Poder vikingo
El poder en manos de Lodbrok, el protagonista de 'Vikingos', es un espect¨¢culo. Un buen espect¨¢culo. Desgarrador, divertido, ambicioso, hist¨®rico. Sensual.
El poder atrae a los peores y corrompe a los mejores. Enriquece, ciega y torpedea lo apacible. Te lleva al Valhalla si mueres por ¨¦l o a la sombra del infierno o de prisi¨®n si te pillan conspirando o con las cuentas en Suiza. ?stas no son lecciones de Ada Colau, del Papa, o de cualquier arrepentido del PP, sino de la serie m¨¢s entretenida al alcance del mando a distancia, Vikingos. Y de su protagonista, el rey vikingo m¨¢s rapado, tatuado, visionario, gamberro y sorprendente que nos ha ofrecido nunca la televisi¨®n: Ragnar Lodbrok.
El poder en manos de Lodbrok es un espect¨¢culo. Un buen espect¨¢culo. Desgarrador, divertido, ambicioso, hist¨®rico. Sensual. Si no lo han visto, corran a verlo. La tercera temporada a¨²n se puede paladear en Yomvi tras pasar por TNT y lucir¨¢ pronto en Mega.
Lodbrok calla m¨¢s de lo que habla y eso agranda su liderazgo, llena de misterio la pantalla y de sorpresa cada acci¨®n. El n¨®rdico que no teme el horizonte nos enga?a, retuerce la trama hasta el desconcierto y juega con una ambig¨¹edad que despista hasta al mism¨ªsimo Od¨ªn.
Ambig¨¹edad. Es la perla de una temporada en la que Michael Hirst, el creador, nos desorienta, nos hace llorar para luego re¨ªrse de nosotros. Si Lodbrok ama o si odia, no se sabe. Si es cristiano o fiel a sus dioses, tampoco. Si est¨¢ vivo, o muerto, lo dejamos sin spoiler, porque todo puede ser. Si hay estrategia o traici¨®n. Envidia o admiraci¨®n. Ruptura o continuidad. Todo est¨¢ abierto. En cada cap¨ªtulo, en cada toma, en cada minuto.
Y la ambig¨¹edad es actual. O de qu¨¦ va si no el espect¨¢culo europeo -un tanto vikingo- que contemplamos hoy: ?De solidaridad o de poder? ?De fraternidad o de presi¨®n? ?Del voto como valor o peligro? ?De consejos o injerencias? Al menos Lodbrok no esconde lo principal: ¨¦l es el rey, ¨¦l es el amo. Carism¨¢tico y brutal. Se hace siempre su voluntad.
Vivan las series, vivan las guerras y vivan los h¨¦roes de ficci¨®n.
En la ficci¨®n.
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