La trastienda del Retiro
Negocio, amor, sol y sombra, ardillas, poes¨ªa y alergias: una visi¨®n inusual de la gran cita editorial del a?o
Les advierto que en las palabras que siguen es probable que detecten cierta algarab¨ªa. Al fin y al cabo eso es la Feria de Libro de Madrid: bullicio, vocer¨ªo, algarada. Pero tambi¨¦n ¡ªy fundamentalmente¡ª amor. El cartel del artista Fernando Vicente ya avisaba a los futuros visitantes: el flechazo que recibimos cuando un libro nos atrapa es fulminante. Pero tambi¨¦n hay espacio entre los expositores del Retiro madrile?o para reivindicar una relaci¨®n casi sexual con los libros: ¡°Te esperamos con los libros abiertos¡±, reza el lema de la caseta 89, en la que se instala la Librer¨ªa Rulfo. Y ciertamente es un recurso amar los libros, que se queden dormidos en la piel de tu vientre como si fueran un amante.
En el backstage de esta feria hay poco espacio para los rom¨¢nticos. El sudor, las cifras y los insectos son las principales preocupaciones de los expositores. Por no hablar de las ¨¢giles ardillas rojas del Parque del Retiro. Mientras realizo una entrevista a la escritora Bel¨¦n Garc¨ªa Abia, uno de estos esquivos roedores me lanza desde su rama predilecta un trozo de pi?a. Intuyo que no le agrada el tono de mi pregunta. La editora de Errata Naturae, Irene Ant¨®n, me insin¨²a: estas ardillas son inflexibles.
En la caseta 173, que comparten con los Libros del K.O., tienen un ant¨ªdoto contra el calor: las neveras de playa repletas de refrescos y cervezas fr¨ªas. Descubro que la editorial comandada por Emilio S¨¢nchez, ?lvaro Llorca, Guillermo L¨®pez y Javier Lafuente acaba de estampar su logo en las camisetas de un equipo de baloncesto femenino: ?la literatura patrocinando al deporte! ?De qu¨¦ extra?a manera est¨¢ girando el mundo?
?El negocio
?En la feria se hace negocio y no ¨²nicamente me refiero a la venta de libros. Se reparten anuncios publicitarios de bancos, universidades, librer¨ªas de madera hechas a medida, parques naturales; ninguno me resulta tan estimulante como la tarjeta de visita que descubro por casualidad: ¡°Lector a domicilio: poes¨ªa, ensayo, teatro, novela, cuento, humor, infantil, viajes, hemeroteca¡ ?Le gustar¨ªa que le leyese algunas de las creaciones m¨¢s nobles de la Literatura Universal? Llame al¡¡±.
Otra de las propuestas comerciales de la feria es un balneario. ?Qu¨¦ misteriosa relaci¨®n vincular¨¢ a las aguas termales con las letras? ?Incitar¨¢ el ba?o a la lectura? De lo que no cabe duda es de que los balnearios son lugares netamente literarios y as¨ª lo demostr¨® Thomas Mann en La monta?a m¨¢gica, uno de los ochomiles de la literatura mundial.
La gente que lee en bancos es una especie en extinci¨®n. Compruebo con cierta tristeza c¨®mo los dispositivos m¨®viles siguen reinando incluso en este templo literario. De alguna manera coincido con el brillante diagn¨®stico de Jes¨²s Trueba, librero de La Buena Vida (caseta 285): ¡°Lo que tenemos es un p¨²blico di¨¦sel: anda mucho pero consume poco¡±.
Como en las plazas de toros, en la Feria del Libro de Madrid se cotiza la sombra. A las cinco de la tarde es probable que el sol se desparrame por una de las casetas m¨¢s interesantes del recinto y a¨²n as¨ª, los lectores huyan de ella buscando la confortable y mediocre sombra. No es de extra?ar que en el sorteo que se celebra dos meses antes del comienzo de la feria, todos los expositores depositen sus esperanzas en que no les toque el temido sol: la sombra contribuye a vender m¨¢s libros.
¡°Lo que m¨¢s atendemos aqu¨ª por regla general son las lipotimias y las reacciones adversas a las alergias¡±, me expone uno de los auxiliares que est¨¢ apostado en la ambulancia. Confirmo ¡ªtal y como sospechaba por mis ojos llorosos¡ª que la Feria del Libro no es un buen lugar para los al¨¦rgicos. Uno los distingue por sus complementos: gafas de sol, pa?uelos, botellas de agua¡ ¡°Rinitis, sinusitis y conjuntivitis son las m¨¢s frecuentes¡±, me confirma el auxiliar.
Caigo en la cuenta de lo poco que se diferencian las palabras ¡°alergia¡± y ¡°alegr¨ªa¡±: una erre puede convertir una l¨¢grima en emoci¨®n o en estornudo.
He ah¨ª el poder del lenguaje. De la literatura.
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