Generosa y fiel
Grande entre las grandes, Maya Plis¨¦tskaya ten¨ªa dos caracter¨ªsticas que, para m¨ª, la distinguieron siempre: su generosidad y la fidelidad, la irrenunciable apuesta por ser amiga de sus amigos. Era grande en el arte y en la vida. Su lealtad conmigo la puso de manifiesto en m¨²ltiples ocasiones, y as¨ª lo escribi¨® ella misma en sus memorias.
La idea de hacerla venir a Espa?a para dirigir el Ballet del Teatro L¨ªrico (hoy Compa?¨ªa Nacional de Danza) surgi¨® con el prop¨®sito de traer a Madrid a alguien de relevancia internacional en el ¨¢mbito del ballet acad¨¦mico y que continuara la labor que empez¨® Mar¨ªa de ?vila. De modo que fuimos a buscar a una de las fuentes m¨¢s fiables: Rusia, y especialmente a Mosc¨². As¨ª, Maya vino con su equipo de maestros y montadores con la idea siempre en el horizonte de recuperar el tiempo otrora perdido, de nivelar al ballet cl¨¢sico espa?ol y homologarlo a nuestros vecinos europeos.
La encontr¨¦ por primera vez en su apartamento moscovita, una casita encantadora donde hab¨ªa much¨ªsimos zapatos por doquier. En aquel primer encuentro, como no pod¨ªa ser de otra forma, estaba presente un funcionario sovi¨¦tico de una empresa estatal de contrataci¨®n de artistas. Le ofrec¨ª venir y ella estuvo muy abierta desde el primer momento; puedo decir que se la ve¨ªa entusiasmada con la idea. Sin embargo, por encima de los valores art¨ªsticos y est¨¦ticos, quiero resaltar su lealtad; en el plano humano, fue siempre cercana, muy clara, honesta. Dec¨ªa lo que pensaba que ten¨ªa que decir. Ella, que se?al¨® desde el escenario con el dedo al mismo Stalin, me invit¨® personalmente a su homenaje en el Teatro Bolsh¨®i (ocasi¨®n en que bail¨® Joaqu¨ªn Cort¨¦s) y en el que pude comprobar c¨®mo el p¨²blico moscovita y ruso en general se rend¨ªa ante ella con aplausos interminables, lluvias de flores y una devoci¨®n plenamente justificada. Los rusos sab¨ªan que ten¨ªan en Maya a un tesoro vivo, a todas luces irrepetible.
La ¨²ltima vez que actu¨® en el Teatro de Madrid, en La Vaguada, la invit¨¦ a dar unas clases magistrales, que registraron una matr¨ªcula completa, fueron un ¨¦xito y ella las cerr¨® bailando con sus dos abanicos rojos Ave Maya, la pieza que le cre¨® Maurice B¨¦jart y que era otra muestra de generosidad. Cuando alguien intent¨® hablar con ella de sus honorarios por aquellas lecciones ejemplares, dijo: ¡°Que Garrido me invite a jam¨®n de jabugo¡±.
Jos¨¦ Manuel Garrido Guzm¨¢n fue director general del INAEM, del Ministerio de Cultura, y responsable del fichaje de Maya Plis¨¦tskaya para dirigir el Ballet del Teatro L¨ªrico.
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