El bi¨®grafo eterno
La posteridad de Saul Bellow no est¨¢ asentada. A¨²n provoca casi la misma controversia que lo rodeaba cuando estaba vivo
Parece mentira, pero ya hace 100 a?os que naci¨® Saul Bellow. Est¨¢ tan cerca todav¨ªa que nos cuesta situarlo en un pasado lejano. Muri¨® en 2005, y solo unos a?os antes, a los 85, hab¨ªa publicado una ¨²ltima novela, Ravelstein, en la que segu¨ªan muy presentes sus mejores facultades, ese descaro algo temerario contenido en un t¨¦rmino yidis que a ¨¦l le gustaba mucho, Chutzpah. La posteridad de Bellow, por ahora, est¨¢ siendo cualquier cosa menos asentada. Despu¨¦s de muerto sigue provocando casi la misma controversia que lo rodeaba cuando estaba vivo. En 2010 se publicaron sus cartas, una celebraci¨®n jugosa del amor por la literatura y por la amistad y los amores de un hombre que disfrut¨® siempre de la vida y se cas¨® cinco veces. Bellow se defini¨® c¨®micamente a s¨ª mismo como un serial marrier, pero tambi¨¦n era, para beneficio nuestro, un escritor en serie, un autor infatigable de novelas, cartas, art¨ªculos, cuentos cortos, diatribas. Sali¨® el a?o pasado un libro de memorias poco halagador para ¨¦l de su hijo mayor, Gregory, y este a?o, con el aliciente del centenario, se ha publicado ya un volumen muy completo de sus ensayos, y acaba de aparecer el primer tomo de una nueva biograf¨ªa que se promete inmensa, The Life of Saul Bellow: To Fame and Fortune, de Zachary Leader.
Confieso que la esperaba con mucha impaciencia, con esa anticipaci¨®n feliz de las cosas que uno sabe o imagina que van a gustarle mucho. En 1998 se hab¨ªa publicado la biograf¨ªa que escribi¨® James Atlas, una obra espl¨¦ndida, densa de informaci¨®n y muy poderosa en su impulso narrativo, muy admirativa pero tambi¨¦n muy cr¨ªtica, ¨¢cida y precisa en su relato de las facetas menos atractivas del car¨¢cter de Bellow, su narcisismo y su creciente irascibilidad hacia las rese?as negativas o las objeciones, sensatas o sectarias o est¨²pidas, hacia sus posturas cada vez m¨¢s conservadoras en asuntos culturales y pol¨ªticos. Bellow hab¨ªa empezado colaborando con el proyecto biogr¨¢fico de Atlas, pero luego se distanci¨® de ¨¦l. Quiz¨¢s es inevitable que un bi¨®grafo acabe irritado con el objeto de sus investigaciones: tiene que observarlo demasiado de cerca, durante demasiado tiempo, tiene que dedicarle una parte grande de su vida, a cambio de una expectativa muy limitada de recompensa, porque qui¨¦n pagar¨¢ con justicia tantos a?os de esfuerzo, una entrega tan completa de un escritor a la vida de otro.
Acaba de aparecer el primer tomo de una nueva biograf¨ªa que se promete inmensa, escrita por Zachary Leader
Bellow no ser¨ªa indiferente a las tribulaciones de un bi¨®grafo. Varias de sus novelas, y algunas de las mejores, son historias de personajes contadas desde el punto de vista de otros, figuras desorbitadas y heroicas, larger than life, m¨¢s grandes que la vida, seg¨²n la bella expresi¨®n inglesa. Humboldt¡¯s Gift, una de sus obras maestras irrefutables, es la tentativa de biograf¨ªa de un poeta solo parcialmente ficticio, Von Fleisher Humboldt, contada por su antiguo amigo Charlie Citrine. La vida y muerte de Ravelstein las cuenta su disc¨ªpulo Chick, que en su mismo nombre ya contiene una sugesti¨®n de nimiedad por comparaci¨®n con el personaje enorme al que dedica su relato. Bellow ten¨ªa un talento infeccioso y desvergonzado para convertir en figuras de novela a las personas que lo rodeaban, casi siempre para ajustar cuentas con ellas, amigos y esposas infieles, colegas que hab¨ªan ofendido su quebradiza suspicacia. Leyendo este tomo abrumador de Zachary Leader, que, a pesar de m¨¢s de 600 p¨¢ginas de narraci¨®n y casi 300 de notas, solo cubre los primeros 49 a?os de la vida de Bellow, yo me lo imagino a ¨¦l, en la tumba, sonriendo con su cara seductora y sarc¨¢stica ante la enormidad de la tentativa. Borges hablaba de esos bi¨®grafos tan fascinados por los cambios de domicilio de un escritor que no prestan atenci¨®n a sus libros. A Zachary Leader los cambios de domicilio de Saul Bellow le producen, por supuesto, una fascinaci¨®n inagotable, y en parte con raz¨®n, porque este hombre sin sosiego no paraba nunca, y antes que ¨¦l sus padres y sus abuelos ya lo hab¨ªan precedido en el nomadismo. El problema de Leader es que no hay nada que no le resulte fascinante: las vidas intrincadas del padre y la madre de Bellow y sus abuelos paternos y maternos en la Rusia zarista, las peculiaridades del transporte mar¨ªtimo en las primeras d¨¦cadas del siglo XX, las peripecias de la fundaci¨®n de la high school a la que asisti¨® Bellow en su adolescencia, el mundo de las panader¨ªas y el del comercio del carb¨®n para calefacciones en Chicago, negocios ambos a los que se dedic¨® temporalmente el padre de Bellow, las peripecias de cada uno de los parientes con los que se encontr¨® la familia cuando emigr¨® primero a Lachine, en Quebec, y luego a Chicago. Hay un momento extraordinario en el que Saul Bellow, en un viaje por Francia, alquila una habitaci¨®n durante unas semanas: Leader nos informa heroicamente del nombre de la casera, y de la circunstancia tal vez menor, pero para ¨¦l no desde?able, de que esta se?ora era la viuda de un capit¨¢n de la Marina mercante. A principios de los a?os sesenta Bellow acoge en su casa de campo, a las afueras de Nueva York, a la orilla del Hudson, a un gran amigo suyo, el novelista Ralph Ellison, que tiene un perro. No hay l¨ªmite a lo que puede saberse, a las complicaciones min¨²sculas de la realidad: Zachary Leader deja constancia de la raza del perro de Ellison, y tambi¨¦n de que hac¨ªa sus necesidades en el interior de la casa, para irritaci¨®n de Bellow, y de qui¨¦n era el due?o anterior al que Ellison se lo hab¨ªa comprado: John Cheever.
Saul Bellow no ser¨ªa indiferente a las tribulaciones de un bi¨®grafo. Varias de sus novelas, y algunas de las mejores, son historias de personajes contadas desde el punto de vista de otros
Desde que encontr¨® su voz como escritor, a los treinta y tantos a?os, cuando empez¨® a escribir como en un largo arrebato The Adventures of Augie March, Bellow estuvo contando, en variaciones sucesivas, el cuento de su propia vida: el hijo de emigrantes jud¨ªos que llega a la adolescencia en un barrio popular de Chicago, en los a?os m¨¢s negros de la Gran Depresi¨®n, y contra viento y marea, contra la presi¨®n de la familia y la hostilidad cruel del mundo exterior, descubre su vocaci¨®n y construye su destino, liber¨¢ndose del chantaje del pasado pero tambi¨¦n de las tentaciones corruptoras del mundo de la utilidad pr¨¢ctica y el dinero de Am¨¦rica. Todo lo mejor que escribi¨® sali¨® de ese caudal que no se le agotaba: el fr¨ªo de los inviernos en Chicago, el amor por la literatura, el sentimiento simult¨¢neo de estar fuera y de querer imponerse; el tir¨®n de la sensualidad y el romanticismo plebeyo de la vida en las calles, en los billares, en los negocios modestos de los emigrantes, y la llamada de los grandes libros y las grandes ideas, a los que se acercaba siempre con una ambivalencia de respeto y sarcasmo, como si en el fondo no le importaran tanto, porque tambi¨¦n recelaba de los profesores en las universidades y del establishment cultural en el que por ser jud¨ªo y forastero nunca se le reconocer¨ªa un lugar indiscutido.
El primer tomo de la biograf¨ªa de Leader termina con el ¨¦xito de Herzog, en 1964. El desertor del gueto era de pronto famoso, respetado, rico. Pero entre tantos pormenores, lugares, fechas, la gran novela de la vida de Saul Bellow se queda perdida. Y sin embargo yo comprar¨¦ el segundo tomo de la biograf¨ªa en cuanto aparezca.
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