Relato desgarrador de la inmigraci¨®n
El director Jacques Audiard habla en todo su cine de personas que est¨¢n en el l¨ªmite
Pocas cosas asustan m¨¢s al fastuoso negocio que supone Cannes que la lluvia. No s¨®lo arruina a su esplendorosa alfombra roja, sino tambi¨¦n a la lujosa y escotada vestimenta de sus visitantes y a las terrazas. Pero todos los a?os cae agua del cielo alg¨²n d¨ªa y en ocasiones sin tregua ni piedad. Cuando esto ocurre aparecen por arte de magia infinitos se?ores africanos y asi¨¢ticos ofreciendo paraguas de vida ef¨ªmera y precios abusivos a los chorreantes transe¨²ntes. Esta gente desaparece misteriosamente de Cannes en el momento en que para de llover.
Pienso en ellos y en los previsibles horrores de los que han huido para intentar sobrevivir en Europa despu¨¦s de ver la pel¨ªcula de Jacques Audiard Dheepan. As¨ª se llama el protagonista, un guerrero tamal de Sri Lanka que, derrotado y con su familia exterminada, se asocia con una mujer y una ni?a para, haci¨¦ndolas pasar por su esposa y su hija, conseguir el problem¨¢tico visado de salida y emigrar a Francia. Este tr¨ªo de desconocidos, que ignoran el idioma de su pa¨ªs de acogida y se ven obligados a adoptar ante los dem¨¢s los rituales familiares, se buscar¨¢n la supervivencia en Par¨ªs vendiendo clandestinamente en las calles todo tipo de artilugios, huyendo de las redadas de la polic¨ªa, intentando no morirse de hambre y desesperaci¨®n. Y prosperan. Se trasladan a la periferia, a un supermercado de la droga; el hombre logra trabajos callejeros, la ni?a aprende franc¨¦s en el colegio y la mujer cuida a un enfermo. Y milagrosamente empiezan a sentirse como si fueran una familia. Pero ese equilibrio ser¨¢ precario. Las circunstancias y el fatalismo amenazar¨¢n a esa supervivencia. Aparecer¨¢ la violencia, el acorralamiento y los viejos fantasmas. Y resucitar¨¢ el antiguo guerrero en alguien que s¨®lo aspiraba a la normalidad, que hab¨ªa desertado del espanto. Este retorna para que asuma su antigua naturaleza, para que vuelva a correr la sangre, para matar o morir.
?Audiard habla en todo su cine de personas que est¨¢n en el l¨ªmite, que deben defenderse en un medio hostil. Logr¨® expresar inmejorablemente esa tem¨¢tica en Un profeta, narrando la historia en la c¨¢rcel de un ¨¢rabe analfabeto que es explotado salvajemente por la mafia corsa. Y vuelve a describir muy bien en Dheepan la proteica lucha de los eternos perdedores para encontrar un refugio m¨ªnimo, disponer de pan y techo, otorgarse mutuamente calor y protecci¨®n, aprender a nadar en un mundo que no es el suyo. El suyo s¨®lo les ofrec¨ªa hambre, desolaci¨®n y muerte. Pero adaptarse al nuevo mundo y encontrar recursos para seguir tirando tambi¨¦n es muy duro. Esta pel¨ªcula retrata con fuerza y complejidad su esfuerzo, sus sue?os, su miedo y su coraje. No es una obra maestra pero posee lucidez, verosimilitud y comprensi¨®n.
En la sinopsis de La Asesina, ¨²ltima entrega del temible Hou Hsiao-Hsien, uno de los directores m¨¢s plastas e indigeribles de la historia del cine para mis extraviados gustos, pero venerado por los festivales y santificado por los que escriben cosas muy raras sobre las pel¨ªculas, aseguran que esta vez el argumento va de combates en la China medieval, de una asesina profesional que tiene el coraz¨®n dividido ante la persona que debe eliminar. Y me cuesta mucho imaginar a Hou Hsiao-Hsien rodando una pel¨ªcula de acci¨®n, o simplemente en la que se entienda algo de lo que supuestamente pretende contar. No me equivoco. La Asesina es tan plomiza, in¨²tilmente esteticista, vacua, e incomprensible como todo su cine anterior. Da igual el g¨¦nero que aborde. Nunca se traiciona a s¨ª mismo. Que lo sigan disfrutando sus intelectuales fans.
Babelia
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