Reivindicaciones y melancol¨ªa en el cierre del Womad C¨¢ceres
El segundo d¨ªa de conciertos del festival en C¨¢ceres se llen¨® de mensajes reivindicativos
Se puede hablar de pol¨ªtica, de corrupci¨®n y hasta de religi¨®n. Esto no es la sobremesa, es el Womad C¨¢ceres, que aloj¨® su segundo y ¨²ltimo d¨ªa de conciertos este s¨¢bado. ¡°Nuestro tecladista le toca personalmente al ¡®cara-de-jam¨®n¡¯ David Cameron¡±, bromeaba la cantante de jazz inglesa Alice Russell durante su espect¨¢culo en la Plaza Mayor, aunque parec¨ªa que al m¨²sico (Ben Jones) no le hac¨ªa gracia.
¡°Todos en la banda estamos totalmente deprimidos por su victoria¡±, dec¨ªa detr¨¢s del escenario la int¨¦rprete, antes de cambiar su insulto por ¡°cara-de-cerdo¡±. Ella no vot¨® por ¨¦l, pero dice que ¡°tampoco hab¨ªa demasiadas opciones¡± esta vez en Reino Unido. No es extra?o escuchar a los artistas dar sus opiniones de pol¨ªtica, pero en festivales como el World of Music, Arts and Dance se vuelve m¨¢s interesante porque la confluencia de m¨²sicos de 11 pa¨ªses le sirve al p¨²blico para aprender sobre distintas dolencias sociales directamente de quienes las han sufrido en carne propia.
Como la banda portuguesa con bases angole?as Batida, que tambi¨¦n aprovech¨® su set del viernes para ense?arle al p¨²blico a decir ¡°basta¡± cuando mostraban una imagen de Jos¨¦ Eduardo dos Santos, presidente de Angola desde 1979. Este s¨¢bado volvieron a tomar la plaza para dar un taller de los bailes t¨ªpicos de ese pa¨ªs, invitando a una docena de ni?os a subir al escenario para seguir sus pasos. ¡°Esas no son actividades paralelas, sino integradas. Tan importantes como los conciertos¡±, asegura Dania D¨¦vora, directora del Womad, sobre los talleres y proyecciones cinematogr¨¢ficas que acompa?an al evento.
En el Museo Casa Pedrilla, por ejemplo, se enfocan en el arte, esta vez de la mano de Jamboree y Art Xpress, ambos especializados en la fabricaci¨®n de estructuras a gran escala, vestuarios y adornos. Adem¨¢s de ense?arles su talento, invitan a los peque?os a mostrar sus creaciones durante la procesi¨®n del domingo, que da cierre oficial al evento de cuatro d¨ªas.
Pero ya no quedan conciertos. Por eso los callejones de la ciudad amurallada estaban m¨¢s concurridos y el p¨²blico parec¨ªa saltar un poquito m¨¢s alto al ritmo de los tambores. Bailaron a pesar de la multitud al ritmo de la guitarra de El Twanguero y de la voz de Eska en la Plaza San Jorge y botaron sin parar en la Plaza Mayor con los locales Los Ni?os de los Ojos Rojos, que subieron al escenario con sus t¨ªpicas faldas escocesas y con los madrile?os de Tu Otra Bonita. Ellos tambi¨¦n llegaron reivindicativos: primero buscando a su perro Tango, al que encontraron me¨¢ndose en la corrupci¨®n y en la demagogia popular; y luego quej¨¢ndose a viva voz de los festivales que prefieren apostar por actos conocidos ¨C¡°como Raphael, ese se?or tan querido por nosotros¡±¨C que por las bandas independientes.
El momento m¨¢s emotivo de la noche fue quiz¨¢s cuando el acto m¨¢s esperado del festival, el ahora esloveno Magnifico, habl¨® de los odios en su desaparecido pa¨ªs. ¡°Yo ten¨ªa uno como ustedes tienen ahora a Espa?a, pero mi gente no pod¨ªa ver la diferencia entre el odio y el amor. Con mucho ¨¦xito y pasi¨®n nos matamos los unos a los otros, nos separamos y desaparecimos¡±, dijo quien en realidad se llama Robert Pe?ut sobre Yugoslavia. Fue, sin embargo, r¨¢pido al cambiar la melancol¨ªa por diversi¨®n cuando hizo al p¨²blico repetir sus sonidos ¡°como en una iglesia¡±: ¡°No hay que pensar, solo repetir¡±. Y aunque el jazz nato en la voz de Russell hab¨ªa conquistado al p¨²blico un par de horas antes, el sonido balc¨¢nico de Magnifico gener¨® pasi¨®n. A las 02.00 del domingo, cuando se terminaba su concierto, las miles de personas abarrotadas en la Plaza Mayor ped¨ªan m¨¢s. M¨¢s m¨²sica, m¨¢s d¨ªas, m¨¢s Womad. Y lograron hacerlos salir de nuevo, aunque solo fue por una canci¨®n. Ahora solo les queda la promesa del 25? aniversario.
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