Catorce claveles rojos y uno blanco
¡®La mirada del otro¡® pone en escena los encuentros entre ex miembros de ETA y v¨ªctimas
Se llama Est¨ªbaliz y tiene 33 a?os. Cuando ten¨ªa 19, a su padre, un concejal de un pueblo del Pa¨ªs Vasco, de no importa qu¨¦ partido pol¨ªtico, le mataron de un tiro por la espalda. Era s¨¢bado y estaba en el bar. En el pueblo hab¨ªan aparecido dianas pintadas sobre fotos suyas y pasquines amenazadores en las escaleras de su casa, pero nunca, en la familia, se imaginaron ese final. El s¨¢bado fat¨ªdico en la casa de Est¨ªbaliz se hizo de noche para siempre. Aitor ten¨ªa 23 a?os cuando apunt¨® a la nuca de ese hombre del que no sab¨ªa ni su nombre ni a qu¨¦ se dedicaba. Lo dej¨® solo, muerto en el suelo y huy¨®. Los datos se los hab¨ªan pasado en un cuaderno escrito a mano. En una p¨¢gina ven¨ªan las instrucciones, la hora, el lugar, la log¨ªstica a seguir. Aitor se hab¨ªa levantado ese d¨ªa en la casa de su aitona (abuelo) y hab¨ªa tomado un tren a San Sebasti¨¢n, donde le esperaba su otro compa?ero. Les hicieron entrega de un coche y, con el cuaderno a buen recaudo, se fueron al pueblo a la b¨²squeda del desconocido. Su objetivo, acabar con la vida de ese hombre.
Han pasado catorce a?os y Est¨ªbaliz y Aitor se encuentran en una c¨¢rcel del norte. ¡°?C¨®mo elegisteis qui¨¦n disparaba?¡± ¡°A cara o cruz¡±. Les separan un par de mesas cuadradas. Est¨ªbaliz le ha mirado de frente, algo retadora. Aitor no levanta los ojos del suelo. Les ha presentado la abogada que lleva meses organizando este encuentro delicado, secreto y voluntario . ¡°Aitor, esta es Est¨ªbaliz, como sabes v¨ªctima directa tuya. Est¨ªbaliz, este es Aitor, que como tambi¨¦n sabes particip¨® en el atentado donde asesinaron a tu padre¡±.
La obra est¨¢ escrita por Mar¨ªa San Miguel y dirigida por Chani Mart¨ªn
La mirada del otro pone en escena por primera vez en teatro los encuentros reales entre v¨ªctimas y ex miembros de ETA arrepentidos con la preparaci¨®n previa de los mediadores. La obra, escrita por Mar¨ªa San Miguel y Chani Mart¨ªn y dirigida por este ¨²ltimo, se represent¨® tres d¨ªas dentro del festival Surge Madrid, en la sala Cuarta Pared, a la que volver¨¢ a partir del 7 de mayo, despu¨¦s de presentarla ma?ana, un d¨ªa muy especial, en Eibar (Gipuzkoa). En la localidad guipuzcoana est¨¢ prevista la presencia de v¨ªctimas y arrepentidos. Interpretada por por la propia Mar¨ªa San Miguel (Est¨ªbaliz), Ruth Cabezas (papel de mediadora) y Pablo Rodr¨ªguez (Aitor), su estreno en Madrid dej¨® un profundo y aliviador desasosiego entre los espectadores que llenaban la sala.
Una puesta en escena simple, dos mesas y tres banquetas, siguiendo ese consejo-condici¨®n de la producci¨®n de que todo lo que no quepa en un maletero ya no es teatro para esta obra. Al fondo del escenario una pantalla donde la proyecci¨®n de im¨¢genes, ¡ªpaisajes id¨ªlicos vascos en los mon¨®logos del ex etarra, y fotos y recuerdos infantiles cuando la que habla es Est¨ªbaliz¡ª, acompa?an de alguna manera esa seca y casi violenta situaci¨®n con m¨²sica compuesta especialmente por Jorge Arribas. ¡°Si hubi¨¦ramos tenido mayor presupuesto no hubiera elegido otra puesta en escena. El lugar es inh¨®spito, vac¨ªo pero no necesitamos nada m¨¢s para contar esta historia. Lo importante son las palabras, todo lo dem¨¢s sobra¡±, explica Chani Mart¨ªn, el actor (recientemente interpret¨® a Alfredo Rubalcaba en Las guerras correctas) que se estrena como director con La mirada del otro. Ni Mart¨ªn, ni Mar¨ªa San Miguel, autora del texto, son nacidos en el Pa¨ªs Vasco. San Miguel es de Valladolid (29 a?os) y Mart¨ªn de Madrid (41 a?os).
Se presenta ma?ana en Eibar y en mayo en la sala Cuarta Pared
La mirada del otro es el segundo montaje de una trilog¨ªa sobre el conflicto en Euskadi de la compa?¨ªa Proyecto 43-2, nombre de la primera obra inspirado en las coordenadas geogr¨¢ficas del ¨¢rbol de Guernika que se adentraba en una cena familiar en el d¨¦cimo aniversario del asesinato del padre y en el que se cocinaba en directo un marmitako que luego se compart¨ªa con el p¨²blico. En La mirada del otro no caben marmitakos ni otras delicias culinarias. Todo lo que se cocina aqu¨ª es un intento de cerrar heridas o, al menos, aliviarlas a trav¨¦s de la memoria y el acercamiento y encuentro con el enemigo. El trabajo de campo en torno a esta realidad comenz¨® en 2010 con la ayuda, entre otros, de Mercedes Gallizo, entonces en Instituciones Penitenciaras, la abogada y mediadora madrile?a Esther Pascual y Txema Urkijo, asesor de la Direcci¨®n de Atenci¨®n a V¨ªctimas del Terrorismo. ¡°Quiero ayudar a contar esto, puede ser cat¨¢rtico, para m¨ª lo ha sido¡±, explica Mart¨ªn, mientras a su lado, Mar¨ªa San Miguel, no oculta su admiraci¨®n por esta gente tan excepcional y valiente. ¡°Nos ponen en la tesitura de si nosotros hubi¨¦ramos sido capaces de tama?a decisi¨®n, de llegar a perdonar y vivir sin rencor¡±.
En La mirada del otro todo lo que se cuenta es real, recogido de diferentes v¨ªctimas y arrepentidos, un collage de realidades, donde nada ha sido escogido al azar. ¡°Tiemblo tanto que tengo que sentarme¡±", dijo un d¨ªa I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga, profesor de Deusto, hijo de un asesinado en 1980 por los Comandos Aut¨®nomos Anticapistalistas y uno de los primeros en verse cara a cara con un preso de ETA disidente de la banda. ¡°tiemblo tanto que tengo que sentarme¡±, dice tambi¨¦n en el escenario Pablo Rodr¨ªguez. Como esos catorce claveles rojos y uno blanco que deposit¨® un arrepentido sobre la tumba de su v¨ªctima. Los claveles rojos por los catorce a?os que hab¨ªa faltado al aniversario de su muerte. El blanco celebraba el inicio de una nueva vida. A partir de eso d¨ªa todos los claveles fueron blancos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.