El ¡®rosebud¡¯ de Garc¨ªa M¨¢rquez
El documental 'Gabo' incide en la influencia de la vida del Nobel colombiano en toda su obra literaria
?C¨®mo pudo un cr¨ªo de un pueblo del Caribe colombiano, Aracataca, hijo de un telegrafista que acab¨® como farmac¨¦utico, escribir las novelas que cambiaron la historia de la literatura del siglo XX? A punto de cumplirse -el pr¨®ximo viernes 17 de abril- el primer aniversario de la muerte del nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, el documental Gabo, la magia de lo real, ahonda en la vida del impulsor del realismo m¨¢gico para encontrar las claves de su escritura. Y como en pocos artistas, las vivencias de Garc¨ªa M¨¢rquez, en especial su infancia, marcaron toda su obra, as¨ª que Gabo busca ese rosebud -parafraseando a Ciudadano Kane- que explique el universo de Macondo. El filme se emite hoy a las 23.35 en Canal + 1, tras su estreno internacional en el festival de Cartagena de Indias el pasado 13 de marzo, y se proyectar¨¢ en los madrile?os Teatros del Canal el 20 de abril.
Trailer 'Gabo, la magia de lo real' from jwp on Vimeo.
El brit¨¢nico Justin Webster, su director, realizador tambi¨¦n del sobrecogedor Ser¨¦ asesinado, asegura que rehuy¨® el academicismo: "Est¨¢ pensado para un p¨²blico internacional, gente que no sabe mucho sobre ¨¦l. Intent¨¦ que hubiera un hilo narrativo, el asombro de otro escritor colombiano, Juan Gabriel V¨¢squez, sobre la obra de alguien que nace en un entorno tan distinto al art¨ªstico. A m¨ª me interesa mucho el proceso creativo y busqu¨¦ de d¨®nde ven¨ªa este empe?o, esta sensibilidad". El colombiano, que ilustr¨® su discurso del Nobel con una sobrecogedora sentencia -"Una nueva y arrasadora utop¨ªa de la vida [...] donde las estirpes condenadas a cien a?os de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra", que se refer¨ªa tanto a su novela como a su ideolog¨ªa, nacida de su pasi¨®n por William Faulkner-, vivi¨® los primeros ocho a?os de su vida con sus abuelos, un coronel y una mujer muy supersticiosa, mientras sus padres se ganaban la vida en Barranquilla y segu¨ªan teniendo hijos. En el filme, dos de los hermanos del autor, Jaime y A¨ªda, recuerdan a su madre como una gran lectora amante de la "palabra precisa". Pero son las charlas del autor con su abuelo -la influencia directa de El coronel no tiene qui¨¦n le escriba- las que cimentan todo su devenir posterior. "Por un lado es un momento maravilloso; por otro, es una experiencia terrible", cuenta Webster, "porque es abandonado por sus padres en una ciudad repleta de violencia y muerte. Es una construcci¨®n especial que deviene en una sensibilidad especial".
El proyecto nace de la productora Kate Horne, y Webster -gran fan de Garc¨ªa M¨¢rquez- se sum¨® posteriormente al proyecto, meses antes del fallecimiento del autor. "Cuando muri¨®, el proyecto corri¨® peligro. Lo milagroso del proyecto es que lo hemos acabado en menos de un a?o". Y aunque el realizador no lo diga, tambi¨¦n sorprende la cantidad de material que maneja y muestra, adem¨¢s de voces de todo tipo: exnovias, hermanos, amigos, disc¨ªpulos, periodistas y hasta dos expresidentes, C¨¦sar Gaviria (Colombia) y Bill Clinton (Estados Unidos). "S¨ª hay muy pocas entrevistas de Garc¨ªa M¨¢rquez en c¨¢mara, porque era un gran t¨ªmido. Y las que existen no son realmente buenas, ya que le costaba relajarse. El Gabo real solo sale en las charlas con sus amigos. As¨ª que pesqu¨¦ en esas declaraciones televisivas algunos momentos que reflejen su personaje y su vida".
Pol¨ªtica y letras
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez fue tambi¨¦n un literato muy volcado en la pol¨ªtica, amigo de Fidel Castro. Bill Clinton -que aparece feliz de hablar sobre ¨¦l, y dice "En mil maneras hizo la cr¨®nica de la futilidad de negar la trascendencia del esp¨ªritu humano en todas sus esferas"- cuenta ante las c¨¢maras como el colombiano medi¨® entre Estados Unidos y Cuba, y que estuvieron a punto de acabar el bloqueo.
Como amigo de Castro, el escritor dice en una entrevista que "lo fundamental de Cuba es su resistencia en su soberan¨ªa". Y algunos de los testimonios confirman su mediaci¨®n a la hora de liberar presos pol¨ªticos del r¨¦gimen castrista, una dictadura con la que tuvo sus m¨¢s y sus menos ideol¨®gicos.En realidad, Carmen Balcells, su agente literaria, cuenta: "Era un genio, y con alguien as¨ª puedes montar un partido pol¨ªtico, fundar una religi¨®n o liderar una revoluci¨®n". Por suerte para todos los lectores, Balcells opt¨® por lo tercero, pero en "el terreno editorial".
Sobre Colombia, el escritor siempre fue m¨¢s cauto, aunque no dejaba de declarar el dolor que le provocaba su pa¨ªs. Nunca volvi¨® a residir all¨ª (falleci¨® en su casa mexicana), y los duros a?os de la guerrilla y el narcotr¨¢fico -que incluye la muerte de uno de sus grandes amigos, Guillermo Cano, director de El espectador- marcaron el no retorno a Colombia de alguien que escrib¨ªa sus libros tras haberlos meditado al menos durante las dos d¨¦cadas previas.
Por la pantalla el espectador va descubriendo c¨®mo logra publicar en El espectador sus primeros cuentos a los 13 a?os, c¨®mo conoce a su esposa Mercedes cuando ella tiene 9 a?os y ¨¦l 14, su pasi¨®n por el periodismo, su primera visita a Europa y su vida en Par¨ªs en 1955, donde ve por primera vez nevar (y se le escapa un "Mierda", posterior final cl¨¢sico de uno de sus cl¨¢sicos), y c¨®mo, ya casado, con hijos, asentado en M¨¦xico y con ¨¦xito como publicista y guionista, le confiesa a Mercedes que no puede m¨¢s en un viaje a Acapulco. ?l quiere escribir. Ah¨ª nace Cien a?os de soledad (1967), un ¨¦xito instant¨¢neo, best seller desde su primera semana en las librer¨ªas. De repente se convierte en el escritor m¨¢s famoso del mundo. "Sin embargo, a pesar de su conexi¨®n con el p¨²blico, su historia no es tan conocida".
Casi todas sus novela se pueden rastrear en acontecimientos que vivi¨® y que le contaron durante su infancia y adolescencia. As¨ª que la vida le dio un mal requiebro en sus ¨²ltimos a?os borr¨¢ndole la memoria, ¨¦l, tan obsesionado por ella. "Qued¨® su ternura", se oye en Gabo. "Para todos la muerte tiene un gran peso, obviamente, pero para Garc¨ªa M¨¢rquez estaba mucho m¨¢s presente desde su infancia. Eso lo hizo m¨¢s vivo", dice Webster. En una entrevista, el Nobel habla de la injusticia de la muerte, a la que solo se puede evitar de una manera: "Escribiendo mucho".
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