Las estrellas

Las inescrutables decisiones de los hados, y de los programadores de las cadenas generalistas, ha convertido las noches de los martes en la eclosi¨®n de los programas-estrella. La 1 nos ofrece MasterChef, el programa culinario de mayor ¨¦xito de los muchos existentes, con en esa vor¨¢gine masoquista en la que a mayor exclusi¨®n social, m¨¢s supermercado repleto de excelentes productos, y sin cajeras. Telecinco presenta la serie El Pr¨ªncipe, habitual triunfadora en las audiencias de la noche y en la que adem¨¢s de idilios interreligiosos (cristiano y musulmana) muestra esas proximidades entre fanatismo, droga y corrupci¨®n, un ambiente m¨¢s veros¨ªmil que las explicaciones oficiales del ministerio del Interior a la hora de analizar el problema del auge del islamismo radical en Ceuta y Melilla.

Antena3, por su parte, emite un nuevo cap¨ªtulo de All¨ª abajo, otra serie espa?ola de ¨¦xito en la que su primer obst¨¢culo fue convencer a la audiencia de que poco o nada ten¨ªa que ver con ese fen¨®meno social en que se convirti¨® el largometraje Ocho apellidos vascos. En realidad es su viceversa: si en el filme es un andaluz el que por amor visita el Pa¨ªs Vasco, en la serie es un vasco el que, por una desgraciada excursi¨®n del Imserso, primero, y por amor, despu¨¦s, decide instalarse en Sevilla.

Tres programas-estrella que han conseguido el favor del p¨²blico y el respeto de la cr¨ªtica. Tres ejemplos del buen hacer de una industria televisiva que hace tiempo conforma lo que se ha venido en llamar ¡°cultura popular¡±, pues pocas dudas caben ya de que la televisi¨®n es uno de los baremos esenciales para medir los nuevos h¨¢bitos y gustos ciudadanos. En esto, como en otras cosas, el excelente ensayista alem¨¢n Hans Magnus Enzensberger deslumbr¨® hace a?os a los lectores de EL PA?S con una serie de reportajes sobre Espa?a. Y en uno de ellos, la fuente primordial era el tipo de pel¨ªculas que ten¨ªan mayor demanda en un v¨ªdeoclub de barrio.