Mikel Santiago: el guerrillero del thriller blanco
Tras el triunfo de su primera novela, el escritor bilba¨ªno presenta 'El mal camino' y nos habla de la duda, las tramas y el miedo al fracaso
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¡°No soy un escritor sucio, no me atrae por ahora retratar algo que no me ayude a evadirme de mi propia vida. Soy escritor de thriller de guante blanco. Y me encanta Patricia Highsmith. Soy un poco ni?ona en todo esto, aunque luego mis protagonistas sean un tanto oscuros¡±. Mikel Santiago (Portugalete, 1975) gesticula y ataca con el verbo f¨¢cil y un reconocible acento de Bilbao cuando se le pregunta por qu¨¦ le gustan los ambientes pijos en el extranjero y las peque?as comunidades para las tramas de sus thrillers. La conversaci¨®n ha empezado mucho antes, en la puerta de Casa Manolo, el restaurante madrile?o donde tiene lugar la entrevista. Santiago, que ha presentado en la Feria del Libro de Madrid su ¨²ltima novela, El mal camino (Ediciones B) no para ni un segundo. La duda, la trampa y el enga?o, tan presentes en sus novelas, ocupan pronto la conversaci¨®n.
El mal camino es una historia que mezcla crimen, terror y thriller y juega con el lector desde un punto de partida inquietante: una estrella del rock retirado en la Provenza mata a un hombre en una carretera oscura y se da a la fuga. Al d¨ªa siguiente se lo cuenta a su amigo, un escritor en crisis creativa, pero no hay ni rastro de la v¨ªctima. ?Qu¨¦ ha pasado realmente? ¡°Lo que quer¨ªa trabajar a fondo era la duda, la incertidumbre y qu¨¦ camino toma cada uno respecto a la verdad. Esa era mi historia. ?En qui¨¦n conf¨ªas?¡±, explica.
¡°A ver, Norah Jones. ?Conoces a Norah Jones? Un primer disco de puta madre y luego la t¨ªa no lo ha conseguido. No lo ha conseguido. Me obsesionaba esto
Un escritor que se basa en su capacidad para jugar con el lector tiene que afrontar tarde o temprano dos preguntas ?Cuando hace trampas no teme pasarse? ?Cuando inicia un libro como una explosi¨®n de fuegos artificiales no teme gastar demasiadas balas y desinflarse despu¨¦s? ¡°Desde que empec¨¦ a publicar relatos en Internet, esto lo veo un poco como los artistas callejeros: hay mucha competencia. Hay mucha gente escribiendo y hay muchas historias y utilizo artes guerrilleras: t¨² te tienes que quedar en mi libro y para que te quedes tengo que hacer una gran inversi¨®n en las primeras p¨¢ginas. Un autor desconocido como yo tiene que ser agresivo¡± explica con pocas dudas.
El tono cambia algo cuando aparece el miedo al fracaso de un escritor que estuvo a?os bloqueado con su primera novela y que escribe ¡°fi¨¢ndose del momento¡±. ¡°A ver, Norah Jones. ?Conoces a Norah Jones? Un primer disco de puta madre y luego la t¨ªa no lo ha conseguido. No lo ha conseguido. Me obsesionaba esto, me obsesionaba que me pasara lo mismo¡±, dice algo aliviado. ¡°Ahora el ruido ha bajado, estoy viviendo en Bilbao, tengo una cocina super guay, peque?ita, me pongo mi cafetera, se pone a llover fuera y dej¨¦ de recibir llamadas y tuits y estar m¨¢s tranquilo y es cuando puedo escribir. Pero la presi¨®n ha durado hasta ahora¡±.
Superado el ¨¦xito de su primera novela, ?ltima noche Tremore Beach ?(Ediciones B, m¨¢s de 30.000 copias vendidas), este programador inform¨¢tico que empez¨® publicando relatos de terror en Amazon hace cuentas: ¡°Me gustar¨ªa recrearme como Woody Allen en unos elementos sencillos y jugar a prolongarlos. Comunidades peque?as, tramas familiares, personajes civiles completamente desvinculados de la autoridad, que se relacionan con la violencia de una manera m¨¢s bien torpe y no profesional. ?Cu¨¢ntas novelas puedes escribir con estos ingredientes?¡± se pregunta con malicia un autor que no esconde ninguna carta a la hora de reconocer sus influencias y sus intenciones.
Leo constantemente mientras escribo y los autores que leo me afectan, se me meten dentro. Y dejo que pase. Es parte del proceso
¡°Te voy a decir la verdad¡±, a?ade directamente, entre risas, ¡°cuando era peque?o me le¨ªa todos los libros de El Molino de Agatha Christie. Y me encanta recrear estos ambientes. La verdad es que es un gustito verte creando un producto reconocible¡±.
La historia del erizo merece cap¨ªtulo aparte. Santiago asegura que El mal camino se inicia despu¨¦s de que estuviese a punto de atropellar a un erizo mientras volv¨ªa a casa tras cenar con un amigo. ¡°?O era un conejo? De lo que estoy seguro es de que no era una vaca¡±, comenta divertido, jugando con la entrevista como juega con sus lectores.
Santiago disfruta contando c¨®mo escribe, a rachas, en medio de un preciso inspirador y ca¨®tico, pero se queda pensando y casi no sabe qu¨¦ contestar cuando se le pregunta por c¨®mo ha evolucionado como escritor en el ¨²ltimo a?o. Los dibujos de Hanna Barbera, Fraiser o su pasi¨®n por la m¨²sica aparecen en distintos momentos de la conversaci¨®n con este torrente mental que siente que sigue en racha. Lector incansable, no para de leer a otros autores mientras escribe. Directo y honesto, hace una confesi¨®n poco habitual en el gremio: ¡°Leo constantemente mientras escribo y los autores que leo me afectan, se me meten dentro. Y dejo que pase. Es parte del proceso¡±.
El debate de la literatura y el espect¨¢culo sale a relucir siempre que alguien se asoma al triunfo. Desde esa franqueza que desarma, Santiago lo tiene claro: ¡°Creo es que hay escritores que tienen m¨¢s en cuenta la audiencia y otros que tienen m¨¢s en cuenta su mundo. Es como los m¨²sicos de jazz que improvisan durante 16 minutos y es precioso, pero igual para el p¨²blico no es tan divertido como ver a Mick Jagger peg¨¢ndole con un gran basto a un drag¨®n en Street Fighting Man. Jagger quiere que la gente se lo pase bien, al m¨²sico de jazz le importa un bledo. Son dos formas de entender el arte y son respetables¡±. Santiago ya ha elegido. No le importa si est¨¢ equivocado, es su camino, aunque pueda ser un mal camino.
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