Las voces censuradas de la Guerra de los Seis D¨ªas
Un documental recupera las entrevistas que en 1967 hizo el escritor israel¨ª Amos Oz
Hatikva (Esperanza), el himno nacional de Israel, se cierra con estos dos versos: ¡°Ser un pueblo libre en nuestra tierra: la tierra de Si¨®n y Jerusal¨¦n¡±. ¡°?Libres?¡±, grita angustiada la voz de un chaval, un lamento que sale de una vieja casete de cinta abierta, la grabaci¨®n de un soldado israel¨ª que dos semanas antes luch¨® en la Guerra de los Seis D¨ªas, en la que en junio de 1967 Israel se anexion¨® la pen¨ªnsula del Sina¨ª, los altos del Gol¨¢n, Jerusal¨¦n Este, la franja de Gaza y Cisjordania derrotando a los ej¨¦rcitos de Egipto, Jordania, Irak y Siria. El Estado jud¨ªo propag¨® la imagen de un conflicto r¨¢pido y limpio, pero quienes participaron en ¨¦l descubrieron la crueldad. Al acabar la campa?a rel¨¢mpago, dos soldados que quer¨ªan ser periodistas fueron de kibutz en kibutz entrevistando a sus compa?eros de armas durante los 15 d¨ªas siguientes a la batalla. Las cintas de aquellas charlas fueron censuradas por el Ej¨¦rcito israel¨ª, que solo dej¨® que se publicaran el 30% de su contenido en un libro redactado por uno de esos dos incipientes escritores, Abraham Shapira, que guard¨® las grabaciones en un armario. El otro periodista se convertir¨ªa en uno de los escritores m¨¢s prestigiosos de su pa¨ªs y en la conciencia de la izquierda de su pueblo: Amos Oz.
Pasados 45 a?os, las grabaciones fueron desclasificadas, pero Shapira no estaba seguro de hacerlas p¨²blicas. Hasta que la directora Mor Loushy y su marido, el productor y montador Daniel Sivan, lo convencieron. As¨ª nace Censored voices, documental que se puede ver hoy y ma?ana en el festival Documenta Madrid, tras su paso por los cert¨¢menes de Sundance y Berl¨ªn. Loushy y Sivan dejan que las voces narren la brutalidad de sus acciones y ponen a esos mismos entrevistados a escuchar sus historias 46 a?os m¨¢s tarde: ellos vuelven a recordar el dolor infligido sin a?adir comentarios, mientras en la pantalla el p¨²blico ve im¨¢genes de archivo de la guerra y las cr¨®nicas del corresponsal de la cadena de televisi¨®n de EE UU ABC. Sivan, en Madrid, recuerda del proceso: ¡°Los veteranos se sumaron r¨¢pidamente al proyecto. Oz, por ejemplo, nos dijo que s¨ª a la segunda llamada¡±.
Oz aparece al principio y al final del documental. Medio siglo antes pregunta y deja que sus compa?eros confiesen sus miedos y sus vivencias. ?l cuenta que naci¨® en Jerusal¨¦n, creci¨® ¡°en sus calles angostas¡±, se educ¨® en el ¡°nacionalismo¡±, form¨® parte de los soldados que tomaron la parte vieja de la ciudad de las tres religiones. ¡°Descubr¨ª que aquello no eran solo piedras, que all¨ª viv¨ªa gente, ¨¢rabes a quienes echamos y humillamos¡±.
Otro soldado clama: ¡°Todos nosotros no ¨¦ramos criminales. En la guerra nos convirtieron en asesinos¡±. M¨¢s voces se lamentan: ¡°?ramos soldados contra civiles¡±. En un convoy separaron a 15 hombres de las mujeres y los ni?os, y mataron a los primeros. Un chaval, tras ver morir a su mejor amigo, asegura: ¡°Ni una sola piedra de Jerusal¨¦n merece una vida humana. El juda¨ªsmo no santifica los sitios¡±.
Las descripciones que se oyen desde 1967 son aterradoras. En la pen¨ªnsula del Sina¨ª, ¡°los soldados egipcios eran sombras humanas. En sus cantimploras guardaban su propio pis para tener algo que beber¡±. Otro joven ahonda en el dolor: ¡°Soy un ni?o de la di¨¢spora, un jud¨ªo, con todo lo que eso comporta: no somos soldados, guerreros, sino sastres, comerciantes¡±. ¡°Vi a los refugiados ¨¢rabes saliendo de Jeric¨® y me identifiqu¨¦ con ellos, con aquellos padres llevando en brazos a sus hijos. Los ¨¢rabes hab¨ªan tenido experiencias similares a las nuestras en la Segunda Guerra Mundial. Me vi haciendo algo no muy distinto a lo que nos hicieron los nazis¡±. Como dijo Oz a Sivan y a Loushy fuera de pantalla, ¡°la tragedia es ganar una guerra, porque nadie quiere o¨ªr entonces quejas de sus militares vencedores¡±.
Sus lamentos son visionarios: ¡°Somos una generaci¨®n maldecida con vivir en las pausas entre guerras¡±; ¡°El 5 de junio luch¨¢bamos por nuestras vidas, el 11 de junio no ten¨ªan sentido nuestras reclamaciones¡±. Oz confiesa tras escuchar todas las cintas: ¡°Dijimos la verdad¡±. Censored voices se emitir¨¢ en televisi¨®n y se proyectar¨¢ en cines en junio en Israel. Para Sivan, ¡°que cont¨¢ramos con fondos estatales y ese estreno me hace sentirme esperanzado con mi pa¨ªs¡±. Pero Oz no quiere hablar de aquellos a?os. Volvi¨® entonces a ser profesor de literatura, no quiso responder a las preguntas de sus alumnos o amigos. ¡°Oz recuerda a¨²n los cuerpos de los ¨¢rabes y de sus amigos muertos. Pero por eso le importaba tanto que se hiciera esta pel¨ªcula¡±, dice Silvan. ¡°Para que se oyeran aquellas voces¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.