Hist¨¦ricas nupcias
Es en el manejo del tiempo donde el espectador detectar¨¢ las debilidades de un proyecto que sabotea a su afortunado reparto
La historia de la comedia, en sus variables m¨¢s cercanas a lo rom¨¢ntico, ha sabido sacar oro de celebraciones de boda y zonas de embarque aeroportuarias: desde la conquista del altar in extremis de las comedias silentes de Harold Lloyd hasta la reciente pulverizaci¨®n de expectativas de Les doy un a?o (2013), bodas y ¨²ltimos avisos para embarcar son recursos narrativos que sirven a una aceleraci¨®n del tiempo ¨ªntimamente asociada a la ligereza y a las mec¨¢nicas de lo c¨®mico. En?Ahora o nunca, bodas y aeropuertos no se dan la mano para escribir ninguna p¨¢gina de oro en esa tradici¨®n ¨Ctampoco procede exigir ese nivel de excelencia-, pero es en el manejo del tiempo donde el espectador podr¨¢ detectar las debilidades de un proyecto que sabotea, a trav¨¦s de una serie de decisiones de estilo, un generoso cargamento de carisma y vis c¨®mica aportado por un reparto realmente afortunado. Ahora o nunca tiene el aspecto de una comedia artificialmente histerizada en la sala de montaje: el resultado es un artefacto chirriante que, de hecho, ya part¨ªa de cierto chirriante registro costumbrista.
AHORA O NUNCA
Direcci¨®n: Mar¨ªa Ripoll.
Int¨¦rpretes: Dani Rovira, Mar¨ªa Valverde, Anna Gras, Gracia Olayo, Jordi S¨¢nchez, Joaqu¨ªn N¨²?ez, Clara Lago, Alicia Rubio, Melody, Carlos Cuevas.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 86 minutos.
Dani Rovira ¨Chac¨ªa tiempo que nadie encajaba tan bien en el arquetipo de gal¨¢n c¨®mico- y Mar¨ªa Valverde encarnan a una pareja cuya boda inminente se ve obstaculizada por una cadena de imprevistos que incluyen huelga de controladores a¨¦reos, erupciones volc¨¢nicas y azarosos intercambios de maleta. Su trabajo es solvente, seductor y con buen manejo del tempo c¨®mico, como lo es el de la mayor¨ªa de int¨¦rpretes que les rodean: Clara Lago, Jordi S¨¢nchez, Gracia Olayo, Joaqu¨ªn N¨²?ez y esa Anna Gras que quiz¨¢ sea la gran revelaci¨®n de esta pel¨ªcula. Aspavientos de posproducci¨®n y un montaje m¨¢s intrusivo que una pista de risas enlatadas transforman, no obstante, todo ese material para una comedia convencional, conservadora, populista, pero eficaz en el soporte de un trabajo que no busca la risa del espectador, sino su avasallamiento.
A la pel¨ªcula de Mar¨ªa Ripoll, cineasta que nunca hab¨ªa tanteado este registro, se le escapa tambi¨¦n el inconsciente: el uso de un uniforme de Francisco Franco como Deus ex Machina ¨Cobjeto salvador y completamente desideologizado en la pel¨ªcula- se antoja un desliz revelador, que permite asociar este trabajo con las claves de la comedia desarrollista de entonces. Tambi¨¦n resulta significativa la necesidad de aclarar una supuesta infidelidad que no ha tenido lugar: prueba evidente de que estamos en un territorio que, en lo moral, se sit¨²a mucho m¨¢s cerca de lo preconciliar que de lo lubitschiano.
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