La Fura dels Baus tambi¨¦n provoca en Am¨¦rica
¡®Quartett¡¯, una ¨®pera con una apuesta esc¨¦nica ¨²nica, divide al p¨²blico del Teatro Col¨®n de Buenos Aires
Es muy dif¨ªcil encontrar en el siglo XXI un estreno de una ¨®pera a la que asistan tanto el compositor como el director esc¨¦nico. Es lo que sucedi¨® el martes en el Teatro Col¨®n, la joya de Buenos Aires. Luca Francesconi, el compositor, y ?lex Oll¨¦, el m¨¢s reconocido de los directores de la Fura del Baus, presentaron Quartett, una ¨®pera moderna en un solo acto que no deja indiferente. Basada en el libro Las amistades peligrosas y el ambiente decadente de la nobleza que relata, la ¨®pera, con una apuesta esc¨¦nica ¨²nica que se estrenaba as¨ª en Am¨¦rica, es una aut¨¦ntica provocaci¨®n al espectador de principio a fin para relatarle un mundo cruel, desp¨®tico y vac¨ªo.
Francesconi y Oll¨¦ asistieron a lo que se esperaba y le suele suceder a la Fura, que ya ha actuado cuatro veces en el Col¨®n en los ¨²ltimos cinco a?os: hubo aplausos, y no los temidos abucheos, pero alrededor de un centenar de personas abandonaron la platea antes de que acabara. Es el p¨²blico m¨¢s tradicional del Col¨®n, el que compra el Gran Abono, el m¨¢s caro, y se pone sus mejores galas para asistir al acontecimiento social que sigue siendo cada estreno en uno de los teatros m¨¢s bellos del planeta.
El tedio de los ricos
Las escenas en las que los ¨²nicos dos protagonistas, la duquesa de Marteuil y el conde de Valmont, semidesnudos, simulan sexo expl¨ªcito con un libreto lleno de expresiones directas ¡ª¡°qu¨¦ m¨¢s ha aprendido usted adem¨¢s de meter su verga en el agujero que le vio nacer¡±, le pregunta ella¡ª escandalizaron a este grupo m¨¢s conservador.
Francesconi y Oll¨¦ no se inquietan y se quedan con la mayor¨ªa que aplaudi¨®. ¡°Hay un p¨²blico de ¨®pera moderno en argentino que sabe apreciarlo¡±, dice Oll¨¦. ¡°El p¨²blico de este pa¨ªs es muy culto, no hay problema¡±, sentencia Francesconi. Ambos pretenden con su ¨®pera relatar algo m¨¢s profundo: la soledad, el aislamiento, el tedio de los ricos y ociosos. ¡°Me gust¨® la idea de esta clase alta que vive de espaldas a todos, y que establece un juego decadente que acaba con la muerte. Es una guerra de sexos, casi canibalismo. Es un espejo de la sociedad, es muy actual¡±, cuenta Oll¨¦ sentado en una butaca del Col¨®n.
Oll¨¦ trabaj¨® con Francesconi desde el principio para crear un mundo de sue?os e im¨¢genes que inquieta desde el principio. Para lograr la sensaci¨®n de ese aislamiento de los dos personajes, ajenos e insensibles al mundo y a los sentimientos de cualquiera, incluidas sus conquistas amorosas, Oll¨¦ dise?o una espectacular caja de dos toneladas suspendida literalmente en medio del escenario y sujetada con 300 cables, una idea que le lleg¨® a trav¨¦s de una imagen de Gaud¨ª, que en su oficina ten¨ªa una piedra de una tonelada atada al techo con cables.
Los cantantes no salen de esa celda suspendida en el aire en ning¨²n momento durante la hora y media de la ¨®pera. A su alrededor, un juego de luces e im¨¢genes proyectadas con desiertos tenebrosos y mares encrespados lanza a¨²n con mayor claridad la imagen desoladora de un hombre y una mujer vac¨ªos por la abundancia y el tedio de tenerlo todo. Oll¨¦, acostumbrado a dar vida a ¨®peras de compositores muertos hace 200 a?os, se entusiasma con el proceso creativo de trabajar con uno vivo. ¡°Con mis ideas ¨¦l fue adaptando las suyas, creamos tres espacios, el interior que es su c¨¢rcel emocional, el exterior que son sus sue?os y pesadillas, y un tercer espacio que es la naturaleza. Eso hizo que ¨¦l pudiera aplicar la composici¨®n musical a esos espacios, es un trabajo fant¨¢stico y est¨¢ recorriendo el mundo, algo muy raro para una ¨®pera moderna¡±. El a?o que viene ir¨¢ a Sidney y en 2017 estar¨¢ en Barcelona, la tierra de Oll¨¦. Pero de momento a¨²n se puede disfrutar en el Col¨®n los d¨ªas 19, 21 y 23 de junio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.