La improvisaci¨®n quiere contar otra historia
Varias compa?¨ªas ocupan escenarios de toda Espa?a con obras sin guion previo Reivindican su valor como disciplina teatral
La historia real empieza en Canad¨¢, en los setenta. Desde entonces, miles de tramas nacen y mueren cada d¨ªa en escenarios de medio mundo. Hace ya casi cuatro d¨¦cadas que pioneros como Yvonne Leduc, Robert Gravel y Keith Johnstone idearon al otro lado del charco espect¨¢culos de improvisaci¨®n. Con un gui?o al hockey, deporte rey de Canad¨¢, los actores compet¨ªan en equipos a base de agilidad mental, sobre asuntos azarosos propuestos por el p¨²blico. ¡°La improvisaci¨®n siempre hab¨ªa sido una herramienta, pero ellos la transformaron en la propia obra¡±, recuerda Santiago S¨¢nchez, a su vez pionero, en Espa?a. Su importaci¨®n ha resultado tan exitosa que hoy en d¨ªa hay decenas de compa?¨ªas subi¨¦ndose a los teatros espa?oles sin guion. Y, de paso, reivindicando el valor de un g¨¦nero a menudo menospreciado, al menos seg¨²n sus protagonistas.
¡°Los momentos de crisis teatral no est¨¢n especialmente alejados de la efervescencia de este arte¡±, agrega S¨¢nchez, que empez¨® a ofrecer espect¨¢culos de improvisaci¨®n en 1994 en Alicante. Con su compa?¨ªa, Impreb¨ªs, llevan 21 a?os alternando el teatro tradicional y los grandes autores con el arte de la espontaneidad. Mientras, han desmentido en las tablas esas primeras cr¨ªticas que les acusaban de mentir, de llamar improvisaci¨®n a algo preparado de antes. ¡°Me lo tomo como un halago¡±, asegura S¨¢nchez, que ahora trabaja en un espect¨¢culo para finales de a?o que celebre dos d¨¦cadas desde su primera representaci¨®n en Madrid y lleve m¨¢s all¨¢ las fronteras de esta disciplina: ¡°Durante una improvisaci¨®n se busca una nueva forma de escritura teatral¡±.
A falta de venideros inventos, para los que S¨¢nchez se ha reunido con el escritor Juan Jos¨¦ Mill¨¢s as¨ª como con neurocient¨ªficos, la disciplina ya luce propuestas distintas. En las salas de Espa?a se pueden ver matches, con dos equipos que luchan por el voto del p¨²blico; hay espect¨¢culos sin competici¨®n, con dos actores, un director y un m¨²sico improvisando una serie de historias basadas en lo que sugiera el respetable. Y hay incluso obras de m¨¢s de una hora seguida, pero creadas a ra¨ªz de las ocurrencias del momento. Todas, eso s¨ª, precisan de la participaci¨®n de los espectadores, que a veces solo escogen el t¨ªtulo y en otras ocasiones hasta el estilo: ?c¨®mo se representa una zarzuela futurista donde los actores solo pueden pronunciar palabras de dos s¨ªlabas?
Se hace, dicen los protagonistas, con una total disponibilidad a la apertura mental. ¡°La base es la escucha del otro. La improvisaci¨®n es el arte de la cooperaci¨®n¡±, agrega Jos¨¦ Lu¨ªs Adser¨ªas, de Planeta Impro, m¨¢s de una d¨¦cada y 4.000 funciones en Barcelona. De hecho, su Improshow se puede ver cada semana en el Teatreneu. ¡°Todos conf¨ªan a ciegas en los dem¨¢s, nadie es protagonista pero todos lo son¡±, defiende Berta Moncl¨²s, de iMpro Valladolid, activa desde hace dos a?os. Tantos conceptos bienintencionados se resumen b¨¢sicamente en tres palabras: ¡°S¨ª y adem¨¢s¡±. Es decir, cada actor asume las ideas de otro compa?ero, las secunda y las aprovecha para sumar sus propias creaciones. El ¡°no¡± en el escenario est¨¢ prohibido.
Bueno, casi. ¡°Nunca se puede negar la realidad de la historia, pero s¨ª nos permitimos alg¨²n no. As¨ª se generan conflictos¡±, asegura Juanma Diez, de Jamming, grupo del panorama madrile?o con 10 a?os en los escenarios y unas cuantas pruebas de que saben de lo suyo: representan cada viernes y s¨¢bado en el Teatro Arlequ¨ªn Jamming show, viajan por Espa?a con sus obras y han recibido la convocatoria del festival de Almagro.
Jamming surgi¨® en un bar, de una charla entre actores que hab¨ªan seguido las clases impartidas en el Teatro Asura por Pablo Pundik, el pionero de la improvisaci¨®n en Madrid. Y de ¨¦l aprendi¨® tambi¨¦n ImproMadrid, otra compa?¨ªa que est¨¢ de aniversario: este s¨¢bado y el siguiente ocupa el teatro Infanta Isabel de la capital para festejar sus 15 a?os sobre los escenarios. Ambas compa?¨ªas, como es habitual en el sector, arrancaron teniendo poco m¨¢s que ganas y talento. ¡°Improvis¨¢bamos en una nave industrial. Los espectadores ten¨ªan que tocar a un telefonillo que ni se ve¨ªa, y les pon¨ªamos cojines en el suelo¡±, recuerda Ignacio L¨®pez, de ImproMadrid.
En realidad, hay muchos m¨¢s elementos en com¨²n entre los entrevistados. Ante todo, hablan de la improvisaci¨®n con el cari?o que normalmente se reserva a un familiar. Adem¨¢s, usan el verbo ¡°entrenar¡± para explicar c¨®mo se preparan. Imposible, evidentemente, ensayar un espect¨¢culo improvisado. Pero s¨ª se puede leer, multiplicar conocimientos y posibles referencias, y luego practicar algunos ejercicios. ¡°Tenemos un juego que se llama El arquero. Uno de nosotros recibe est¨ªmulos creativos de los dem¨¢s y tiene que meterse r¨¢pidamente en la piel de varios personajes e historias¡±, cuenta L¨®pez.
Por mucho que uno se prepare, sin embargo, L¨®pez recuerda un momento, hace a?os, en el que se qued¨® ¡°totalmente en blanco¡± en el escenario. Aunque resulta que la mente vac¨ªa es incluso algo bueno. ¡°Cuando te quedas en blanco es el mejor momento para crear¡±, asevera Lolo Diego, de Jamming. Y as¨ª lo ense?an a las decenas de alumnos que acuden a sus clases. Porque todos, ya sea por pasi¨®n o para reforzar unos ingresos mensuales que cojean, ofrecen talleres para compartir lo que han descubierto estos a?os. Y no solo a aprendices de actores: maestros, funcionarios, agentes de la Guardia Civil y cualquiera que quiera perder el miedo a hablar en p¨²blico o desinhibirse.
Eso s¨ª, compartir la improvisaci¨®n significa tambi¨¦n defenderla. ¡°Cuando empezamos no estaba considerada como teatro. Tiene ese virus que parece que puede hacerla todo el mundo¡±, afirma Paula Galimberti, de Jamming. As¨ª, la libertad creativa no es absoluta: coletillas, obviedades, la caza de la risa f¨¢cil no forman parte del cat¨¢logo del buen improvisador. Y Santiago S¨¢nchez advierte del peligro de que este boom lleve a escena espect¨¢culos poco elaborados, incluso juegos y ejercicios previos convertidos en la propia obra: ¡°En ?frica hay un consejo que los padres dan a los hijos: ¡®Si vas a Occidente, lo que hagas bien lo habr¨¢s hecho t¨², y lo que hagas mal lo har¨¢ un africano¡¯. Con la improvisaci¨®n es lo mismo: si est¨¢ bien, es por la compa?¨ªa. Si no, la culpa ser¨¢ de la propia improvisaci¨®n¡±.
Babelia
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