L¨¢grimas de V.S.Naipaul
El Nobel de Literatura de 2001 se emociona al describir la fuerza que le ha impulsado a escribir. El genio de la mezcla de g¨¦neros hoy apenas esboza fragmentos
Tantas personas nos hab¨ªan alertado de todo lo que puede enfadar a Sir Vidia que acudimos a la cita con el respeto recorri¨¦ndonos la m¨¦dula, por usar un eufemismo suave. Pero V.S.Naipaul, nacido en Trinidad en 1932, Nobel de Literatura en 2001, es mucho m¨¢s que un enfent terrible de las letras universales: retrat¨® el desarraigo con pluma poderosa; nos hizo reflexionar sobre el islam, la fe y el mundo; sembr¨® dudas sobre Gandhi; y pint¨® con vigor las frustraciones de las vidas sin elecci¨®n. Ha combinado ficci¨®n y no ficci¨®n con una arbitrariedad pasmosa y genial. Y ha alimentado la historia mundial de los mitos con una vida que Paul Theroux y Patrick French desmenuzaron en sendas biograf¨ªas sin escatimar los agujeros oscuros que frecuent¨®: el maltrato a su primera mujer, su recurso a la prostituci¨®n, su amante, su ira.
Y adem¨¢s, s¨ª, es cierto: se enfada con los periodistas cuando no conocen su obra, les examina sobre lo que preguntan y pone fin a las entrevistas cuando le da la gana.
As¨ª que la cita en su piso del barrio de Chelsea, en Londres, en la primera entrevista que concede en un a?o y tras las repetidas advertencias de rigor sobre lo que se ve, pero no se toca (su vida privada, la cr¨ªtica o la calificaci¨®n de su obra como ¡°literatura de viajes¡±, que le molesta especialmente) lo ten¨ªa todo para ser arriesgada.
Naipaul nos recibe ya sentado, o instalado, en una silla. Apenas tiene movilidad en las piernas, sus ojos permanecen semicerrados y su voluntad de contestar no parece haberse despertado a¨²n. ¡°Necesita calentar¡±, ayuda Nadira Khannum Alvi, su segunda esposa, con la que ha compartido los ¨²ltimos 20 a?os. Pero no acaba nunca de calentar y es ella la que terminar¨¢ volcando la devoci¨®n que le profesa en el empe?o de que esto no descarrile. Le ri?e cuando no contesta, le repite las preguntas en voz alta y rellena de halagos y an¨¦cdotas todos los vac¨ªos que ¨¦l deja.
?Y ¨¦l? Sorpresa: no solo no se enfada, o no lo expresa demasiado en su semblante distante y endurecido, sino que de cuando en cuando busca nuestra aprobaci¨®n. Se emociona. Y hasta llora. De alguna manera, mientras transcurre la larga hora que dedica a Babelia en presencia de su mujer y de un agente, vamos tomando conciencia de que la entrevista se est¨¢ convirtiendo en algo diferente: en testimonio de un momento de vejez y decaimiento; de la evaporaci¨®n de la energ¨ªa; del ¨¦xtasis y hasta de cierta rendici¨®n ante su mujer; del vigor y la impotencia de un genio en una etapa final.
Sir Vidia ya no escribe libros, pero s¨ª ¡°fragmentos¡±, le socorre de nuevo su esposa. No relee su obra, dice, pero le gusta que ella la relea en alto para ¨¦l, y se enfada cuando se salta algo. Ama sus libros, cada una de sus palabras, de sus frases y de sus p¨¢rrafos, que conoce al dedillo tras la lucha librada por cada coma en contra de su inseguridad. Al fin y al cabo lo ha dedicado todo a ellos. A costa de la bondad. Y de los dem¨¢s.
- ?Le preocupa la imagen que quedar¨¢ de usted?
- No, en absoluto. -responde con rotundidad, esta vez por s¨ª solo, a la pregunta final.
Pero empecemos por el principio.
La excusa para la entrevista es buena: se publica en Espa?a Una zona de oscuridad (Debate), un libro en el que volc¨® la experiencia inici¨¢tica de su primer viaje a la India, de donde sus abuelos hab¨ªan salido d¨¦cadas atr¨¢s rumbo a Trinidad. De ni?o hab¨ªa sido un extra?o como miembro de la minor¨ªa india en esta colonia brit¨¢nica; de joven fue un extra?o como indio estudiante en Inglaterra; y de adulto se encuentra de repente en un pa¨ªs desconocido para ¨¦l en el que sin embargo es uno m¨¢s. Y ese desarraigo es, reconoce, el motor de su literatura.
Aquel libro, adem¨¢s, le sirvi¨® para cambiar de registro despu¨¦s de sus primeras novelas en un momento en que se cre¨ªa agotado para la ficci¨®n. Y para retratar lo que ve¨ªa ante un mundo que no quer¨ªa verlo.
P. Usted describe una India de divisiones, ineficacia, insensibilidad, que le hace da?o. ?India le sigue doliendo todav¨ªa?
La gente me pregunta ahora por qu¨¦ ya no describo los horrores en las calles, si todo eso ha desaparecido. Y yo contesto que no, pero no puedo estar escribiendo siempre lo mismo.
R. S¨ª. La gente me pregunta ahora por qu¨¦ ya no describo los horrores en las calles, si todo eso ha desaparecido. Y yo contesto que no, pero no puedo estar escribiendo siempre lo mismo. Intento cambiar al tiempo que cambian mis sensaciones, pero sin olvidarme nunca de lo que he escrito antes. ?Tiene sentido lo que digo?
P. Lo escribi¨® en 1964. ?Lo ha rele¨ªdo? ?Relee usted sus libros antiguos?
R. No, la verdad es que no. As¨ª de sencillo. ?Cree que deber¨ªa?
P. Algunos lo hacen. Philip Roth dej¨® de escribir y se dedic¨® tres a?os a releer sus treinta y tantos libros. ?Ha pensado usted alguna vez en revisitar sus libros?
R. No. Tengo tan presente la experiencia de cuando los escrib¨ª que no lo necesito.
P. En el prefacio dice que este libro le ayud¨® a mirar m¨¢s all¨¢ de la ficci¨®n. Hab¨ªa escrito ficci¨®n, tres o cuatro novelas, y con este libro dio el salto a la no ficci¨®n. ?Puede decirme qu¨¦ supuso para usted esta forma de saltar de la ficci¨®n a la no ficci¨®n?
R. ?Qu¨¦ era exactamente lo que dec¨ªa? Esta cita que menciona, ?d¨®nde est¨¢?
P. En el prefacio. Y en Momentos literarios, donde habla de cuando escribi¨® este libro.
R. No me acuerdo.
P. Dec¨ªa usted: ¡°Estaba exhausto despu¨¦s de Una casa para el Se?or Biswas, estaba buscando alguna otra novela¡±. Y alg¨²n editor le propuso ir a India y escribir sobre la experiencia. Y dice usted: ¡°Me ayud¨® a mirar m¨¢s all¨¢ de la ficci¨®n, a saltar al ensayo...
R. Creo que ah¨ª est¨¢ dicho con mucha claridad. Acababa de terminar un libro muy largo de ficci¨®n, estaba agotado por el esfuerzo, quer¨ªa hacer algo nuevo, algo que no fuera de ficci¨®n. Nada m¨¢s. ?Tiene sentido?
P. Claro, pero me gustar¨ªa que lo explicara un poco m¨¢s.
R. No puedo explicarlo m¨¢s. Es suficiente.
P. Usted ha escrito ficci¨®n y no ficci¨®n toda su vida. ?Qu¨¦ satisfacciones y qu¨¦ dificultades le ha aportado cada g¨¦nero?
R. Es una pregunta muy seria, sobre mi forma de escribir, que ahora no podr¨ªa contestar. No puedo responder con una frase sencilla. Hay cosas que son tan dif¨ªciles de explicar sobre la escritura, y que tampoco es f¨¢cil hablar sobre ellas... Pruebe con otra pregunta.
P. ?Por qu¨¦ ha preferido a veces escribir ficci¨®n y a veces no ficci¨®n?
R. Un motivo puede ser que est¨¢s cansado de una forma y tienes muchas ganas de probar otra. Y otro es que hay ciertas cosas que exigen determinada forma de contarlas. Cuando uno est¨¢ viviendo esa experiencia, dice: ¡°Esto lo escribir¨ªa de esta determinada forma¡±. Por ejemplo, como no ficci¨®n.
Una zona de oscuridad molest¨® y conmocion¨® en su tiempo por la crudeza con que describi¨® una India de miseria e inconsciencia, y debe su t¨ªtulo a la penumbra que nos rodea m¨¢s all¨¢ de la d¨¦bil luz que ilumina nuestra choza. Es pura India, pero es universal. Y su referente literario no puede estar m¨¢s lejos de all¨ª, y m¨¢s cerca de aqu¨ª: El Lazarillo, que ¨¦l ley¨® en esos a?os en espa?ol y tradujo para s¨ª. ¡°Lo adoro, me encanta su lenguaje. En 1555 hab¨ªa un espa?ol delicioso, una lengua maravillosa, y eso fue muy educativo para alguien como yo que estaba tratando de aprender a escribir. El lenguaje y el tono es maravilloso, extraordinario, tan lleno de iron¨ªas.¡±
P. Usted ahonda mucho en los personajes por dentro y tambi¨¦n por fuera. Como el Lazarillo. ?Qu¨¦ le cost¨® m¨¢s?
R. Cuando escribo no hago compartimentos, todo sale de forma fluida ?me explico?
P. Este libro, Una zona de oscuridad, y este primer viaje a la India, ?qu¨¦ representaron para usted?
R. Supongo que represent¨® mucho, porque era la primera vez que escrib¨ªa sobre una experiencia tan fuerte, el primer viaje a la India. Pero no puedo decir mucho m¨¢s, yo creo que con esta explicaci¨®n basta. A no ser que... veo que tiene usted cara de querer preguntar algo m¨¢s al respecto.
Nadira. Bueno, fue un libro muy importante. Fuiste a India por primera vez, viste el pa¨ªs de cerca, escribiste sobre India y molestaste mucho a los indios, porque era una mirada desde fuera, porque t¨² eres indio y a la vez no lo eres. El libro despert¨® mucha indignaci¨®n en India. Recuerda lo que dec¨ªan: C¨®mo se atreve a venir aqu¨ª y hablar de la suciedad, c¨®mo se atreve a escribir que la gente defeca en las v¨ªas del tren... Fue un libro muy importante para los escritores indios m¨¢s j¨®venes, Amitav Ghosh y gente as¨ª. T¨² les ense?aste otra manera de mirar India, y despu¨¦s vinieron otros libros.
R. Todo eso es secundario respecto al acto de escribir. Cuando uno est¨¢ escribiendo no piensa en el revuelo que va a causar. No pens¨¦ que iba a causarlo, porque me pareci¨® que lo que estaba escribiendo era tan obvio que la gente lo iba a recibir como una descripci¨®n de lo que hab¨ªa, sin m¨¢s. Pero ya ve, a veces las cosas ocurren as¨ª... A veces crees que no has hecho nada y descubres que has hecho algo.
P. Usted dijo, por ejemplo, que Gandhi fracas¨®, 30 a?os despu¨¦s de su muerte. ?Sigue pensando que fracas¨®?
R. Desde luego.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque sus ideas y su mensaje son tan profundos, abarcan de tal forma todos los aspectos de la India que para poder decir que triunf¨® deber¨ªa haber promovido un vuelco total del pa¨ªs. Y no lo hizo.
P. Tambi¨¦n se sinti¨® decepcionado con la Inglaterra colonial. ?Siente que Inglaterra ha aprendido a valorar sus excolonias?
R. No he dicho nada tan radical sobre Inglaterra. No me atrever¨ªa jam¨¢s a hacer grandes afirmaciones sobre pa¨ªses tan importantes, a decir que es un pa¨ªs que me ha decepcionado o algo as¨ª. No se puede hacer eso. Los pa¨ªses as¨ª son tan grandes y tan importantes, y dependemos tanto de ellos, que tenemos que aprender a aceptar todo lo que tienen.
P. Es cierto que usted no habla de Inglaterra, sino de ¡°inglesidad¡±, de c¨®mo choc¨® con India. Dice que no fue un buen encuentro el de las dos potencias. De modo que, en cierto sentido, s¨ª critica la actitud de los ingleses. ?Cree que esa actitud de Inglaterra hacia sus viejas colonias ha evolucionado, ha cambiado?
R. Tengo que pensarme mucho esta respuesta.
P. Usted dec¨ªa literalmente: El imperio despreci¨® a India al tiempo que la conquistaba. Fue una relaci¨®n de desprecio, de indiferencia. Eso es lo que escribi¨®. De modo que la pregunta es: ?Ha aprendido Inglaterra a valorar a la gente de sus excolonias?
R. Creo que no, y no veo ning¨²n motivo para que lo haga (r¨ªen su esposa y ¨¦l). Cuando empec¨¦ a escribir me dije que hab¨ªa una serie de palabras que nunca deb¨ªa utilizar. Una era colonialismo. Otra imperialismo. Cuando le¨ªa no me gustaba encontrarme este tipo de palabras, no me gustaba que la gente las usara en lugar de expresar ideas propias. Una de ellas era ¡°colonialismo¡±. Otra, ¡°imperialismo¡±. Si usted repasa mis escritos, no las encontrar¨¢. Es cuesti¨®n de principios.Y sigue siendo as¨ª.
P. Hay una descripci¨®n que hace en el libro de s¨ª mismo: en Trinidad era diferente, en Londres era diferente, pero entonces fue a India y all¨ª era an¨®nimo, porque era indio. Tengo la sensaci¨®n de que ese sentimiento de desarraigo, de ser diferente, es el motor que impulsa este libro. ?Es tambi¨¦n el motor que ha impulsado toda su carrera?
R. S¨ª. Sin la menor duda. Nunca lo he pensado conscientemente, a¨²n hoy no lo hago, pero creo que en el fondo siempre he tenido la impresi¨®n de que otra persona estar¨ªa haciendo otra cosa diferente.
P. ?C¨®mo describir¨ªa su estilo? ?Profundo, crudo, honesto? Son palabras que propongo, pero me gustar¨ªa que usted lo definiera.
R. Es imposible hacerlo. En cuanto uno empieza a analizar sus propios escritos como si fuera un cr¨ªtico emprende un camino que lleva a la locura.
Su esposa se empieza a enfadar, le anima a explicarse: ¡°Es cierto, ser¨ªa una locura, pero t¨² siempre has dicho que tratas de acercarte lo m¨¢s posible a la verdad y siempre me has descrito tu forma de escribir en esos t¨¦rminos. Lo m¨¢s cerca posible de la verdad. Dices que hay que hacer el m¨¢ximo esfuerzo para acercarse lo m¨¢s posible a la verdad.Y que lo revisas una y otra vez porque nunca est¨¢s seguro¡±.
¡°Mi mujer lo explica mejor que yo¡±, se limita a decir ¨¦l.
Nadira. ?l est¨¢ siempre inseguro de s¨ª mismo. Con todo lo brillante que es, duda constantemente y es un perfeccionista. Cuando escribi¨® Semillas m¨¢gicas, y cuando escribi¨® Media vida, redactaba una frase y se quedaba ah¨ª. Cuando escribe no habla ni escucha, y entonces yo le¨ªa esa frase en voz alta y ¨¦l respond¨ªa ¡°No est¨¢ bien¡±. Yo le dec¨ªa: ¡°?Es perfecta!¡± Y el insist¨ªa: ¡°No, no est¨¢ bien. No tiene mi ritmo¡±. Porque ¨¦l tiene su propio ritmo, su propia m¨²sica en la cabeza. Y luego, de pronto, se sentaba en la cama a las tres de la ma?ana, y corr¨ªa al ordenador, y cambiaba una palabra, y entonces dec¨ªa: ¡°Ahora, s¨ª¡±. Y ah¨ª estaba, la frase perfecta. Es un perfeccionista. Examina las palabras sin cesar. Est¨¢ obsesionado con la claridad: dice que, si un escritor es bueno, puede expresar las ideas m¨¢s complejas de manera muy sencilla. Si eres incomprensible, est¨¢s perdiendo el lenguaje que tienes. Por eso no le gustan palabras como colonialismo, imperialismo, grandes palabras muy simples que nadie se atreve a cuestionar. El escritor debe buscar m¨¢s a fondo para ser m¨¢s claro.
P. Por eso he escogido esas palabras sobre su estilo: verdad, transparencia, honestidad...
Nadira. Y claridad.
P. Y claridad. Verdad.
Nadira. Lo m¨¢s cerca posible de la verdad. Porque dice que la verdad absoluta no existe, que siempre est¨¢ cambiando, pero hay que hacer el m¨¢ximo esfuerzo para acercarse lo m¨¢s posible a la verdad. Y todos los libros sobre India de los que habl¨¢bamos antes, ¨¦l se ha pasado la vida volviendo a India, volviendo sobre el tema, volviendo a examinar el pa¨ªs desde diferentes puntos de vista. India, A Wounded Civilization (1977) es muy distinto de India, a Million Mutinies Now (1990). Tengo que decir, y espero que lo reproduzca, que, cuando escribi¨® esos libros, en India causaron gran revuelo. India, a Wounded Civilization es un libro que han utilizado los dos partidos, y no solo en el aspecto pol¨ªtico. Es un repaso a la historia de India. Ahora, los indios quieren que escriba otro libro, y ¨¦l les ha dicho que no. Les ha dicho que les dio India, A Million Mutinies y que todo lo que aparec¨ªa ah¨ª sigue siendo v¨¢lido. No tiene nada nuevo que decir sobre ellos. No quiere escribir un nuevo libro solo por escribirlo. Y ahora los indios han crecido lo suficiente en el mundo y son lo bastante poderosos como para decirle: ¡°Muchas gracias por habernos dado las herramientas para juzgarnos a nosotros mismos. Ahora podemos mirarnos en el espejo y vernos. Ya tenemos las herramientas¡±. Lo malo del mundo isl¨¢mico es que no tienen las herramientas necesarias. Los libros que ¨¦l escribi¨® sobre ellos tambi¨¦n son unos libros muy importantes, pero todav¨ªa no tienen las herramientas para juzgarse a s¨ª mismos, no han desarrollado el pensamiento como en India..
P. Enseguida hablar¨¦ de los libros sobre el islam, pero antes querr¨ªa tocar otro tema: Usted ha dicho que cada libro siempre debe constituir un avance, que siempre debe ser un paso hacia adelante. ?Cree que lo ha conseguido con cada libro?
R. S¨ª, s¨ª.
P. ?Sigue escribiendo ahora?
R. No s¨¦ qu¨¦ decir.
Nadira. Est¨¢ escribiendo ¡°Fragmentos¡±, pero no est¨¢ seguro de acabarlo. Aunque, cuando llega el momento, dicta. Pero no es un texto coherente. Son... fragmentos.
P. Hablemos del islam, ha escrito sobre el radicalismo isl¨¢mico. ?Lo teme?
R. No tengo miedo porque en realidad son d¨¦biles y ser¨ªa muy f¨¢cil acabar con ellos, destruirlos, si las grandes potencias se pusieran de acuerdo. Toda esa palabrer¨ªa islamista tiene poca sustancia. Y lo digo porque se basa en muchas cosas que proceden del mundo ¨¢rabe y que est¨¢n tratando de incorporar a su propio pensamiento, hasta ahora sin ¨¦xito. ?Es una buena respuesta?
P. ?Y qu¨¦ ha fallado en Occidente?
R. No creo que Occidente haya fallado. El fallo, la falta de pensamiento, la falta de ideas ha estado en el lado del islam.
P. ?Pero en Occidente cree que hay ideas nuevas o tambi¨¦n hay una crisis de ideas?
R. El mundo vive de las ideas, eso es parte de lo que nos entusiasma a personas como yo. Y no hay falta de ideas. No creo que en el islam den mucha importancia a las ideas.
P. Cuando usted empez¨® a viajar, ten¨ªa que ir en barco, tren, tardaba semanas, meses... Hoy, en cuesti¨®n de horas, estamos en otro continente. Es la globalizaci¨®n. ?Cree que eso ha acercado las civilizaciones, o seguimos estando alejados?
R. Creo que no ha tenido ning¨²n efecto. Ser¨ªa f¨¢cil decir que ahora todos podemos viajar, tenemos magn¨ªficas vistas, imaginamos el mundo entero, pero la gente no cambia as¨ª como as¨ª.
P. ?Sigue la literatura en el mundo? Antes le pregunt¨¦ si cre¨ªa que cada libro suyo ha sido un paso hacia adelante. ?Cree que la literatura mundial ha avanzado? ?Encuentra literatura interesante?
R. Creo que la gente no piensa en la literatura en esos t¨¦rminos.
P. ?Pero encuentra usted literatura interesante, autores interesantes en el mundo hoy?
R. Es complicado. No puedo decir que en algunas culturas la literatura sea muy din¨¢mica, porque no lo es. No se pueden sacar grandes conclusiones. Hay que ver las peque?as cosas de las que escribe la gente.
P. En un momento dado, usted dijo que no ve¨ªa literatura ni arte en India, por ejemplo, porque no exist¨ªa una tradici¨®n. Pero tambi¨¦n dijo ¡°Llegar¨¢. El motor de la literatura estar¨¢ aqu¨ª¡±. ?Ha sido as¨ª? ?Ha encontrado usted autores interesantes en India o en los pa¨ªses emergentes?
El reconocimiento es fundamental. Da validez a tu trabajo. El autor del ¡®Lazarillo¡¯ no lo tuvo, pero tiene la inmortalidad"
R. Es un tema demasiado amplio como para responder deprisa. Si dijera algo ahora, probablemente ser¨ªan unas cuantas frases est¨²pidas y provocadoras, y no quiero hacer eso. La verdad es que no he encontrado a ninguno. La verdad es que esperan grandes desilusiones al hombre que empieza a leer la obra de alg¨²n autor que publica en India. Recuerdo que le¨ª en 1951 The Unknown Indian (El indio desconocido), de Chaudhuri, y me deslumbr¨®. Por desgracia, con los a?os, me ha ido deslumbrando cada vez menos. Estamos deseando, quiz¨¢ demasiado, encontrar cualidades en determinados pa¨ªses. Creemos que est¨¢n en posesi¨®n de la verdad, o que est¨¢n m¨¢s cerca de la verdad que nosotros, cuando probablemente no es as¨ª. Hoy, el libro de Chaudhuri me resulta insoportable.
Naipaul se niega a escoger entre sus libros. ¡°Nunca har¨ªa algo as¨ª¡±. Y su mujer lo corrobora y cuenta: ¡°Se sabe su obra tan bien que no se le puede enga?ar. A veces me pongo a leerle Se?or Biswas, de pronto me canso y quiero llegar a la parte que me gusta y en cuanto empiezo a correr me dice: ¡®Para, te est¨¢s saltando cosas¡¯.
P. O sea que usted no relee sus libros, pero su mujer se los lee en voz alta.
Nadira. Y me dejo algunos trozos. Y ¨¦l salta de inmediato y me dice: Para. Y cuando le pregunto: ?C¨®mo lo sabes? ?l responde ¡®Conozco mi m¨²sica. S¨¦ c¨®mo escribo¡±. "Tengo que decir que no lee mucho fuera de sus propios libros, porque quiere conservar su propio pulso y su propio ritmo. Recibe muchos libros de India, y yo leo fragmentos en voz alta, y ¨¦l comenta: ¡°Este chico sabe escribir, pero...¡± O ¡°Este es bueno, pero vamos a ver si dura¡±. Me gusta mucho ver a todos esos indios como Amitav Ghosh y todos los dem¨¢s que hoy dicen que Vidia es muy importante para ellos, que les ense?¨® otra forma de escribir, y por eso le est¨¢n muy agradecidos. Est¨¢n saliendo libros de India, Amit Chaudhury y toda esa gente. ?l me pide que le lea cuatro l¨ªneas y con eso ya sabe si el autor es bueno o malo. Pero ¨¦l no lee, porque causa interferencia en su proceso mental.
P. Pero esa es otra forma de releer sus libros.
R. S¨ª.
P. ?Y le gustan, cuando se los lee?
Nadira. Le encantan. Le encanta su obra. No tiene usted ni idea de con qu¨¦ cuidado y minuciosidad escribe, lo tortuoso que es el proceso. Y qu¨¦ fant¨¢stico es. De verdad, no conozco a nadie que merezca tanto como ¨¦l el Nobel. Porque es un proceso atormentado, le consume. David Campbell, el editor de Everyman, me dijo que deber¨ªa escribir c¨®mo es el proceso, porque, cuando est¨¢ escribiendo, se le calienta tanto la cabeza que no se puede tocar. Se le calienta tanto como si fuera una bala. Y es implacable. No hace nada m¨¢s que pensar y escribir. Es evidente que este es el trabajo al que ha dedicado su vida, y lo hace muy bien, pero eso no le deja tiempo para hacer ninguna otra cosa. Tienes que contarle lo que sueles decir, estar¨¢ bien que se enteren tus lectores. Siempre dice que un hombre deber¨ªa tener tres vidas. Una, para vivir, otra, para leer y experimentar, y otra para escribir. Siempre dice: ¡°Mi vida es demasiado corta. Nunca he tenido tiempo de vivir, no he hecho nada m¨¢s que escribir¡±. La gente deber¨ªa tener tres vidas.
P. Y la suya siempre ha estado y est¨¢ dedicada a la escritura.
R. S¨ª.
P. ?Y se arrepiente de algo?
R. No, no me arrepiento de nada. He dedicado demasiado tiempo a escribir como para arrepentirme de ello.
Nadira. Pero tienes el concepto de dharma. H¨¢blale del dharma. El dharma es la fuerza que le empuja.
?l acepta hacerlo, y se explica de una forma recogida.
R. Es una noci¨®n india. El hombre debe tener su dharma, su idea de qu¨¦ debe hacer consigo mismo y con su vida. Yo encontr¨¦ ecos de este concepto en ciertas partes de Proust, la reflexi¨®n sobre c¨®mo pasa uno su tiempo, c¨®mo hace las cosas.
Es entonces cuando las l¨¢grimas nublan los ojos de Naipaul y ella le consuela. ¡°No te preocupes, est¨¢ bien¡±, dice con cari?o. Y explica: ¡°?l ha dedicado su vida entera a escribir. El dharma le ha impulsado. Eso es el dharma. Es casi como una religi¨®n¡±.
P. Usted escribi¨® sobre su padre como escritor: ¡°Mi padre nunca lleg¨® a un punto de descanso desde el que revisar su pasado. Al final, ten¨ªa poco de lo que escribir¡±. ?Cu¨¢ndo sinti¨® usted que hab¨ªa llegado a ese punto? Su padre nunca encontr¨® ese momento desde el que examinar su pasado, pero usted s¨ª, desde el principio. ?Cu¨¢ndo fue?
R. Qu¨¦ dif¨ªciles son todas estas preguntas.
Nadira. Alguna vez me has dicho que a los 40 a?os. Me cont¨® que entonces fue cuando sinti¨® que era famoso y que conoc¨ªa bien su obra.
P. ?Cu¨¢ndo sinti¨® confianza en su trabajo? Porque he le¨ªdo que, al principio, no ten¨ªa ninguna confianza, era muy inseguro.
Nadira. En realidad, todav¨ªa es inseguro ahora, cuando se pone a escribir los fragmentos. Dice que estar seguro de uno mismo es s¨ªntoma de estupidez. Sentirse inseguro es lo que le obliga a examinarte. Siempre se siente inseguro mientras escribe, pero luego es consciente de la calidad de su obra. Una vez terminada, est¨¢ convencido de que es buena.
Es hora de ir terminando. El agente y su esposa le ayudan a trasladarse a un sof¨¢ donde posa d¨®cilmente. Est¨¢ cansado y cada vez deja m¨¢s que sea su esposa quien se extienda en las respuestas mientras ¨¦l la mira embelesado y obedece. Admite alguna pregunta final.
P. ?El reconocimiento ha sido importante?
R. Fundamental. Te dice lo que has escrito, es una forma de documentar lo que has hecho. Da validez a tu trabajo.
P. El autor del Lazarillo no lo tuvo. ?Lo ha pensado?
R. S¨ª, pero s¨ª lo tiene, es inmortal. Mucha gente que gan¨® mucho dinero est¨¢ muerta, pero ¨¦l sigue vivo en toda la gente que le lee.
Es sin duda lo que siente que le pasar¨¢ a ¨¦l. Su mujer reconoce el ¡°enfado¡± de Naipaul con Patrick French, a quien abri¨® sus archivos y que dibuj¨® sus trapos sucios. ¡°Nunca cotej¨® los datos¡±, cuenta.
Pero su liga es otra. La de la inmortalidad..
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