Escalas
La confluencia de fen¨®menos estrictamente humanos con accidentes naturales despierta el desasosiego, y m¨¢s a quienes se empe?an en atar el origen de la vida a su bibliograf¨ªa religiosa
Es imposible sentirse ajeno a las im¨¢genes de devastaci¨®n que llegan desde Nepal. A las muertes y la precariedad asistencial se suma el derrumbe de muchos iconos de su cultura y tradici¨®n. Las estatuas de budas enterradas entre escombros en Bhaktapur o los restos de la anteayer erguida torre de Dharara en Katmand¨² son im¨¢genes que golpean desde cada medio de comunicaci¨®n al mundo entero. La noticia llega embutida entre dos fallas irremediables del sistema: la enorme desigualdad que genera oleadas de emigraci¨®n tr¨¢gica, en huida permanente del caos, la violencia y la corrupci¨®n hacia lugares m¨¢s acomodados, y la respuesta radical del integrismo religioso al progreso de las costumbres. Estos dos polos informativos generaban en las ¨²ltimas semanas una tremenda ansiedad que finalmente ha roto por la parte m¨¢s d¨¦bil en uno de los pa¨ªses m¨¢s castigados de Asia.
La relaci¨®n entre estos fen¨®menos solo se sustancia en la realidad medi¨¢tica, esa que tiene la obligaci¨®n de ordenar jer¨¢rquicamente el mundo cada seis horas en los servicios informativos. La confluencia de fen¨®menos estrictamente humanos con accidentes naturales despierta el desasosiego, y m¨¢s a quienes se empe?an en atar el origen de la vida a su bibliograf¨ªa religiosa. Ante la violencia geol¨®gica despertada en Katmand¨², muchos no pueden evitar reconocer que hab¨ªa m¨¢s inteligencia en las tribus que se pasmaban ante la autoridad de los elementos naturales. El Sol, la lluvia, la Luna o la monta?a mostraban a los hombres su peque?ez antes de que la imposici¨®n violenta de explicaciones m¨¢s intelectuales imprimiera a sangre y fuego un sentido de la existencia.
Los monta?eros que acuden al Everest, donde se vienen denunciando los excesos de tr¨¢fico tur¨ªstico, se motivan con un juego desafiante de escalas naturales ante los ochomiles. As¨ª como los espectadores consienten, durante el informativo que narra las vicisitudes del Nepal tras el terremoto, someterse a un mismo rigor de escalas. El de asumir que por debajo de todo hay azares geol¨®gicos que insisten en corregir nuestras tentaciones trascendentes y muestran lo ineptos que somos por no centrarnos en arreglar los problemas de los hombres, tan cercanos y escandalosos, mientras nos envalentonamos con imponer nuestras deficiencias mentales al orden del universo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.