La mirada cautivadora y minuciosa de Zurbar¨¢n
El Museo Thyssen plantea otra visi¨®n de la obra del pintor en una muestra con 63 ¨®leos,


Muri¨® a manos de los piratas sarracenos, seguramente despu¨¦s de ser torturado, pero no hay rastro de sangre ni vestigios del horror en su h¨¢bito blanco, deslumbrante sobre el fondo negro. Tampoco hay tormento en la expresi¨®n de su rostro, sino m¨¢s bien abandono ante la inminencia de la muerte. Es Serapio, el nombre de un santo fallecido en 1240 y el t¨ªtulo de un cuadro cuya visi¨®n podr¨ªa ilustrar una definici¨®n de obra maestra. Lo pint¨® en 1628, durante su etapa m¨¢s tenebrista, Francisco de Zurbar¨¢n. Y al contemplarlo, cobra todo su sentido eso del virtuosismo t¨¦cnico y de la profundidad de la mirada del creador, expresiones que, por repetidas en el mundo del arte y en art¨ªculos de prensa, suelen perder su fuerza.
Hac¨ªa m¨¢s de 50 a?os que esta obra maestra de la etapa de juventud de Zurbar¨¢n (Fuente de Cantos, 1598-Madrid, 1664) no se ve¨ªa en Espa?a (se exhibi¨® en el Museo del Prado). Pertenece a la colecci¨®n del Wadsworth Atheneum Museum of Art, de la ciudad estadounidense de Hartford, y ahora forma parte del conjunto de 63 cuadros, la mayor¨ªa de gran formato, que componen la exposici¨®n Zurbar¨¢n: una nueva mirada, que se abre al p¨²blico el pr¨®ximo 9 de junio en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

¡°San Serapio es un cuadro ic¨®nico de Zurbar¨¢n, una pieza excepcional, y muy delicada, que nos ha costado mucho traer¡±, resaltaba ayer Mara Borobia, comisaria de la muestra, junto a Odile Delenda, autora del cat¨¢logo razonado que ha relanzado el inter¨¦s en el extranjero por este pintor del Siglo de Oro, cuya fama tal vez qued¨® un tanto oscurecida por el brillo que desprend¨ªa su coet¨¢neo, Diego Vel¨¢zquez.
La ¨²ltima gran exposici¨®n dedicada a Zurbar¨¢n en Espa?a se celebr¨® en 1998 en Sevilla, ciudad en la que fue pintor oficial. La exposici¨®n del Thyssen incorpora obras nunca vista en Espa?a. Todo ello permite arrojar otra mirada sobre una obra que ¡°llama la atenci¨®n por la parte escult¨®rica de sus cuadros¡±, por sus espectaculares formas volum¨¦tricas, y por la manera ¡°de contar cada detalle, con tanta precisi¨®n: incluso un alfiler tiene su sombrita¡±, explica la comisaria, mientras se?ala el reflejo min¨²sculo de una fruta sobre el borde del plato en uno de los ¨®leos de la exposici¨®n, abierta hasta el 13 de septiembre.
La lana del carnero viejo
Las pinturas de Zurbar¨¢n ¡°tienes que verlas desde cerca, mientras que las de Vel¨¢zquez, hay que apreciarlas ¡°desde lejos, reconstruirlas con el ojo¡±, sostiene Delenda. ¡°Bueno, en alg¨²n caso, como el cuadro de El carnero de Zurbar¨¢n, tienes que verlo tambi¨¦n de lejos para percibir el polvo y las calvas de la lana del carnero viejo¡±, interviene la otra comisaria a prop¨®sito de otra de las obras m¨¢s conocidas presentes en la muestra.
Llama tambi¨¦n la atenci¨®n la inclusi¨®n de siete bodegones elaborados por un hijo de Zurbar¨¢n, Juan. ¡°Hubiera sido un pintor inmenso. No hay m¨¢s que ver sus bodegones. Colabor¨® muy joven con su padre y seguro que le ayud¨® en otras de sus pinturas. Pero muri¨® a los 30 a?os por culpa de la peste y su carrera se trunc¨®¡±, apunta Borobia.
La exposici¨®n plantea un recorrido cronol¨®gico y diferencia en una sala las obras pintadas por el obrador del artista, como era habitual en la ¨¦poca, del resto. La muestra no discute el t¨®pico de Zurbar¨¢n, como ¡°el pintor de santos¡±, aunque, en realidad, lo que hac¨ªa este artista excepcional era ¡°transformar lo cotidiano en religioso¡±, en palabras de su estudiosa Odelie Delenda.
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