Santiago Castelo, poeta y periodista de la memoria dulce
Pertenec¨ªa a las Academias Cubana y Norteamericana de la Lengua
El poeta y periodista de ¡°la memoria dulce¡± Jos¨¦ Miguel Santiago Castelo, fallecido en Madrid el 29 de mayo a los 66 a?os, recibi¨® el pasado domingo cristiana sepultura, tierra en la carne, en su pueblo natal, Granja de Torrehermosa (Badajoz), que decret¨® tres d¨ªas de luto en su memoria. En el peregrinaje desde Madrid a sus lares pacenses, Santiago Castelo ¡ª¡°extreme?o errante que no olvida donde naci¨®¡±, como se autobiografiaba¡ª recibi¨® antes el ¨²ltimo adi¨®s en Trujillo (C¨¢ceres). Pertenec¨ªa a las Academias Cubana y Norteamericana de la Lengua. Es autor de una memorable obra po¨¦tica, un trabajador infatigable que escribi¨® y corrigi¨® sus postreros poemas en su larga convalecencia cuando ya la sentencia sobre su vida era irremediable.
Con Santiago Castelo desaparece una buena persona, un gran poeta y un g¨¦nero period¨ªstico en s¨ª mismo dotado de una inmensa cultura. La muerte era un tr¨¢nsito al que no le ten¨ªa miedo, frente a esta vida ¡°llena de recovecos, de infamias, de ambiciones, de persecuciones¡±.
Santiago Castelo era como un gran cinamomo, ese enorme ¨¢rbol de la familia de las meli¨¢ceas de madera dura y arom¨¢tica que ferazmente ¨¦l amaba en su Extremadura natal.
Con 17 a?os Santiago Castelo ya despunt¨® velando guardias period¨ªsticas en el diario Hoy, de Badajoz. En 1970 se incorpor¨® a Abc, en el que fue durante 45 a?os parte imprescindible y donde fue premiado con el Luca de Tena. Su despacho lo defin¨ªa como una especie de ¡°confesionario laico¡±, donde ejerci¨® de juez de paz y de acogida. Es c¨¦lebre el episodio en el que cierto d¨ªa un guarda de seguridad le advirti¨® por tel¨¦fono: ¡°Un pobre quiere verle, se?or Castelo¡±. Ese ¡°pobre¡± era un conocido escritor que acud¨ªa a traerle su art¨ªculo refugiado en alpargatas.
A Castelo le gustaba cultivar la memoria dulce cuando volv¨ªa la mirada atr¨¢s y ¡°recreas todo lo que has perdido con melancol¨ªa y suavidad¡±. Llevaba Castelo Extremadura atada al coraz¨®n (fue reconocido con la Medalla de la Regi¨®n), desde la certera mirada que traslad¨® a su poes¨ªa, en libros como Tierra en la carne, Memorial de ausencias (premios Fastenrath de la Real Academia Espa?ola), Mon¨®logo de Lisboa, La sierra desvelada, Cuaderno del verano, Siurell, Al aire de su vuelo, Cuerpo cierto, Quilombo (premio Extremadura a la Creaci¨®n), La hermana muerta, Esta luz sin contorno, junto a las antolog¨ªas Como disponga el olvido y La huella del aire, 30 a?os de versos labrados con pulsi¨®n humanista y la esperanza en el m¨¢s all¨¢ desde su convicci¨®n creyente.
Manuel Machado, Luis Rosales y Rafael de Le¨®n eran la sant¨ªsima trinidad de su inspiraci¨®n l¨ªrica, aunque sent¨ªa una devoci¨®n sin l¨ªmites hacia el patriarca y maestro Jes¨²s Delgado Valhondo, poeta del paisaje y de amor a su tierra extreme?a.
Santiago Castelo no le ten¨ªa miedo a la muerte porque est¨¢ rodeado de una gran familia de amigos y compa?eros. Castelo no se acaba aqu¨ª, se queda a vivir en nuestra memoria dulce, a la sombra del cinamomo.
Antonio Astorga Casado es periodista y escritor. Trabaj¨® durante 26 a?os con Santiago Castelo en Abc.
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