¡®This is Orson Welles¡¯
Un documental para cerrar el mes del centenario del director
Como el personaje que cre¨® para Ciudadano Kane, el magnate de la prensa Charles Foster Kane, Orson Welles tambi¨¦n escond¨ªa su rosebud particular, una pieza del rompecabezas de su personalidad que quiz¨¢ nunca descubramos. Un puzle que, sin embargo, intenta completar el documental This is Orson Welles, dirigido por Julia y Clara Kuperberg, en el que se repasa y analiza la vida y la carrera de este genial cineasta. Un trabajo producido por TCM, que se proyect¨® hace unos d¨ªas en el reci¨¦n terminado Festival de Cannes y que en Espa?a se emite en este canal ma?ana s¨¢bado como colof¨®n a un mes de programaci¨®n especial dedicada al director con motivo del centenario de su nacimiento. This is Orson Welles cuenta con los testimonios de directores como Martin Scorsese, Peter Bogdanovich, el cr¨ªtico Joseph McBride, el de la hija mayor del genial cineasta, Chris Welles y, por supuesto, la voz profunda y grave del propio Orson Welles.
En This Orson Welles se habla de una de las grandes aficiones del director: la magia. En efecto, Orson Welles lleg¨® a trabajar en alg¨²n espect¨¢culo como mago y sol¨ªa hacer trucos en las fiestas de Hollywood. Su propia vida fue asombrosa, como los n¨²meros de un prestidigitador, sacando conejos blancos de una chistera una y otra vez.
Ya desde ni?o destac¨® por su precocidad art¨ªstica. Le gustaba actuar en obras de teatro y opinar y discutir con adultos sobre m¨²sica y arte. A los veinte a?os hab¨ªa montado obras de Shakespeare en Nueva York y era, adem¨¢s, una voz habitual de los seriales dram¨¢ticos de diversas cadenas de radio. Una noche de 1938, su voz anunci¨® que nuestro planeta estaba siendo invadido por extraterrestres. Hubo oyentes que huyeron de las ciudades sin saber que se trataba de una dramatizaci¨®n de La guerra de los mundos, la obra de H. G. Wells. Como reconoce en este documental el propio Welles, ¡°la gente que intent¨® lo mismo en otros pa¨ªses acab¨® en la c¨¢rcel pero yo consegu¨ª un contrato en Hollywood¡±.
En This is Orson Welles el director de Sed de mal cuenta su desembarco en la meca del cine; c¨®mo aprendi¨® a rodar pel¨ªculas viendo una y otra vez La diligencia de John Ford; el rodaje de esa obra maestra absoluta que es Ciudadano Kane, y c¨®mo los productores le apartaron del montaje final de su segundo film, El cuarto mandamiento. ¡°Nunca me repuse de ese ataque¡±, explica. ¡°Me prometieron que cuando volviera de Sudam¨¦rica me iban a dar una moviola y un montador para que terminara de editarla pero nunca cumplieron su palabra. Lo hicieron ellos. Destrozaron El Cuarto mandamiento y yo no consegu¨ª trabajo como director durante muchos a?os.
En Hollywood, a¨²n rodar¨ªa pel¨ªculas como El Extra?o o La Dama de Shanghai. Despu¨¦s busc¨® dinero en Europa para financiar sus nuevos proyectos. Su fascinaci¨®n por Shakespeare qued¨® reflejada en sus adaptaciones de Macbeth y Otelo y, sobre todo, en Campanadas a medianoche, el film que rod¨® en Espa?a, producido por Emiliano Piedra, y que ¨¦l consideraba su favorito.
Al hacer balance de su existencia, Orson Welles lo ten¨ªa claro. ¡°He perdido gran parte de mi tiempo buscando dinero, tratando de salir adelante. Quise vivir gracias a esas cajas de colores ruinosas que son las pel¨ªculas. Gast¨¦ demasiada energ¨ªa en cosas no relacionadas con el cine. Una pel¨ªcula es el 2% de creaci¨®n y el 98% restante de prostituci¨®n. No es una manera de vivir la vida¡±, dec¨ªa amargamente. Pero Orson Welles, seg¨²n se cuenta en este documental, sigui¨® fiel a su amor por el cine hasta su muerte.
Martin Scorsese es rotundo: ¡°Para nosotros Welles era un faro, un referente de individualidad y de compromiso con el arte por encima de todo¡±. Y as¨ª sigue siendo. Ahora, cuando se acaban de cumplir cien a?os de su nacimiento nos queda el gigantesco legado de su obra y la inevitable sensaci¨®n de que su irrepetible genio pod¨ªa habernos regalado alguna otra obra maestra. Pero gracias a sus pel¨ªculas podemos exclamar, como hac¨ªa un personaje en Campanadas a medianoche: ¡°Ay Jes¨²s, Jes¨²s, las cosas que hemos visto¡±.
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