Trastos, recuerdos y el alma de Wislawa Szymborska
La poeta y premio Nobel polaca ayud¨® a precisar datos de su biograf¨ªa
El premio Nobel de 1996 descubri¨® para el mundo a una poeta que muy pocos conoc¨ªan fuera de Polonia, reacia a las entrevistas y que consideraba que confesarse p¨²blicamente equival¨ªa a perder el alma. Wislawa Szymborska escrib¨ªa unos poemas transparentes que miraban el mundo desde un ¨¢ngulo nuevo que se encontraba del lado de dentro de los seres y las cosas. Su resistencia a contar de su vida m¨¢s de lo que aparec¨ªa en sus poemas no amilan¨® a Anna Bikont y Joanna Szczesna, autoras de la biograf¨ªa Trastos, recuerdos (Pre-Textos, traducci¨®n de Elzbieta Bortkiewicz y Ester Quir¨®s). Juntas destilaron cuanto de peripecia vital hab¨ªa en poemas, rese?as, conferencias y recitales; hablaron con amigos, reconstruyeron su ¨¢rbol geneal¨®gico, recuperaron textos in¨¦ditos y organizaron un relato tan coherente que provoc¨® la curiosidad de la propia Szymborska, quien acab¨® accediendo a reunirse con sus bi¨®grafas diciendo: "Est¨¢ bien, precisemos".
El resultado son 700 p¨¢ginas repletas de descubrimientos, inteligencia, ternura y maravilla. Un libro que no es s¨®lo una biograf¨ªa (magn¨ªfica) sino tambi¨¦n un acercamiento agudo a su obra, una antolog¨ªa de sus versos, un riqu¨ªsimo ¨¢lbum fotogr¨¢fico, un cat¨¢logo de sus collages e incluso una novela sobre sus antepasados: "Todo empez¨® as¨ª. Unos vientos huracanados derribaron miles de abetos en las propiedades del conde Wladyslaw Zamoyski...".
Las autoras reconstruyen la infancia de una Szymborska que obligaba a todo el mundo a que leyese para ella, que besaba ranas y que junto a unas amigas at¨® a un ¨¢rbol al ni?o que les gustaba y all¨ª lo dejaron mientras dirim¨ªan qui¨¦n de ellas lo quer¨ªa m¨¢s. Esas amigas conservaron algunos de sus primeros poemas, ahora recuperados: "Nada es nuevo, todo ha ocurrido antes, / igual que el sol sal¨ªa, / ha vuelto a salir. / La gran guerra no es tampoco nueva; / Ca¨ªn comenz¨® la escabechina por Abel. / Siempre alguien muere y alguien nace / y entre quejas se dirige a la escuela. / Y siempre por una mala redacci¨®n / se gana una zurra en el colegio y otra en casa¡±.
Verso y cr¨ªtica
POES?A. Saltar¨¦ sobre el fuego (N¨®rdica). Antolog¨ªa ilustrada por Kike de la Rubia, con nueva traducci¨®n de Abel Murcia y Gerardo Beltr¨¢n y pr¨®logo de Juan Marqu¨¦s (2015)
Hasta aqu¨ª (Bartleby). Traducci¨®n de Abel Murcia y Gerardo Beltr¨¢n (2014).
Aqu¨ª. (Bartleby) Traducci¨®n de Gerardo Beltr¨¢n y Abel A. Murcia, edici¨®n biling¨¹e (2009).
Instante (Igitur) trad. Gerardo Beltr¨¢n, Abel A. Murcia (2004).
El gran n¨²mero, Fin y Principio y otros poemas. (Hiperi¨®n). Varios traductores (1997).
Paisaje con grano de arena (Lumen). Traducci¨®n de Ana Mar¨ªa Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski (1997).
PROSA. Lecturas no obligatorias, M¨¢s lecturas no obligatorias y Siempre lecturas no obligatorias (Alfabia).
Szymborska estuvo, desde bien joven, en el centro de la vida intelectual de Cracovia. Abandon¨® sociolog¨ªa aburrida de que todo lo explicara el marxismo, pero acat¨® las normas del partido. Cuando recibi¨® el Nobel, hubo quien se tom¨® el premio como una afrenta a Zbignew Herbert y aire¨® su pasado comunista. Un pasado que esta biograf¨ªa no esconde: poemas a Stalin (?El Partido, la visi¨®n del hombre, / la fuerza popular y su conciencia, el Partido. / Nada de Su Vida pasar¨¢ al olvido. / Su Partido despeja las tinieblas?) y declaraciones del tipo ?Al Partido le debo el pleno conocimiento de la verdad? o ?S¨®lo pido morir siendo comunista?. Tampoco lo escondi¨® ella, pero sin ninguna necesidad de actos de contrici¨®n espectaculares ¨¤ la Grass evolucion¨® hacia un individualismo compasivo que le impidi¨®, llegado el momento, afiliarse al sindicado Solidaridad: ?Carezco ya de sentimientos de grupo?. Nunca perdi¨® la timidez ante Czeslaw Milosz, el otro Nobel polaco de su generaci¨®n, porque jam¨¢s quiso convertirse en el monumento que ¨¦l estaba encantado de ser y porque mientras que ¨¦l siempre pretend¨ªa conversaciones elevadas, Szymborska prefer¨ªa entregarse al humor y a la improvisaci¨®n de poemas lim¨¦ricos.
En 1959 comenz¨® a dirigir la secci¨®n de poes¨ªa de Zycie Literackie, donde publicar¨ªa los primeros poemas de Adam Zagajewski. Para ahuyentar a los malos poetas organizaba n¨²meros como clavar su zapato sobre un redactor tirado en el suelo que gritaba: ¡°?Se lo prometo! ?Nunca m¨¢s le traer¨¦ poemas!¡±. En la revista era tambi¨¦n una de las redactoras del ¡°Correo literario¡±, donde respond¨ªa a las cartas de los lectores con esa mezcla s¨®lo suya de humor, inteligencia, ternura y acidez. Hay en ese correo (citado aqu¨ª abundantemente) todo eso pero tambi¨¦n certeros ensayos concentrados sobre el verso libre o la tradici¨®n. En 1963 abandona la redacci¨®n pero sigue escribiendo rese?as: as¨ª comienzan las ?Lecturas no obligatorias? de las que Alfabia ha publicado tres vol¨²menes. Szymborska eleg¨ªa los libros que rese?aba del caj¨®n de los descartes. Prefer¨ªa aquello que no tuviera que ver con la literatura oficial. Cuando en 1993 retom¨® la escritura de rese?as eligi¨® los libros del mismo modo: ¡°La pol¨ªtica sigue siendo un vampiro deseoso de sacarnos todos los jugos¡±.
Szymborska mantuvo junto a ella mucho tiempo a una de sus ni?eras de infancia porque ¡°todos necesitamos a alguien que nos grite de coraz¨®n¡±. Seamus Heaney le escribi¨® tras el Nobel avis¨¢ndole de lo que la esperaba: amigos que no recordaba, ignotos parientes, inesperados enemigos. ¡°Pobre Wislawa¡±, resumi¨®. Y tanto: la noticia del premio la sorprendi¨® escribiendo un poema que, pese a su continuo rechazo a viajes y entrevistas, no pudo retomar hasta tres a?os despu¨¦s.
Szymborska sent¨ªa una predilecci¨®n por los animales que ten¨ªa m¨¢s que ver con la curiosidad que con el amor. Nunca tuvo mascota, pero sent¨ªa una especial fascinaci¨®n por los monos, una especie de espejo en el que interrogarse. Una vez se hizo una sesi¨®n de fotos en el zoo de Cracovia con una chimpanc¨¦. La sentaron junto a la poeta, intent¨® morderla cuando quiso abrazarla y al o¨ªrla gritar alarg¨® la mano, arranc¨® unas hojas y le tap¨® la boca con ellas. ¡°?No quer¨ªa que gritara o quer¨ªa pedirme perd¨®n?¡±, se preguntaba Szymborska, que hab¨ªa aprendido a asombrarse con una frase de Montaigne: ¡°?Mirad cu¨¢ntos extremos tiene este palo!¡±.
Una gran generaci¨®n
Una sola generaci¨®n de la poes¨ªa polaca reuni¨® a cuatro gigantes: Wislawa Szymborska, Czeslaw Milosz (ambos bendecidos por el premio Nobel), Zbigniew Herbert y Tadeusz R¨®zewicz, a los que habr¨ªa que sumar al m¨¢s joven Adam Zagajewski. Szymborska es la menos grandilocuente de todos ellos, y su poes¨ªa concilia todas las contradicciones: es ir¨®nicamente tierna, livianamente profunda. Abel Murcia y Gerardo Beltr¨¢n tradujeron su Poes¨ªa no completa (FCE), a la que seguir¨ªan Instante (?gitur), Dos puntos y el p¨®stumo Hasta aqu¨ª (Bartleby). Alfabia ha publicado tres tomos de sus Lecturas no obligatorias, comentarios de libros a los que es injusto llamar rese?as, pues est¨¢n m¨¢s cerca de los ensayos de Montaigne que de la cr¨ªtica de urgencia.
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