plasmo sobre el papel y luego intento pasarla a dibujo para ver si se sostiene o no. En Hallazgos para no lectores pintaba unas acuarelas y cuando a¨²n no estaban secas ya empezaba a escribir poes¨ªas de cuatro o cinco l¨ªneas. Este es un buen ejemplo de c¨®mo las disciplinas (la pintura, la escritura) se mezclan y se enriquecen mutuamente.
P. Humanamente, ?qu¨¦ significa el trabajo para usted?
R. Usted ha le¨ªdo mis libros y sabe, como cuento en Pelando la cebolla, que a los 16 a?os pude sobrevivir por mera casualidad; en el plazo de tres o cuatro semanas, en la guerra, tuve cinco o seis posibilidades de sucumbir como much¨ªsimos de mi edad. Estoy consciente de ello hasta hoy. El hecho de que trabaje lo m¨¢ximo posible me sirve para probarme a m¨ª mismo que he sobrevivido, que existo y que sigo viviendo, que estoy vivo.
P. Antes nombr¨® a Camus. La obra de Camus es una explicaci¨®n o expiaci¨®n del dolor, una busca de la supervivencia a trav¨¦s de la literatura. ?A Camus lo aprecia por esa misma actitud?
R. El ensayo sobre el mito de S¨ªsifo describe el trabajo, lo horrible que es subir la piedra sabiendo que no sirve para nada porque la piedra va a volver a caer; sin embargo, S¨ªsifo no tiene otra posibilidad m¨¢s que subirla porque si no se quedar¨ªa sin funci¨®n. Camus termina este ensayo diciendo que se puede considerar que S¨ªsifo era un hombre feliz¡ Esto para m¨ª era muy importante, una nueva interpretaci¨®n del mito realmente muy excitante: toda la causa en el fondo es el dolor. Cada persona tiene su propia situaci¨®n y yo me di cuenta de que no s¨®lo pod¨ªa expresarme art¨ªsticamente sino que ten¨ªa que tratar unos determinados temas, el de mi juventud, el de la capitulaci¨®n absoluta de Alemania, con la destrucci¨®n total de todas las casas pero tambi¨¦n con el desmoronamiento de las personas¡
P. Una historia de dolor¡
R. Durante toda mi vida, y hasta hoy, esto sigue igual. Y lo incre¨ªble es que Alemania es una historia sin terminar, porque el Holocausto y el genocidio, estos horribles cr¨ªmenes, constituyen una historia que no acaba nunca. Ahora lo vemos en Grecia: nos enfrentamos otra vez con el problema de los horrores causados por los soldados alemanes durante la ocupaci¨®n¡ Esa historia nos sigue y nos sigue¡ As¨ª que vuelvo otra vez al tema del dolor de Camus: el dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear.
P. Camus tiene esta frase: ¡°El sol que rein¨® sobre mi infancia me priv¨® de todo resentimiento¡¡± ?Su infancia tambi¨¦n ha sido capital para desarrollar su posterior obra literaria?
R. En Pelando la cebolla hay un obituario sobre mi madre. Muri¨® de c¨¢ncer a los 57 a?os. Volv¨ª a ver a mis padres y a mi hermana dos a?os despu¨¦s de terminar la guerra. A mi madre la hab¨ªan expulsado de Danzig; cuando la vi era una mujer rota y vieja¡ Cuando ni?o le contaba muchas historias que sal¨ªan de mi imaginaci¨®n, y la imaginaci¨®n de los ni?os es muy f¨¦rtil. Ella dec¨ªa: ¡°Mentiras de ni?os¡±. Pero en el fondo le gustaban las mentiras. Siempre le dec¨ªa que cuando fuera mayor y tuviera dinero la iba a llevar a pa¨ªses maravillosos y todas esas cosas¡, pero como muri¨® tan pronto nunca pude demostrarle que quer¨ªa hacerlo de verdad. Nunca pude hacer nada por ella¡ Ella sufri¨® cuando le dije que quer¨ªa ser artista; mi padre estaba completamente en contra y ella siempre me apoyaba, pero s¨ª sufri¨® por ello. Yo todav¨ªa sufro porque no pude demostrarle nada de lo que le promet¨ª. Tengo un marcado complejo materno: nunca he ido al psiquiatra y es la fuente de toda mi creatividad.
P. Dijo antes que en Pelando la cebolla narra la historia de un joven (usted) que pudo haber muerto o desaparecido. No ocurri¨®, est¨¢ usted aqu¨ª. De alg¨²n modo, ?aquella guerra no lo hiri¨® para siempre, a usted y a su generaci¨®n?
R. Seguramente s¨ª, hemos sido marcados por la II Guerra Mundial. Y lo m¨¢s terrible son los efectos a largo plazo, que siguen y siguen. Por lo mismo mi generaci¨®n est¨¢ m¨¢s atenta a los problemas del presente mientras que alrededor parece ahora que nos estemos metiendo en una III Guerra Mundial sin que podamos decir cu¨¢ndo empez¨®. La II Guerra Mundial comenz¨® con la entrada de Alemania en Polonia, pero en el fondo ya hab¨ªa empezado antes con la Guerra Civil Espa?ola. Para Alemania, Italia, la URSS y dem¨¢s la Guerra Civil espa?ola fue una ocasi¨®n para probar el armamento en un caso concreto. Al terminar, en el 39, empez¨® la II Guerra Mundial. En el 36 Jap¨®n empez¨® a meterse en Manchuria, y de all¨ª a China, con aquella horrible matanza; o sea que tambi¨¦n hab¨ªa otro foco de guerra en Asia¡ Ahora tenemos por un lado a Ucrania, cuya situaci¨®n no mejora nada; en Israel y en Palestina es cada vez peor; el desastre que los americanos nos dejaron en Irak, las atrocidades del Ej¨¦rcito isl¨¢mico y el problema de Siria, donde la gente se sigue matando pero casi ha desaparecido de los informativos¡ Hay guerra por todas partes; corremos el peligro de volver a cometer los mismos errores que antes; as¨ª que sin darnos cuenta nos podemos meter en una guerra mundial como si anduvi¨¦ramos son¨¢mbulos¡
P. Escribi¨® Mi siglo, sobre el siglo XX y las maldades del mismo. Este siglo XXI ha prolongado la maldad y el lugar com¨²n es el fanatismo. ?Es esa la maldad humana del siglo XXI?
R. Lo pongo en duda. Nunca digo que esto es bueno y aquello es malo, ser¨ªa simplificar demasiado las cosas. Bush fue un problema¡ Bush hablaba de la maldad y eso no ayudaba a encontrar una soluci¨®n: llevaba al manique¨ªsmo, al blanco y el negro¡ Lo que hay que hacer es recordar los principios de esta historia. Por ejemplo, ?qu¨¦ pas¨® despu¨¦s de la I Guerra Mundial? Cae el Imperio Otomano, se reparten los Balcanes y el petr¨®leo se convierte en un elemento muy importante. Irak no exist¨ªa antes, fue una invenci¨®n de los poderes coloniales victoriosos de esa guerra mundial¡ Palestina era un protectorado ingl¨¦s, del mismo modo que Siria lo era franc¨¦s¡ Y el Holocausto gener¨® el problema de Palestina. En el fondo todo eran anexiones de tierra y hasta hoy la causa del problema ha sido la actitud de los victoriosos de la I Guerra Mundial.
P. ?Tenemos esperanza de que el hombre sea mejor en el siglo XXI? ?Regresa al pasado y usted al predecir la III Guerra Mundial ve el futuro lo ve con pesimismo?
R. No es pesimismo. Me baso en la experiencia y en los fallos que hemos cometido, algo que se puede comprobar hist¨®ricamente, as¨ª que tengo dudas de que el hombre vaya a mejorar. Otra cosa es si el hombre es capaz de aprender de los errores del pasado. Por ejemplo, miremos el conflicto con Rusia. Desde el desmoronamiento de la URSS, que ha sido un desastre, llegaron Yeltsin y Putin; ?y luego vinieron Putin y Putin! Lo que intenta Putin es volver a reconstruir ese pa¨ªs que es Rusia¡ Putin ve en el 88 y 90, cuando todo se desmorona, que, a pesar de todas las promesas occidentales, la OTAN se acerca cada vez m¨¢s. Y hay traumas rusos, desde Napole¨®n, desde la II Guerra Mundial, con 27 millones de muertos cuando llegaron los alemanes¡, y ahora les vuelve el miedo a estar circundados por el enemigo. No digo que se justifique lo que han hecho en Crimea, es injustificable, pero hay que entenderlo y es lo que hemos de hacer, entender a Rusia.
P. Y no la entendemos.
R. Hemos perdido la capacidad de entender los errores que hemos cometido nosotros despu¨¦s de 1989. Despu¨¦s del desmoronamiento de la URSS se disolvi¨® el Pacto de Varsovia, pero la OTAN ha seguido tan pancha. No ha habido serias tentativas de crear una nueva alianza de seguridad incluyendo a Rusia, y eso son fallos tremendos. Se promete a Ucrania que formar¨¢ parte de la Uni¨®n Europea y luego de la OTAN, y es l¨®gico que un pa¨ªs como Rusia reaccione nervioso. Todas esas reacciones de Putin tienen sus causas, y a pesar de que en Europa estamos acostumbrados a colaborar en lo econ¨®mico y financiero no hemos conseguido crear una pol¨ªtica exterior com¨²n; todav¨ªa dependemos demasiado de los deseos de los americanos y Estados Unidos est¨¢ muy lejos de nosotros y de lo que tendremos que hacer. Si los republicanos llegan al poder tendremos un nuevo rearme y de repente habr¨¢ una potencia militar enfrente de Rusia.
P. Ha creado muchas met¨¢foras. La que m¨¢s ha calado es la ?scar Matzenrath. Dar¨ªa la impresi¨®n de que ese personaje que no quer¨ªa crecer ni mezclarse con el mundo adulto hoy tampoco querr¨ªa crecer¡
R. La diferencia entre el siglo XX y el XXI es que el XX estaba caracterizado por las ideolog¨ªas, y no s¨®lo por el fascismo italiano, el nacionalsocialismo alem¨¢n o el comunismo, sino tambi¨¦n por el american way of life y por el capitalismo dominante. Lo ¨²nico que ha quedado de todas estas ideolog¨ªas es el capitalismo y el capitalismo es capaz de cambiar. Pero el capitalismo est¨¢ autodestruy¨¦ndose; todas esas cantidades irracionales de dinero que pasan por el mundo entero ya no tienen nada que ver con la econom¨ªa real. Esta irracionalidad no estaba tan marcada en el siglo XX¡ ?scar ser¨ªa hoy una persona distinta, tendr¨ªa que luchar contra resistencias distintas, y asimismo se mover¨ªa en ambientes completamente diferentes. En el siglo XX proven¨ªa de un ambiente proletario y peque?oburgu¨¦s y ten¨ªa que reaccionar. Ahora ser¨ªa un computer freak, un hacker o algo as¨ª, y tendr¨ªa que vencer otras resistencias.
P. ?Usted fue ?scar Matzenrath?
R. ?No he conseguido parar mi crecimiento!
P. ?Le habr¨ªa gustado?
R. No, en el fondo no¡ No soy id¨¦ntico a ?scar, lo que ocurre es que la figura de Matzenrath tiene su ra¨ªz en la picaresca, representa una especie de espejo que tiene una lupa capaz de provocar un incendio, capaz por otra parte de expresar el infantilismo del siglo XX, del que no quer¨ªa participar ni defenderme.
P. Trabaja bajo figuras de Goya. ?Qu¨¦ le da Goya?
R. Trabajo, en efecto, bajo una serie de grabados de Goya. Cada vez que celebro un cumplea?os importante, de los que contienen 0 o 5, mi mujer me regala alguno que todav¨ªa se vende en el mercado¡ Para m¨ª es como la medida del artista, el criterio de verdad. ?Es de una imaginaci¨®n impresionante, c¨®mo ilustra la demencia de este mundo! Tengo varios grabados de Los caprichos en los que nos muestra que est¨¢ contra la Inquisici¨®n, con la demencia de la Iglesia cat¨®lica por un lado y con la vida tal como es por otro¡ Goya es el gran ejemplo para m¨ª, lo que me da la medida de si algo es bueno o es malo.
Babelia
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