Ritmo y color en los n¨²meros
Los ensayos de Daniel Tammet prueban que para ¨¦l la matem¨¢tica es una forma de vida
La matem¨¢tica es una disciplina especial. Si aceptamos considerarla ¡°una ciencia¡± ¡ªexiste un largo y profundo debate de ¨ªndole filos¨®fica sobre si lo es o no¡ª, es una muy particular, en tanto que los ¡°objetos¡± que la constituyen no obedecen a m¨¢s reglas que las de la l¨®gica, pudiendo no existir nada m¨¢s que en nuestras mentes, lo que tambi¨¦n, hay que reconocerlo, es un tipo de existencia, algo as¨ª como el plat¨®nico ¡°Mundo 3¡± de Karl Popper. Adem¨¢s, o precisamente por ser ¡°especial¡±, la matem¨¢tica es ¡°misteriosa¡±, y en ning¨²n lugar aparece con mayor claridad esta cualidad que en c¨®mo algunas mentes se relacionan con ella.
Dos grandes neur¨®logos, y magn¨ªficos escritores, Alexander Luria y Oliver ?Sacks, dedicaron dos estudios cl¨¢sicos a una de las misteriosas manifestaciones de la matem¨¢tica en la mente humana. Luria, en Peque?o libro de una gran memoria. La mente de un mnemonista (KRK Ediciones), una obra, por cierto, que se entronca con un ensayo famoso de Borges, Funes el memorioso, y ?Sacks, en uno de sus memorables ensayos, ¡®Los gemelos¡¯, incluido en El hombre que confundi¨® a su mujer con un sombrero (Anagrama). Bas¨¢ndose en estudios cl¨ªnicos, ambos comprendieron que la extraordinaria capacidad que algunas personas poseen para recordar y ¡°manejar¡± grandes cantidades de n¨²meros, siendo asimismo capaces de discernir algunas de sus propiedades (en especial, si son o no primos), se debe a que ¡°ven¡± los n¨²meros. ¡°Si les preguntas a los gemelos¡±, escrib¨ªa Sacks, ¡°c¨®mo pueden retener tanto en la cabeza (un n¨²mero de 300 cifras o el trill¨®n de acontecimientos de cuatro d¨¦cadas), ellos dicen, con toda sencillez: ¡®Lo vemos¡±. Es lo que se denomina, o un caso de ella, ¡°sinestesia¡±. As¨ª, Luria se?alaba, a prop¨®sito de su mnemonista, a quien denominaba S: ¡°Es evidente que en S no existe la clara delimitaci¨®n que entre las dem¨¢s personas separa la vista del o¨ªdo y el o¨ªdo del tacto o del gusto. Los vestigios de las sinestesias que se conservan en muchas personas corrientes s¨®lo en forma rudimentaria (qui¨¦n no sabe que los sonidos altos y bajos pueden percibirse de forma diferente, que hay tonalidades fr¨ªas y c¨¢lidas, que el viernes y el lunes tienen distinto colorido) constitu¨ªan en el caso de S la caracter¨ªstica principal de su vida ps¨ªquica. Se hab¨ªan originado en su m¨¢s temprana edad y las conserv¨® hasta el final de su vida¡±.
Viene todo esto a cuento porque Daniel Tammet (Londres, 1979), el autor de La poes¨ªa de los n¨²meros, pertenece a esta especie de personas. Su mayor haza?a en ese raro (por lo infrecuente) mundo es que el 14 de marzo de 2004 fue capaz de recitar, durante 5 horas, 9 minutos y 24 segundos, los 22.514 primeros d¨ªgitos del n¨²mero pi, que hab¨ªa memorizado a lo largo de tres meses. Pero existe una importante diferencia entre Tammet, que ha sido diagnosticado m¨¢s espec¨ªficamente como ¡°autista savant¡±, y otras personas con semejantes cualidades: la de su car¨¢cter extrovertido, su capacidad e inter¨¦s por llevar a cuantos m¨¢s mejor sus experiencias (desde hace tiempo se dedica profesionalmente a escribir libros y ensayos), su manera de ver el mundo, y en particular c¨®mo la matem¨¢tica se incardina en ese, el de todos, mundo.
Para Tammet, como para Pit¨¢goras, la matem¨¢tica es una forma de vida. ¡°Una de las cosas que al parecer ense?aba Pit¨¢goras¡±, nos dice, ¡°era que la identidad de todos los objetos que existen depende de su forma m¨¢s que de su sustancia y, consecuentemente, pueden ser descritos mediante n¨²meros y proporciones. El cosmos entero constitu¨ªa una inmensa y gloriosa escala musical¡±. Coherentemente con semejante visi¨®n, para ¨¦l los n¨²meros tienen colores, sonidos y ritmos. Y precisamente por ello fue capaz de memorizar los 22.514 primeros d¨ªgitos de pi. ¡°He comprobado¡±, leemos, ¡°que recuerdo con mayor nitidez escenas y personajes de novelas largas que de narraciones cortas. Lo mismo me pasa con los n¨²meros. Un n¨²mero corriente, como el 31, puede confundirse f¨¢cilmente con sus vecinos 33 y 32, pero no con el 31.415, cuya extensi¨®n invita a inspeccionarlo con curiosidad y atenci¨®n. Las secuencias prolongadas y complejas de d¨ªgitos revelan patrones y ritmos¡±. N¨²meros como el infinito pi.
La poes¨ªa de los n¨²meros contiene un amplio conjunto de ensayos, referidos a cuestiones tan diversas como ¡®El cero de Shakespeare¡¯, ¡®Proverbios y tablas de multiplicar¡¯ o ¡®Hablemos de ajedrez¡¯, en los que Tammet muestra imaginaci¨®n al igual que una gran erudici¨®n (no pod¨ªa ser de otra forma, dada su prodigiosa ¡°memoria¡±). En calidad literaria, no es un Oliver Sacks, ni un Stephen Jay Gould, ni sus ensayos son tan interesantes como los de, por poner un ejemplo, Freeman Dyson, pero aun as¨ª merece la pena detenerse en ellos¡ y en el personaje.
La poes¨ªa de los n¨²meros. Daniel Tammet. Traducci¨®n de Pablo ?lvarez Ellacuria. Blackie Books. Barcelona, 2015. 277 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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