Harbour narra el combate de una mujer inerme ante la crisis
La periodista publica su tercera novela, ¡®Los ciervos llegan sin avisar¡¯
Un verano cualquiera, ella iba conduciendo su coche cuando un cuerpo tirado en el asfalto la sorprendi¨®. Un camionero hab¨ªa chocado y ahora estaba convaleciente. Y ella, sola, sin m¨®vil. Sin ayuda. Ese es el detonante de la novela Los ciervos llegan sin avisar (RBA Libros), pero tambi¨¦n es una historia real que vivi¨® en persona su autora, la periodista Berna Gonz¨¢lez Harbour (Santander, 1965).
¡°Siempre me qued¨¦ con el interrogante de si alguien le esperaba, y de si esa persona querr¨ªa saber que yo le habl¨¦, que le atend¨ª. Tampoco supe si muri¨®¡±, cuenta la autora, quien resolvi¨® esa inc¨®gnita a trav¨¦s de Carmen, su nueva protagonista, una mujer moderna que sufre por mantener a su hijo ¡ªy su vida social¡ª tras quedarse en paro.
Es un cambio considerable frente a Verano en Rojo (2012) y Margen de error (2014), sus dos primeras novelas, protagonizadas por la comisaria Mar¨ªa Ruiz y centradas en investigaciones polic¨ªacas. ¡°Quer¨ªa contar la historia de una persona desvestida de las herramientas y del poder de la polic¨ªa. Alguien, como cualquiera de nosotros, inerme ante la crisis, ante las incertidumbres. Esta es m¨¢s como novela gris¡±, dice entre risas la escritora.
Y aunque es cierto que esta historia de supervivencia femenina se acerca m¨¢s a otro tipo de narrativa, todav¨ªa guarda mucha de esa cr¨ªtica social que ya llenaba sus dos primeros textos. El banco con falsos ideales que quiebra y termina por enga?ar a sus trabajadores, el drama de toda la plantilla que de repente se ve desprovista de su sueldo fijo y los estragos que ello causa en las relaciones de amistad de antiguos compa?eros de trabajo hacen de este un relato casi demasiado real para ser ficci¨®n.
¡°Yo no sabr¨ªa hacer ciencia-ficci¨®n, ni novela hist¨®rica. La realidad es mi materia prima¡±, asegura la responsable de Babelia, el suplemento cultural de EL PA?S. ¡°Me ayuda a empatizar con los lectores; creo que eso es lo que debe hacer un novelista¡±. Otra cosa que no cambia es el protagonismo femenino. Gonz¨¢lez Harbour admite que no se le hace dif¨ªcil escribir desde el punto de vista de los hombres, pero que prefiere seguir pagando lo que considera una ¡°deuda pendiente con las mujeres en la literatura moderna¡±: ¡°Hay una mujer de generaciones nuevas que lo ha dado todo, que lo est¨¢ dando todo y que requiere todav¨ªa mucho m¨¢s sitio como protagonista¡±, opina.
Ella siempre quiso escribir, pero no fue hasta sus 45 a?os cuando empezaron a brotar historias. Corr¨ªa 2011 y la crisis estaba en pleno apogeo. ¡°Viv¨ªamos en un mundo de confort en el que parec¨ªa que no hab¨ªa nada cuestionable. Es posible que ese motor arrancara por la edad, la experiencia y porque lleg¨® el momento de gritar en favor de aquellos sin poder¡±. Y as¨ª lo ha hecho. Primero a favor de las v¨ªctimas de los sacerdotes pederastas, luego en contra de la codicia de las empresas, y ahora para habalr de los estragos de la crisis.
Por eso otro de los protagonistas de su nueva novela es el paro, ¡°que no solo nos quita un sueldo, sino una posici¨®n social, una autoestima, unas relaciones. Un mundo de ca?as, puentes, comidas, cenas y fiestas se derrumba para Carmen. Todo se vuelve incierto porque lo que se ha llevado la crisis es la certeza. Yo quer¨ªa reflejar eso¡±.
Quiz¨¢s esta sea la ¨²nica historia para Carmen, pero dice que el final de la comisaria Ruiz est¨¢ todav¨ªa lejos. Al menos eso espera, pues ya tiene planeados el caso, el trasfondo pol¨ªtico y la evoluci¨®n del personaje para la pr¨®xima entrega, que quiere escribir este verano.
Eso si no se le adelanta otra historia que ya empieza a crecer en su mente, y que asegura que no ser¨¢ de novela negra. ¡°Creo que este es el estado ideal del escritor: cuando tienes esa efervescencia de historias¡±, concluye orgullosa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.