El tango ¡®okupa¡¯ de Madrid
La milonga del Patio Maravillas rompe los estereotipos de estas reuniones En la suya se respira un ambiente desenfadado e informal
Carlos Gardel lleva a?os sonando en la capital espa?ola en discotecas, centros culturales, bares, academias¡ Y, desde hace seis, tambi¨¦n en un edificio okupa: el Patio Maravillas. La luz tenue, la sobriedad de las letras y el porte de los bien vestidos bailarines impregnan el escenario milonguero tradicional de cierto aspecto soberbio y estirado. El Patio ha conseguido, sin embargo, trasladar el car¨¢cter liberal del movimiento okupa al encuentro tanguero que organiza: la Milonga Antifascista del Hondo Bajo Fondo. "La idea surgi¨® porque hab¨ªa un ambiente acartonado en las milongas y quisimos crear algo m¨¢s libre", explica Andrea Venturini, una de las organizadoras.
Las milongas de la capital
LUNES
El Bul¨ªn. C/ Jacometrezo, 8. De 20:30 a 0:30.
MARTES
La milonga de Madrid. Glorieta de Bilbao, 7. De 21:30 a 0:30.
Chantecler. Plaza San Pol de Mar, s/n. De 21:30 a 1:30.
Bien Milonga. Casa de Arag¨®n. Pza. Rep¨²blica Argentina, 6. De 21:00 a 0:00.
MI?RCOLES
Milonga Antifascista del Hondo Bajo Fondo. Patio Maravillas. C/ Pez, 21. De 21:00 a 0:00.
Madrid Tango Club.?C/ Jacometrezo, 8. De 21:00 a 0:45.
JUEVES
El Abrazo. Casa de Cantabria. C/ P¨ªo Baroja, 10. De 21:00 a 1:00.
VIERNES
Pr¨¢ctica de tango: Estudio Luna. C/ la Luna, 19. De 19:00 a 21:30
El Conventiyo. C/ Roble, 22. De 22:00 a 2:30.
S?BADO
Milonga del Centro. C/ Dr. Cortezo, 17. De 20:00 a 0:00.
Santa Milonguita. Centro Asturiano de Madrid. C/ Farmacia, 2, piso 4. De 22:00 a 2:00.
Barrio de Tango. C/ Relatores, 17. De 0:00 a 4:00.
Bien Milonga. Casa de Arag¨®n. Pza. Rep¨²blica Argentina, 6. De 21:00 a 0:30.
DOMINGO
Cha 3. Pza. San Pol de Mar, s/n. De 12:00 a 15:00.
El Tropez¨®n. C/Carretas, 14. De 21:30 a 1:30.
El Conventiyo. C/ Roble, 22. De 20:00 a 0:00.
Frente a los grandes salones con suelos de madera que ofrecen la mayor parte de las 18 milongas que tienen lugar en Madrid, la del Patio se baila en una sala peque?ita con graffitis en las paredes. A las diez, acaba la clase gratuita que imparte Inma Garrido. Pocos abandonan sin embargo la sala. La m¨²sica continuar¨¢ hasta las doce y nuevos bailarines se ir¨¢n incorporando a la milonga a lo largo de la velada.
Canaro, Pugliese, d'Arienzo¡ Las orquestas que suenan son parecidas entre las llamadas ¡°milongas cl¨¢sicas¡± y la okupa, salvo por el tango electr¨®nico ¡ªuna variedad que surgi¨® hace unos a?os para relanzar la popularidad del ritmo¡ª. Algunos organizadores, los m¨¢s puristas, se niegan a reproducirlo: ¡°Yo trato de que mi milonga sea los m¨¢s parecida a las de all¨¢¡±, explica el chileno Maurice Gambra, organizador del evento El Bul¨ªn.
En el Patio, por el contrario, siempre cae una tanda electr¨®nica ¡ªcuatro canciones seguidas del mismo tipo de tango. Hay tres: tango, tango milonga y tango vals¡ª. Esta noche dos hombres bailan juntos Los Vino, un electrotango del grupo Otros Aires. Mientras, a su lado, una mujer gu¨ªa los pasos de un tanguero. El intercambio de roles se inici¨® en 2010 en Madrid como una parte m¨¢s de la milonga alternativa, cuando Olaya Aramo y Caroline Betemps comenzaron un taller de tango queer en el centro okupa Casablanca. Tras el desalojo del edificio, Aramo inici¨® una milonga queer, que estar¨¢ suspendida hasta septiembre porque se encuentra fuera de la ciudad. Hasta entonces, la capital mantiene la asexualidad de los roles en la clase de Garrido y el encuentro tanguero del Patio. ¡°Ponerte en el lugar de la otra persona ayuda a entender qu¨¦ debes hacerle sentir cuando la diriges; o qu¨¦ te est¨¢ indicando cuando la sigues¡±, explica Jos¨¦ Luis Yanguas, quien lleva seis a?os bailando.
La ruptura de la pareja tradicional no es exclusiva de las milongas alternativas, como muestran los campeonatos de tango queer, pero s¨ª que es una forma m¨¢s que tienen estos espacios de derribar el tango de la rosa en la boca. Un tango que puede desmotivar a los m¨¢s inseguros. ¡°Hay milongas en las que si no eres joven, no est¨¢s buena o no vas bien vestida, no bailas¡±, explica Garrido. Por lo general, en las milongas tradicionales, las mujeres esperan a que el hombre las saque, lo que puede tener a una bailarina toda la noche sentada tras haber paga los ocho euros de media que suele costar la entrada.
Los hermanos tangueros Macana bailan en una milonga de Sevilla.
¡°Yo antes acud¨ªa a otras milongas, pero ya no¡±, asegura Giuliana Zeppegno, tanguera desde hace a?o y medio. ¡°Como principiante era muy estresante, porque hab¨ªa un nivel muy alto¡±. Mientras habla, un chico tiene a otro agarrado por encima de los codos para intentar marcarle un paso que el otro no consigue aprender. ¡°Aqu¨ª si te equivocas no pasa nada. Est¨¢s entre amigos¡±, afirma Zeppegno.
Casi al final del encuentro, la luz de unas velas invade la sala: el cumplea?os de Andrea Venturini hab¨ªa sido la semana anterior y le traen una tarta. Sin embargo, no todo son ventajas en el ambiente okupa. ¡°Si quer¨¦s aprender, esto tiene un tope¡±, dice el tanguero argentino Fernando Giardini. Venturini le da la raz¨®n al afirmar que algunos bailarines han cambiado el Patio por otras milongas con m¨¢s nivel.
Como principiante, asistir a otras milongas es muy estresante porque hay un nivel muy alto
¡°La entrada libre tiene un lado negativo. Hay gente que no se lo toma en serio. Hace poco vino uno mamado¡±, recuerda Giardini. Pero los incidentes, seg¨²n afirma, no son la norma. En verano, la actividad se traslada al aire libre, a la Plaza del Dos de Mayo. Algo similar a la milonga El Templete que Santiago Gala organiza los domingos por la tarde en el parque de El Retiro.
Al final de la noche, cuando se corta la m¨²sica, los participantes que todav¨ªa quedan en la milonga recogen la sala. Unos recogen botellas, otros los platos de la tarta, otros barren¡ Como un grupo de amigos despu¨¦s de organizar una fiesta en casa de alguien. La falta de colaboraci¨®n y de sentimiento de pertenencia aun colectivo fue, precisamente, lo que acab¨® con la otra milonga de un centro autogestionado que ten¨ªa Madrid: la que organizaba Gala en La Tabacalera. ¡°Aquello funciona con un banco de horas. Pero la mayor¨ªa de los bailarines no arrimaba el hombro en otras actividades¡±, explica Gala.
As¨ª las cosas, la Milonga Antifascista es el ¨²nico espacio alternativo que les queda a los, aproximadamente, 30 bailarines que disfrutan de ese otro aire del tango. Venturini asegura que antes acud¨ªa m¨¢s gente, pero desde que la Justicia anunci¨® el desalojo del centro okupa la milonga ha perdido mucho p¨²blico. ¡°Algunos dejaron de venir porque creen que ya no estamos. Otros por miedo¡±, explica Venturini. Al hablar del posible cierre, a la principante Zeppegno le cambia la expresi¨®n de la cara a una de pena y rabia: ¡°Es triste, pero se va a perder. Y no hay otra milonga como esta en Madrid¡±.
La milonga de El Centro, una de las "cl¨¢sicas" de Madrid.
Babelia
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