Cad¨¢veres

Aunque ya nada se espere personalmente exultante, como certificaba un poeta, intento enterarme de las casi siempre horrorosas noticias del mundo a trav¨¦s del Telediario de la tarde en Telecinco. A los 30 minutos me han contado que en Francia un fulano con antecedentes yihadistas le arranc¨® la cabeza a su jefe y embisti¨® con su coche, provocando a su pesar da?os m¨ªnimos, contra una empresa de gas. Tambi¨¦n me cuentan la masacre en T¨²nez de turistas como usted o como yo (no incluyo l¨®gicamente a los que tienen que hacer virguer¨ªas para que sus criaturas sigan comiendo a fin de mes) que hab¨ªan decidido que la combinaci¨®n de playas fant¨¢sticas, ruinas m¨ªticas y desierto era algo ¨®ptimo para sus vacaciones. Ofrecen el testimonio de uno de los asesinos y te acojona: ¡°Vamos a ir al burdel a matar infieles¡±. Qu¨¦ man¨ªa ancestral poseen todas las religiones con su seguridad de que los fornicadores merecen el infierno.

?Consumida media hora (incluido un reportaje sobre catalanes que se congregan para besar la bandera de Espa?a) no me han ofrecido ning¨²n dato sobre otras salvajadas yihadistas del viernes en lugares que nos quedan muy lejanos, como Kuwait y Somalia. A lo mejor, dejan esas trivialidades tan cotidianas para el final. O, tal vez, obedece a esa convicci¨®n civilizada de que existen muertos de primera, segunda y tercera clase, o simplemente prescindibles, insignificantes.

Pero no todo es sombr¨ªo. Ese se?or negro que no parece un pol¨ªtico, en el que todo desprende estilo, naturalidad, inteligencia, aunque tendr¨¢ sus zonas de sombra, aparece cantando aceptablemente g¨®spel en la misa dedicada a los que se carg¨® el joven nazi. E intenta cumplir sus promesas. La reforma sanitaria conseguir¨¢ que muchos enfermos no la palmen por ser pobres. Y homosexuales y lesbianas ya pueden casarse. Normal. Y que les vaya bien. Se lo desea alguien que morir¨¢ virgen en el tema del casamiento.