El inspector Chicote ataca de nuevo
El capit¨¢n Trueno de los fogones no puede permitirse sentimentalismo, sino acci¨®n. As¨ª lo deja claro en la nueva temporada de 'Pesadilla'
¡°Yo s¨ª que sufro una pesadilla¡±, ha dicho Alberto Chicote sobre sus esfuerzos por rescatar restaurantes al borde del abismo. Para un cocinero profesional y decente ver las cosas que ve es, efectivamente, para llorar. Pero el capit¨¢n Trueno de los fogones, el azote de las guarricocinas, no puede permitirse sentimentalismo, sino acci¨®n. As¨ª lo deja claro en la nueva temporada de Pesadilla en la cocina, el programa de telerrealidad culinaria de laSexta, que logr¨® atraer en la noche del mi¨¦rcoles a dos millones de espectadores con una raci¨®n doble centrada en locales de Murcia y Madrid donde Chicote ha dejado la (necesaria) marca de su l¨¢tigo.
Lejos de los mundos de Yupi y del espect¨¢culo donde quienes sue?an con una estrella para su ut¨®pico restaurante no distinguen una lubina de un mero, Pesadilla en la cocina muestra en im¨¢genes certeras la realidad pura y dura. El escaparate y la trastienda del negocio. El caos en la sala y en los fogones. Refleja en esta nueva entrega, como en las anteriores, que el panorama de la restauraci¨®n necesita en muchos casos una inspecci¨®n casi policial y buenas dosis de psicolog¨ªa, adem¨¢s de conocimientos m¨ªnimos.
Seg¨²n el recorrido pesadillesco de Chicote, gente que no tiene ni idea se atreve a montar un restaurante. En su misi¨®n, el chef no ahorra tacos ni actitud implacable ¡ª?pero por qu¨¦ no mira a c¨¢mara en vez de al tendido?¡ª. Y menos mal que muestra espacios donde la cocina no est¨¢ a la vista de la clientela, pero esta s¨ª oye los gritos del personal hist¨¦rico y ve las caras de p¨¢nfilos de camareros que no conocen el men¨² y de due?os pusil¨¢nimes o vagos.
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