La vanguardia del R¨ªo de la Plata que renov¨® Argentina y Uruguay
Una exposici¨®n en Casa Am¨¦rica revive el movimiento literario de los a?os 30 del siglo XX que revolucion¨® la cultura porte?a
Por las calles del Buenos Aires de los a?os 30 del siglo pasado, los viandantes pod¨ªan encontrarse con un hombre de gruesa figura ech¨¢ndole discursos a una vaca. Se llamaba Omar Vi?ole (1904-1967), era veterinario, estaba indignado de manera permanente con las pol¨ªticas gubernamentales y la sociedad ¡°infame¡± de la ¨¦poca y sol¨ªa escribir libros con t¨ªtulos como El hombre que se depil¨® la ingle, A usted le sale sangre y, c¨®mo no, El hombre de la vaca. Con una estructura y un lenguaje ¡°experimental¡±, novedoso y/o transgresor en aquellos a?os, sus obras formaron parte del movimiento sociocultural vanguardista que renov¨® la est¨¦tica y la literatura porte?as.
Las primeras ediciones de sus textos y de otros autores, como Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo o Francisco Luis Bern¨¢rdez, as¨ª como las revistas literarias en torno a las que se agruparon, fotograf¨ªas y algunos de sus objetos personales, pueden verse hasta el pr¨®ximo siete de junio en la Casa de Am¨¦rica de Madrid.
Vanguardias literarias en el R¨ªo de la Plata es el testimonio del periodo de modernizaci¨®n de dos ciudades en estrecha relaci¨®n: Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina). ¡°Esta exposici¨®n es la posibilidad de ver ejemplares de libros que es muy raro que est¨¦n al alcance del p¨²blico. Inclusive, hay libros que ni siquiera han visto grandes coleccionistas. Pero, sobre todo, es el medio ideal para hacerse una idea del ambiente literario de una ¨¦poca que repercuti¨® en generaciones posteriores de intelectuales de habla hispana¡±, dice Ra¨²l Manrique quien, junto a Claudio P¨¦rez, ha comisariado la muestra con parte de la colecci¨®n del Museo del Escritor y el apoyo del Centro de Arte Moderno.
Cuando la segunda d¨¦cada del siglo XX estaba por concluir, Buenos Aires se convirti¨® en un centro urbano en continua modificaci¨®n. La prosperidad econ¨®mica iba en ascenso, el trasporte entre el campo y la ciudad se hac¨ªa m¨¢s eficaz, el f¨²tbol se consolidaba como pasi¨®n social, la m¨²sica cl¨¢sica, los tangos y las milongas ganaban audiencia, los inmigrantes europeos aumentaban y las reformas legislativas y laborales facilitaban el ocio y la intensidad de las actividades culturales. En torno a la calle Florida y a la calle Boedo sol¨ªan reunirse escritores y artistas que no tardaron en ser identificados como dos grupos aparentemente opuestos, pero en constante comunicaci¨®n. ¡°La diferencia es que el Grupo Florida, donde estaban Borges o Girondo, por ejemplo, estaba m¨¢s preocupado por el aspecto est¨¦tico de la obra y el Grupo Boedo, con Ra¨²l Gonz¨¢lez Tu?¨®n entre sus integrantes, estaba muy abocado a contar las situaciones sociales, la pobreza, la inmigraci¨®n. Y la eterna discusi¨®n entre ambos era: ?la literatura tiene que tener relaci¨®n con la pol¨ªtica?¡±, explica Claudio P¨¦rez.
¡°La vanguardia comienza con la vuelta de la familia Borges en 1921. Hab¨ªan viajado a Europa con la idea de quedarse un a?o, luego los agarr¨® la guerra y se quedaron, de 1914 a 1921, sobre todo en Suiza¡±, puntualiza Ra¨²l Marique. ¡°Es la ¨¦poca de cuando aparecen los primeros libros de Borges, las revistas Sur, Proa, N¨²mero, Alfar¡ Nosotros hemos extendido un poco el periodo, porque tenemos un libro de 1915, El cencerro de cristal, de Ricardo Guiraldes, que t¨¦cnicamente no forma parte de la vanguardia, pero es uno de sus antecedentes fundamentales.¡±
Entre las paredes y las vitrinas de la exposici¨®n, tambi¨¦n hay espacio para el espa?ol Ram¨®n G¨®mez de la Serna, quien se fue a vivir a la capital argentina tras el estallido de la Guerra Civil espa?ola. Est¨¢ una de sus pipas, el term¨®metro que ten¨ªa en la ventana de su casa de Buenos Aires para ver la temperatura exterior todos los d¨ªas, antes de comenzar a escribir, un destapador con la forma mujer denuda, adornada con dos piedras rojas en los senos, y algunos de los libros que public¨® en Argentina, como una edici¨®n ampliada de Ismos.
Est¨¢n, adem¨¢s, el ¨²nico libro que Adolfo Bioy Casares escribi¨® con seud¨®nimo (Martin Sacastr¨²): Diecisiete disparos contra lo provenir. Fotos del d¨ªa en que se fund¨® la revista Sur, en donde aparecen Borges, Victoria Ocampo, Oliverio Girondo¡ La primera edici¨®n de El Pozo, el primer libro de Juan Carlos Onetti, ¡°con un Picasso falso en la tapa. Se lo hizo un amigo y lo firm¨® como Picasso, una actitud propia de la vanguardia: desconocer la autor¨ªa¡±, dice Manrique. El primer libro de Oliveiro Girondo, Veinte poemas para ser le¨ªdos en el tranv¨ªa, ¡°considerado el libro de autor m¨¢s importante de Argentina¡±, contin¨²a el comisario mientras hace un recorrido por la sala. ¡°Primero porque es una edici¨®n propia, ilustrada por dibujos del autor, coloreados a mano, es decir, algo que ¨¦l hizo enteramente. Hizo 150 ejemplares fuera de comercio. Despu¨¦s se hizo una edici¨®n popular, editada bajo el sello de Mart¨ªn Fierro, el peri¨®dico, que se vend¨ªa a 20 centavos.¡±
Hay tambi¨¦n, como colof¨®n, algunas fotos de Horacio Coppola. ¡°En 1936 hizo por encargo del alcalde, con ocasi¨®n del cuarto centenario de la fundaci¨®n de la ciudad de Buenos Aires, un libro de fotograf¨ªas de la ciudad en ese momento. Es la visi¨®n de la ciudad en los a?os 30. Luego, en los a?os cincuenta, Grete Stern hace lo mismo. Es curioso: Grete y Coppola llegan a Buenos Aires en 1933 y son ellos los que hacen por primera vez una exposici¨®n de fotograf¨ªa art¨ªstica en la ciudad, en 1935. Algo como eso era la vanguardia que, en lo literario, influy¨® en escritores contempor¨¢neos como Ricardo Piglia o Juan Gelman".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.