La dimensi¨®n econ¨®mica de la Defensa europea
El grado de?seguridad del continente apenas mejorar¨¢ si solo se eleva el Presupuesto en esta partida
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Las declaraciones de la Administraci¨®n Trump acerca del papel de EE UU en la seguridad del Viejo Continente no solo anticipan un nuevo orden geopol¨ªtico mundial. Tambi¨¦n plantean un desaf¨ªo may¨²sculo para la econom¨ªa europea.
Diversos expertos consideran que, para suplir el vac¨ªo que amenaza con dejar la alianza atl¨¢ntica (OTAN), las necesidades de inversi¨®n en Defensa superan el 1% del PIB anual de la Uni¨®n Europea. Un esfuerzo a realizar durante un periodo prolongado y que en el caso de Espa?a ser¨ªa incluso m¨¢s intenso, ya que en la actualidad nos situamos a la cola del ranking europeo. Todo ello en un contexto fiscal complicado, con un d¨¦ficit p¨²blico que supera ampliamente el umbral del 3% para la mayor¨ªa de los grandes socios comunitarios; particularmente B¨¦lgica, Francia, Italia y Polonia. Alemania y Espa?a rondan ese umbral.
Semejante reto solo es asumible desde el punto de vista econ¨®mico con tres condiciones, la primera siendo la elevaci¨®n del multiplicador del gasto p¨²blico en t¨¦rminos de inversi¨®n privada: tanto en Espa?a como en el conjunto de la UE, dicho multiplicador es notoriamente d¨¦bil en comparaci¨®n con las otras grandes potencias, como consecuencia de fallos institucionales y de carencias en la colaboraci¨®n p¨²blico-privada.
De no permear en el sector privado, el gasto p¨²blico solo servir¨ªa de est¨ªmulo para las importaciones de armamento, algo que no es necesariamente coherente con el objetivo perseguido de reforzar la seguridad europea. El riesgo ser¨ªa tambi¨¦n de perpetuar el bajo crecimiento de la econom¨ªa europea, que se percibe ya en las exportaciones espa?olas.
En segundo lugar, hoy por hoy los programas de Defensa son poco eficaces, por la atomizaci¨®n de una industria europea que ha operado al margen de las reglas de competencia, ya que la seguridad ha sido considerada como parte integrante del espacio de soberan¨ªa nacional.
El resultado es una diluci¨®n de los esfuerzos que realiza cada socio comunitario de manera aislada. Como la restructuraci¨®n del sector, ineludible para alcanzar econom¨ªas de escala, solo puede ser gradual, cualquier incremento del gasto en Defensa deber¨ªa tambi¨¦n producirse de forma progresiva. Y por la misma raz¨®n el esfuerzo de inversi¨®n deber¨ªa mancomunarse, ya que la Defensa es un bien com¨²n amenazado por el giro estrat¨¦gico norteamericano. La cuesti¨®n es c¨®mo financiar este nuevo objetivo. A corto plazo, la propuesta de la Comisi¨®n de aprovechar los fondos Next Generation que no se han comprometido ¡ªcerca de 100.000 millones de euros, seg¨²n Bruselas¡ª resuelve las reticencias de algunos pa¨ªses de incrementar el presupuesto comunitario. Pero esta soluci¨®n solo ser¨¢ efectiva en presencia de una gesti¨®n com¨²n orientada a modernizar el sector, no reproduciendo la actual atomizaci¨®n.
Finalmente, y pese a todo lo anterior, es muy probable que una buena parte de los recursos procedan de las maltrechas haciendas p¨²blicas nacionales. Bruselas se muestra favorable a la suavizaci¨®n de las reglas fiscales europeas, para que el aumento de la inversi¨®n en Defensa no compute a efectos de las obligaciones normativas, ni que los Estados se expongan a sanciones. Otra cosa es la percepci¨®n de los mercados, muy solicitados ante la necesidad de financiar la monta?a de deuda que se ha acumulado a nivel global. Los bonos p¨²blicos cotizan ya aproximadamente 50 puntos b¨¢sicos por encima de los niveles alcanzados en el oto?o pasado. Trump ha prometido fuertes recortes de impuestos, y no le ser¨¢ f¨¢cil compensarlos con la brutal cura de adelgazamiento aplicada por Elon Musk, que amenaza con desorganizar la actividad de las administraciones.
En suma, para tener el efecto deseado, cualquier decisi¨®n pol¨ªtica de elevar el gasto en Defensa deber¨ªa integrar una reforma del funcionamiento del sector, y entra?ar un fortalecimiento estructural de la econom¨ªa europea, facilitando la financiaci¨®n del esfuerzo inversor y posibilitando el consenso social.
Gasto p¨²blico
El gasto de la Unión Europea en Defensa se ha incrementado un 30% desde el inicio de la guerra en Ucrania, alcanzando 326.000 millones de euros en 2024. Esta inversión se acerca al 2% del PIB, medio punto más que antes del comienzo de las hostilidades. En el caso de España, el incremento ha sido proporcionalmente menor, pasando del 1% en el año 2021 al 1,2% en 2023. Casi todo el esfuerzo de gasto se realiza por los Estados miembro de manera descentralizada: la inversión mancomunada asciende apenas a 16.400 millones para el conjunto del periodo 2021-2027.
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