Karl Kraus, pol¨ªticamente incorrecto
La s¨¢tira conduc¨ªa su demoledora cr¨ªtica. Cuid¨® con celo el lenguaje, en el que ve¨ªa un indicador de los males del mundo
Karl Kraus (1874-1936) era no s¨®lo lo que hoy se llama ¡°pol¨ªticamente incorrecto¡±, sino un verdadero castigador que atacaba cualquier manifestaci¨®n de incorrecci¨®n verbal y de hipocres¨ªa social.
1. El l¨¢tigo del aforismo. La s¨¢tira era el veh¨ªculo de su demoledora cr¨ªtica, y desde all¨ª disparaba con chispa afor¨ªstica contra todo tipo de objetivos, desde la novela rosa hasta la reprimida sexualidad de la ¨¦poca.
2. Cr¨ªtica medi¨¢tica. Desde la fundaci¨®n en 1899, su revista Die Fackel (la antorcha) fue la tribuna de una feroz campa?a contra ¡°el mejunje de facticidad y t¨®pico¡± empleado por los medios de comunicaci¨®n, y pronto Kraus se convierte en azote del periodismo: ¡°No tener una idea y saber expresarla: eso hace al periodista¡±. En contrapartida era silenciado sistem¨¢ticamente por la prensa vienesa que no mencionaba nunca sus multitudinarios recitales. Ya en 1913 acusa a periodistas y directores de peri¨®dicos no s¨®lo de haber deslavazado el lenguaje y contribuido a la deshumanizaci¨®n de los lectores, sino directamente de instigar a la guerra. C¨®mo pudo suceder, qu¨¦ ambiente se prepar¨® y qu¨¦ jerga sembr¨® el odio nacionalista se plasma en Los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad. Claves para leer esta crucial pieza dram¨¢tica, para acercarse a la obra de Kraus en general, ofrece ahora Adan Kovacsics en su ensayo narrativo Karl Kraus en los ¨²ltimos d¨ªas de la humanidad (Ediciones de la Universidad Diego Portales, 2015).
3. La primicia del lenguaje. El legado del proverbial celo ling¨¹¨ªstico de Kraus es un signo distintivo de la literatura austriaca hasta hoy. Para Kraus el lenguaje es el indicador de los males del mundo. De ah¨ª que su af¨¢n por propagar un vocabulario rico, musical y el uso correcto del idioma implique las m¨¢s altas exigencias de lectura, pues hace que el lenguaje de Kraus se cierre ¡°deliberadamente¡±, como se?ala Kovacsics. Lo ¨²ltimo que pretend¨ªa era congraciarse con los lectores modernos que ¡°son para Kraus criaturas del periodismo que los ha educado para admitir s¨®lo el efecto inmediato¡±.
4. One-man-show. La publicaci¨®n semanal de Die Fackel, para la que redactaba rese?as literarias, cr¨ªtica de teatro y m¨²sica, art¨ªculos de opini¨®n y poes¨ªa, fue la labor a la que dedic¨® Kraus su vida. Desde 1911 prescindi¨® de colaboradores y elabor¨® en un esfuerzo tit¨¢nico diario hasta 1936 este ¨®rgano vivo que ser¨ªa un referente moral y de buen gusto para generaciones de lectores. Para darle m¨¢s publicidad, Kraus organizaba regularmente recitales de textos escogidos, donde se revelaba como un verdadero animal esc¨¦nico y atra¨ªa a miles de espectadores.
5. Sidonie o el amor. Que el severo juez de la ¨¦poca, el riguroso formalista y trabajador infatigable era en su cuidadosamente guardada privacidad un amante apasionado s¨®lo se descubri¨® con la publicaci¨®n de su correspondencia con Sidonie Nadherny de Borutin, de la que Kovacsics presenta una peque?a selecci¨®n. La entrega y dulzura que se expresan en estas cartas ¡ªcifradas por un complejo c¨®digo amoroso¡ª aportan otra prueba de la talla humana excepcional del gran Karl Kraus.
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