Ignorantes
?C¨®mo iban a intuir o a saber estadistas tan ocupados que sus ayudantes de m¨¢xima confianza estaban saqueando la caja com¨²n?
Presupones que los hombres y mujeres que asumieron mediante algo tan leg¨ªtimo como las urnas la abrumadora responsabilidad de disponer del poder absoluto en sus comunidades durante tantos y venturosos a?os tienen demasiados jaleos acosando sus privilegiadas mentes para lograr el bienestar colectivo de sus gobernados. Por ello, no es de extra?ar su desconocimiento absoluto ante la pertinaz felon¨ªa que practicaban con el inagotable dinero p¨²blico sus mod¨¦licos cachorros, esos emprendedores pol¨ªticos a los que ellos en su infinita inocencia les otorgaron el rango y la confianza de considerarlos su mano derecha y su mano izquierda.
?C¨®mo iban a intuir o a saber estadistas tan ocupados que sus ayudantes de m¨¢xima confianza estaban saqueando la caja com¨²n, concediendo subvenciones cegadoras a empresas inexistentes, delinquiendo sin l¨ªmites, asegur¨¢ndose un dulce porvenir mediante eso tan humano, castizo y ancestral de ¡°la mitad pa ti y la mitad pa m¨ª, bueno y tambi¨¦n algo pa los pringaos¡±, creando esa mafiosa G¨¹rtel de la que jam¨¢s conoceremos sus aut¨¦nticas dimensiones, invent¨¢ndose ERE tan falsos como magn¨¢nimos que asegurar¨ªan infinitos votos a perpetuidad?
Y de acuerdo, a los habitantes del limbo no se les ocurrir¨ªa dudar de la afirmaci¨®n de la justiciera, p¨²dica e impoluta Aguirre de que ella destap¨® el caso G¨¹rtel, ni se escandalizar¨¢n ante la inocencia y la solidaridad de Rajoy exigi¨¦ndole fortaleza moral a su entrullado tesorero, ni sospechar¨¢n que Mas tuviera noticias de las eternas movidas con la pasta ajena de su sabio maestro Pujol, ni se cuestionar¨¢n la conmovedora ignorancia de Chaves y Gri?¨¢n sobre el cenagal de su proletaria Junta.
Por supuesto, ninguno de ellos se lo llev¨®. Los pobres no se enteraban de nada ni percibieron el olor del vertedero. Pero eso revela incompetencia o necedad. No merec¨ªan sus trascendentes cargos.
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