Atalaya estrena una versi¨®n de ¡®Marat-Sade¡¯, espejo de la desigualdad social
Ricardo Iniesta dirige la obra de Peter Weiss en una coproducci¨®n con el Grec de Barcelona
Marat-Sade, uno de los textos fundamentales de la dramaturgia del siglo XX, es una constante en la escena espa?ola desde que Adolfo Marsillach lo estren¨® en 1968 desafiando a la censura de la dictadura y con un montaje que fue absolutamente rompedor. Desde entonces, la obra de Peter Weiss, que habla de la eterna confrontaci¨®n entre individualismo y colectividad, se ha representado en Espa?a en cada d¨¦cada. Los ¨²ltimos son el nuevo montaje que Marsillach hizo en 1998 para el Centro Dram¨¢tico Nacional y el que realiz¨® Animalario en 2007.
En esta d¨¦cada, la compa?¨ªa sevillana Atalaya ha querido darle otra vuelta de tuerca a esta obra que juega al teatro dentro del teatro y narra el asesinato de Jean Paul Marat, l¨ªder de los jacobinos tras la Revoluci¨®n francesa. Marat-Sade, dirigido por Ricardo Iniesta, se estrena en el festival Cl¨¢sicos de Alcal¨¢, en Alcal¨¢ de Henares (Madrid), el 25 de junio. El montaje es una coproducci¨®n de Atalaya y el Festival Grec de Barcelona y podr¨¢ verse en el Teatro Lliure del 17 al 19 de julio.
"El texto de Peter Weiss, que es de 1964, cobra ahora m¨¢s sentido que nunca. Vivimos en una sociedad en la que ha aumentado much¨ªsimo la desigualdad y la gente est¨¢ m¨¢s politizada que hace 10 o 15 a?os. Existe una corriente que ha cuestionado el capitalismo, prueba de ello son los cambios que se est¨¢n produciendo tras las municipales en grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia", explica Ricardo Iniesta, director y fundador de Atalaya, que obtuvo el Premio Nacional de Teatro en 2008.
"La obra se centra en la dicotom¨ªa entre el individualismo exacerbado del Marqu¨¦s de Sade y la apuesta por la colectividad y la honestidad que hace Marat. Weiss la concibi¨® como teatro dentro del teatro, aunque part¨ªa de hechos reales porque los actores encarnan a enfermos mentales del hospital de Charenton en 1808. Ellos representan una obra bajo la direcci¨®n de Sade, quien estuvo realmente internado en ese centro y organiz¨® veladas teatrales a las que acud¨ªa la burgues¨ªa", aclara Ricardo Iniesta en Sevilla despu¨¦s de uno de los ensayos.
El lenguaje Atalaya, una compa?¨ªa que tiene 32 a?os y ha presentado sus trabajos en m¨¢s de 150 festivales nacionales e internacionales, se muestra en esta ¨²ltima producci¨®n en su estado m¨¢s puro. "Lo que me movi¨® a montar esta obra es la pel¨ªcula de Peter Brook, que es de 1966, pero nuestro trabajo se aproxima m¨¢s a la primera puesta en escena de Marsillach. Nuestra producci¨®n es la suma de tres lenguajes muy claros: el teatro ¨¦pico de Brecht, el teatro de la crueldad de Artaud y el estilo grotesco de Mejerhold", precisa Iniesta, quien firma tambi¨¦n el espacio esc¨¦nico.
La propuesta de Atalaya, que despu¨¦s de Barcelona iniciar¨¢ gira por Espa?a, tiene en cuenta m¨¢s que en montajes anteriores que los que representan Persecuci¨®n y muerte de Jean Paul Marat son enfermos mentales recluidos en un centro y, por lo tanto, sus personajes tienen que reflejar tambi¨¦n esas dolencias. Jer¨®nimo Arenal encarna a un Marat enfebrecido que solo despierta de su letargo para lanzar sus famosas proclamas: "Somos libres solo para elegir c¨®mo morir", "No hay libertad, si no hay igualdad"... frente a Manuel Asensio quien da vida al se?or de Sade ¡ªquien ha perdido su t¨ªtulo tras ser internado en el manicomio¡ª, un s¨¢dico redomado que se muestra complacido cada vez que consigue que la escena termine en una revuelta de sus pacientes-actores. En el elenco destacan tambi¨¦n Silvia Garz¨®n, que encarna a Carlota Corday, la arist¨®crata encargada de asesinar a Marat, y Carmen Gallardo, que hace las veces de presentadora de la obra ante el p¨²blico que acude al hospicio de Charenton en 1808.
Ra¨²l Vera, Mar¨ªa Sanz, Lidia Mauduit, Ra¨²l Sirio y Joaqu¨ªn Gal¨¢n completan el elenco que interpreta una veintena de canciones en directo, a veces acompa?ados por un acorde¨®n, en un espacio esc¨¦nico en el que Iniesta se sirve de una serie de cortinas, que tambi¨¦n pod¨ªan ser sudarios o las s¨¢banas del hospital, para crear todos los ambientes del montaje y transportar al espectador a ese hospicio en el que, despu¨¦s de la Revoluci¨®n, los locos parec¨ªan menos locos que los de fuera.
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