El saco de la risa
El creador sueco reincide en su universo de payasos tristes que dicen cosas banales que esconden toda una declaraci¨®n de intenciones sobre el disparate de la vida
El objetivo de los directores de pa¨ªses del primer¨ªsimo mundo, de sociedades presuntamente ideales, deber¨ªa ser encontrar bajo la alfombra la mugre escondida. O al menos buscarla. Roy Andersson, carrera de pocas pel¨ªculas y largo recorrido, desde su personal¨ªsimo cine de comedia bufa, absurda y metaf¨ªsica, lleva d¨¦cadas intent¨¢ndolo. Y consigui¨¦ndolo. Con Una paloma se pos¨® en una rama a reflexionar sobre la existencia, tercera entrega de su trilog¨ªa sobre el sentido de la vida que tambi¨¦n integran las ins¨®litas Canciones del segundo piso (2000) y La comedia de la vida (2007), el creador sueco reincide en su universo de payasos tristes que dicen cosas aparentemente banales que esconden toda una declaraci¨®n de intenciones sobre el disparate de la vida.
Una paloma se pos¨® en una rama a reflexionar sobre la existencia
Direcci¨®n: Roy Andersson.
Int¨¦rpretes: Holger Andersson, Nils Westblom, Charlotta Larsson, Viktor Gyllenberg.
G¨¦nero: comedia. Suecia, 2014.
Duraci¨®n: 101 minutos.
Como suele ser habitual en Andersson, su pel¨ªcula se alimenta de vi?etas de pocos minutos rodadas en plano fijo, sin un solo movimiento de c¨¢mara, en las que sus criaturas hablan poco o nada y repiten esquemas. Un mundo trist¨®n, vac¨ªo y melanc¨®lico, en el que el hilo conductor lo gu¨ªa una pareja de comerciales de productos de "la industria del espect¨¢culo", seg¨²n definici¨®n propia. Unos clowns maquillados con una capa de mortal palidez que los hace parecer m¨¢s muertos que vivos, quiz¨¢ como su sociedad, y cuyo producto estrella es "un cl¨¢sico": el saco de la risa, ese artilugio sin gracia que, al apretarse, expulsa un insoportable y artificial sonido de regocijo que, junto a la banda sonora de contraste que utiliza Andersson, acaba conformando una inimitable comedia de la crueldad. Como un Jacques Tati de ultratumba, como un Buster Keaton escandinavo, su cine, premiado con el Le¨®n de Oro en Venecia, ilumina nuestra sonrisa, tenue, c¨®mplice y sutil. Una mueca de placer y dolor con la terminamos parafraseando a sus personajes: "Me alegra saber que todo os va bien".
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