Waterloo, la batalla que acab¨® con Napole¨®n
En apenas 16 kil¨®metros cuadrados se libr¨® la decisiva contienda para la historia de Europa M¨¢s de 6.000 figurantes y 330 caballos recrear¨¢n el enfrentamiento militar en Waterloo
Hoy, hace dos siglos, se acab¨® un mito, Napole¨®n, y se estableci¨® otro, Wellington. Se desmoron¨® un liderazgo mundial, el franc¨¦s, y se afianz¨® otro, el brit¨¢nico. Encogieron las ideas liberales y se insuflaron nuevas fuerzas al orden de cosas del Antiguo R¨¦gimen -incluido el trono franc¨¦s, recuperado para Luis XVIII-, aunque sus d¨ªas estaban contados. El Viejo Mundo se hundir¨ªa definitivamente cien a?os despu¨¦s, en otra carnicer¨ªa b¨¦lica que se pens¨® corta y dur¨® cuatro a?os (1914-1918).
Lo ocurrido el 18 de junio de 1815, a no demasiados kil¨®metros de Bruselas, entre tropas de varias nacionalidades -a un lado Francia, al otro aliados ingleses, prusianos, holandeses, belgas, alemanes-, fue el fin del sue?o imperial de Bonaparte, que hab¨ªa campado a sus anchas y victorioso por Europa hasta que comenzaron sus reveses en Espa?a. Todo lo que rode¨® aquella jornada despierta una fascinaci¨®n, que comparten tanto el mundo cient¨ªfico como los aficionados a la historia militar. "En Waterloo", sostiene el historiador italiano Alessandro Barbero, "Napole¨®n podr¨ªa haber ganado, y quiz¨¢ sea por eso por lo que nunca se dejar¨¢n de escribir libros sobre aquella jornada".
Libros sobre Waterloo
-Waterloo. La ¨²ltima batalla de Napole¨®n (Pasado y Presene). Alessandro Barbero.
-Waterloo (La esfera de los libros). Gordon Corrigan.
-El rostro de la batalla (Turner). John Keegan.
-El general ?lava y Wellington: de Trafalgar a Waterloo. Gonzalo Serrats.
-?lava en Waterloo (Edhasa). Ildefonso Arenas.
En su libro sobre la batalla, Barbero defiende la idea de que, sin el refuerzo de tropas prusianas del mariscal de campo Von Bl¨¹cher, los franceses hab¨ªan derrotado al ej¨¦rcito de Wellington. Antes que Barbero, lo dijo Bonaparte en Santa Elena, la segunda -y definitiva- isla donde se exili¨®: "Sin ¨¦l all¨ª, no s¨¦ d¨®nde estar¨ªa ahora Su Gracia [Wellington], pero con seguridad yo no estar¨ªa aqu¨ª".?
En cuanto a la pasi¨®n que despierta entre aficionados no hay m¨¢s que ver las cifras de los "reenactors" que participar¨¢n en el teatralizaci¨®n de Waterloo el viernes y el s¨¢bado: 6.200 figurantes procedentes de 52 pa¨ªses. A la verosimilitud hist¨®rica contribuir¨¢n 120 ca?ones (no muchos menos de los que moviliz¨® en realidad Wellington, que ten¨ªa en la artiller¨ªa uno de sus puntos d¨¦biles), 2.500 kilos de p¨®lvora y 330 caballos y sus merecidas 30 toneladas de heno. La recreaci¨®n no se realizar¨¢ en la jornada propiamente dicha y se dividir¨¢ en dos sesiones, viernes y s¨¢bado. Se prev¨¦ que asistan 118.000 espectadores a ambos espect¨¢culos hist¨®ricos, que se desarrollan en el mismo lugar de los hechos donde se encontraron dos viejos enemigos, Bonaparte y Wellington.
Napole¨®n, que hab¨ªa sido desterrado a la isla de Elba, se fug¨® de su exilio mediterr¨¢neo. El 1 de marzo de 1815 desembarc¨® en la Costa Azul con una flotilla pra recuprar su poder. Veinte d¨ªas despu¨¦s entraba triunfal en Par¨ªs y, sin mucha demora, envi¨® cartas a unos y otros proclamando sus deseos de paz. In¨²til diplomacia. Las cuatro potencias que le hab¨ªan derrotado en 1814 (Inglaterra, Austria, Rusia y Prusia) se comprometieron a invadir Francia tan pronto como pudieran. Dada la respuesta, Napole¨®n reaccion¨® poni¨¦ndose a la altura de su propia leyenda y moviliz¨® a los franceses para tratar de actuar con rapidez e impedir que sus enemigos sumasen fuerzas. Calcul¨® que por separado podr¨ªa vencerles.
El 15 de junio de 1815 entran las primeras tropas francesas en B¨¦lgica, sin que los esp¨ªas de Wellington hayan logrado advertir lo que se avecinaba. Los planes del emperador se desarrollan a su gusto. Por separado, sus hombres derrotan a los prusianos y obligan a retirarse al variopinto ej¨¦rcito de Wellington (formado por brit¨¢nicos, alemanes, holandeses y belgas) hacia Bruselas. Waterloo, una peque?a aldea, es el lugar donde se producir¨¢ el ¨²ltimo encontronazo entre tropas el 18 de julio. La superioridad francesa se evapora en cuanto llegan los refuerzos de Von Bl¨¹cher, que pese a su derrota anterior decide acudir en apoyo de los ingleses y decanta la contienda hacia los aliados.?
A pesar de la provindencial intervenci¨®n de Prusia, el duque de Wellington (cuyo ayuda de campo fue el general espa?ol Miguel de ?lava) se llev¨® casi todos los laureles de la victoria, aunque la carnicer¨ªa le hab¨ªa dejado tan mal sabor de boca que, al d¨ªa siguiente, dijo: "Espero no volver a ver ninguna otra batalla como ¨¦sta. ?sta ha sido demasiado chocante. Es demasiado ver a hombres valientes, tan dignos los unos de los otros, despedaz¨¢ndose de esa manera".
Despu¨¦s de Waterloo, la Europa b¨¦lica de los a?os anteriores se soseg¨®. Aunque el espejismo se evapor¨® antes de un siglo. De hecho, el centenario de Waterloo no pudo celebrarse. En 1915 una parte de los europeos estaba atrincherada y mat¨¢ndose en la Gran Guerra. As¨ª que el bicentenario de la batalla, que signific¨® el final de Napole¨®n, cobra un especial simbolismo. Pese a los conflictos diplom¨¢ticos, a puntuales corrimientos de tierras geopol¨ªticos, a las crisis econ¨®micas y a los dramas migratorios, Europa vive un largo periodo de estabilidad que le permite celebrar la historia con esp¨ªritu festivo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.