El puente de Rialto, 18 meses en el quir¨®fano
Uno de los s¨ªmbolos de Venecia, sometido a un complejo proceso de restauraci¨®n
El puente de Rialto, el m¨¢s antiguo sobre el Gran Canal de Venecia, amaneci¨® hace hace unos d¨ªas encerrado en una jaula de metal: un andamio por donde expertos en restauraci¨®n se mueven para curar los achaques de uno de los s¨ªmbolos inconfundibles de la ciudad. El puente es sometido a una compleja rehabilitaci¨®n, jam¨¢s realizada en sus 424 a?os de existencia, que durar¨¢ 18 meses y conllevar¨¢ al cierre parcial de las escalinatas.
La primera restauradora en tocar el puente ha sido Elisabetta Ghittino. Encaramada al angosto andamio ¡ªa una altura de cuatro metros¡ª, Ghittino cura con paciencia monacal las heridas que la lluvia ha creado en la piedra de Istria del Puente de Rialto. La experta camina a c¨¢mara lenta: coge una jeringuilla que contiene alcohol y lo inyecta en las fisuras, provocadas en la piedra por la infiltraci¨®n del agua de lluvia. "El alcohol sirve para eliminar el polvo, es como desinfectar antes de curar", dice. Luego esparce en los puntos desinfectados un compuesto que remienda las grietas y evita desprendimientos. De lejos, el puente, casi todo en piedra de Istria, parece indestructible, pero desde el andamio se perciben hendiduras a granel, incluso en algunas han crecido hierbas, que ahora Ghettino debe fertilizar para impedir que sus ra¨ªces rompan la piedra. "La piedra de Istria es un material macizo, pero al mismo tiempo delicado, porque cuando el agua o las ra¨ªces penetran, corre el riesgo de romperse", explica.
La intervenci¨®n no se trata de una cura superficial, es un largo proceso iniciado hace un par de a?os. La alerta por el estado de salud del viejo icono de Venecia, construido entre 1588 y 1591, surgi¨® el verano de 2011, cuando se desplomaron dos de las 140 columnillas del barandal. Fue as¨ª como en 2013 el Ayuntamiento de Venecia decidi¨® diagnosticar, sobre y bajo el agua su estado de salud. Hab¨ªa sido restaurado parcialmente a finales del siglo XIX y sometido a rehabilitaci¨®n, pero solo de la parte superior, en 1970.
En esta ocasi¨®n, antes de meter las manos en el viejo puente, un equipo de cinco buzos inspeccion¨® el estado de los muros, as¨ª como la condici¨®n de los 12.000 pilotes de roble sobre los cuales se apoya. Y, por primera vez, la estabilidad del puente fue monitorizada con un ordenador las 24 horas del d¨ªa durante un a?o. Los an¨¢lisis confirmaron que el puente no corre riesgo de desplomarse; pero en 400 a?os de existencia se ha hundido 25 cent¨ªmetros hacia la parte conectada con el Palacio de los Camerlinghi, edificio renacentista sobre el Gran Canal y sede regional del Tribunal de Cuentas. En palabras del director de obras p¨²blicas del Ayuntamiento veneciano, el arquitecto Roberto Benvenuti, "el puente es absolutamente estable, la parte que ha cedido se ha quedado como la suela gastada de un zapato. Uno se acostumbra a caminar as¨ª y no se cae", afirma Benvenuti, sentado en un escritorio por donde han pasado todos los documentos de la rehabilitaci¨®n y desde el que la vista del monumento es privilegiada.
Debajo del puente hay 12.000 palos que lo sostienen
Los antiguos arquitectos venecianos eran h¨¢biles constructores y conscientes de la fragilidad del terreno de una ciudad edificada sobre una laguna. Idearon hundir columnas de madera sobre las que apoyaban las edificaciones. En ellas extend¨ªan una especie de colch¨®n de madera que cubr¨ªan con piedras y sobre esta ¨²ltima capa, edificaban. En el caso del Rialto se utiliz¨® la misma t¨¦cnica: bajo el puente hay 12.000 palos que lo sostienen (6.000 en cada orilla). Seg¨²n Benevenuti, ninguno de los pilotes de madera ser¨¢ sustituido y, aunque fueron instalados a finales de 1500, el agua ha sido precisamente su salvaci¨®n. "Como no est¨¢n expuestos al aire, no han contra¨ªdo ninguna bacteria". Y de la t¨¦cnica de los antiguos, enfatiza, hay mucho que aprender. "Antes de escoger el proyecto final hubo entonces una discusi¨®n que dur¨® 30 a?os. Los arquitectos estrella de la ¨¦poca, entre ellos Andrea Palladio, propon¨ªan un puente majestuoso. Al final gan¨® el proyecto de Antonio del Ponte, que era un empleado municipal con un cargo id¨¦ntico al m¨ªo. Su idea gan¨® porque desde el punto de vista la ingenier¨ªa era, y es, solid¨ªsimo. Adem¨¢s, conoc¨ªa las caracter¨ªsticas del terreno, no como Calatrava", sostiene, en referencia al pol¨¦mico puente de la Constituci¨®n, bautizado como el puente de Calatrava.
A los pies del andamio, donde se sit¨²a la restauradora Elisabetta Ghittino, su jefe, Mario Cherido, inspecciona las obras y da un vistazo a la parte seg¨²n ¨¦l m¨¢s delicada: la infiltraci¨®n del agua bajo el arco del puente, perceptible desde un?vaporetto o una g¨®ndola. Se lleva las manos a la cabeza y afirma: "El puente es una gran obra de ingenier¨ªa, pero desde el punto de vista arquitect¨®nico deja mucho que desear. Seguramente su creador, Del Ponte, gan¨® el proyecto porque propuso materiales baratos, como la piedra de Istria en los arcos y la piedra oscura en las escaleras, utilizada para afilar cubiertos, resistente, pero muy d¨¦bil porque si la mueves, se rompe". El puente de Rialto posee dos rampas laterales, cada una con 42 gradas de piedra oscura, mientras la rampa central est¨¢ formada por 120 gradas del mismo material. As¨ª, las gradas da?adas ¡ªpor los tres millones de turistas que caminan sobre ellas cada a?o¡ª ser¨¢n rehabilitadas o sustituidas.
El mecenas de la radiograf¨ªa y restauraci¨®n del puente de Rialto es Renzo Rosso, propietario del grupo OTB, un coloso de la moda que incluye a empresas como Diesel. El empresario, de origen v¨¦neto ¡ªel und¨¦cimo hombre m¨¢s rico de Italia, seg¨²n la revista Forbes¡ª, don¨® cinco millones de euros. A cambio el acuerdo con el Ayuntamiento estableci¨® que, antes del 1 de mayo, el puente fuera forrado por los andamios y que estos, a su vez, sean cubiertos con telas, en las que se instalar¨¢n v¨ªdeos y mensajes publicitarios de su marca. Ese mismo d¨ªa arranca la Expo de Mil¨¢n y se espera el desembarco de millones de turistas en la ciudad lagunar; una semana m¨¢s tarde abre la vitrina mundial del arte, la Bienal de Venecia. Rosso, ha sido generoso, pero, sobre todo ha hecho muy bien las cuentas.
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