Las mil y una noches de la crisis portuguesa
El director Miguel Gomes estrena en la Quinzena de Realizadores tres pel¨ªculas en las que mezcla los m¨ªticos cuentos ¨¢rabes con la realidad de su pa¨ªs
A¨²n quedan maneras creativas de contar la crisis sin caer en un obvio cine social, de darle una vuelta creativa a la realidad y usar la f¨¢bula para que el espectador disfrute del cuento sin que le caiga encima un mensaje tras otro. Nanni Moretti utiliza el artificio de una directora que filma una pel¨ªcula sobre una f¨¢brica en huelga en Mia madre, en competici¨®n en Cannes, y el portugu¨¦s Miguel Gomes ha ido a¨²n m¨¢s lejos al usar los cuentos de Las mil y una noches, y a Sherezade desgranando historia tras historia para entretener al rey, para mostrar el Portugal actual en Arabian nights.
Gomes (Lisboa, 1972) nunca ha conocido el camino f¨¢cil. Su tercera pel¨ªcula, Tab¨² (2012), premios Alfred Bauer y FIPRESCI en la Berlinale, jugaba con el pasado de las colonias portuguesas en ?frica, el presente y un maravilloso blanco y negro para hablar del amor y de la soledad. De paso refrendaba su figura como uno de los cineastas europeos emergentes m¨¢s interesantes. Ahora presenta un trabajo de 381 minutos que ha dividido en tres partes ¨Cy que as¨ª se proyecta en Cannes, con un d¨ªa de distancia entre proyecci¨®n y proyecci¨®n-. ¡°La primera es m¨¢s barroca, con un cambio continuo de narrador. La segunda es m¨¢s austera¡ aunque esa palabra en Espa?a y Portugal, no nos gusta, ?verdad? Bueno, no es la austeridad de Angela Merkel. Y desde luego es m¨¢s oscura y tr¨¢gica, aunque mantengo el humor. El protagonista no es una persona, sino un colectivo, los portugueses, y esa comunidad est¨¢ desesperada. Al final, la pel¨ªcula acaba en un tiempo m¨¢s¡ descontrolado¡±.
El director ¨Cque habla un preciso castellano- no es muy optimista ni en persona ni en la pel¨ªcula: la sociedad que ense?a va degrad¨¢ndose ¡°para acercarse a un mundo Mad Max¡±, aunque el cierre de su trilog¨ªa sea ¡°m¨¢s ligera, leve, y por eso se llama El encantado¡±. Metido en una producci¨®n de 14 meses, aunque de rodaje solo fueron 16 semanas, Gomes iba filmando y montando, y as¨ª descubri¨® el formato: ¡°Me di cuenta de que, como el libro, necesitaba dividirla en tres partes. No hab¨ªa que contar historias, sino mantener su diversidad. Como adem¨¢s el tono cambia, qued¨® claro que hab¨ªa tres pel¨ªculas diferentes, y que no se pod¨ªan ver seguidas, sino que el p¨²blico querr¨ªa un intervalo, para irlas disfrutando. Al final, es lo mismo que le ocurre a Sherezade, ?no? Cada noche cuenta una historia, no se pone a hablar sin callar. Hay que crear el deseo de querer ver m¨¢s. Un poco como Star wars¡±. Cannes le ha hecho caso y proyecta con 48 horas de diferencia cada parte. Sentado en la carpa de la Quinzena, levantada sobre la arena de La Croisette, el portugu¨¦s fuma y bebe un poco de vino blanco, mientras cadenciosamente hipnotiza con su discurso, exactamente igual que hace con su cine.
Desde siempre, Gomes ha so?ado con adaptar Las mil y una noches. ¡°Si alguien hace una adaptaci¨®n integral del libro ser¨ªa un blockbuster. Pero no soy rico. As¨ª que mantuve su compleja estructura, su riqueza, y fui eligiendo historias reales de la crisis portuguesa que ten¨ªan tanto dramatismo como surrealismo. Han pasado cosas tan absurdas en mi pa¨ªs, que el p¨²blico solo las creer¨ªa si las cuenta Sherezade¡±. Por eso Gomes ha viajado y rodado por todo su pa¨ªs. ¡°Puede que las historias de vecinos no tengan nada de grandioso ni de novelesco, pero ocurren. Y puede que para que las veamos necesitamos el lado fabulador del cine. No bastan los reportajes ni el periodismo. Sino que en tiempos de crisis nace un imaginario colectivo que hay que estar atentos para captar y reflejarlo, un esp¨ªritu en la sociedad que merece la pena ense?ar. A mitad de la tercera parte Sherezade entra en crisis, est¨¢ harta de historias dram¨¢ticas, no quiere seguir contando nada, le puede la negrura, no cree que nadie sobreviva a tanto dolor. Y solo cuando entiende que la narraci¨®n se hace para que las historias se prolonguen en el tiempo y se propaguen, para que pase de persona de persona, seguir¨¢ con su labor. Ese es el esp¨ªritu: yo no filmo no para m¨ª, sino para que mis pel¨ªculas las vea cuanta m¨¢s gente, mejor¡±.
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