Vadem¨¦cum de extranjer¨ªas
No abundan los cr¨ªticos de literatura extranjera de cuyo trabajo guardo recuerdo memorable
No abundan los cr¨ªticos de literatura extranjera (me refiero a los que ejercen en diarios, suplementos o en revistas no universitarias) de cuyo trabajo guardo recuerdo memorable. No es una disciplina f¨¢cil ni agradecida, y requiere un tipo de conocimiento que s¨®lo se logra a partir de un apetito omn¨ªvoro y constante: nunca ha sido m¨¢s cierto que aqu¨ª aquel axioma del viejo Leo Spitzer que sol¨ªa repetir Blanco Aguinaga seg¨²n el cual ¡°leer es haber le¨ªdo¡±. Quienes se dedican a criticar la literatura traducida tienen, aparentemente, menos condicionamientos a su libertad (es dif¨ªcil que coincidan en un c¨®ctel con un autor vengativo) o que su rese?a provoque un terremoto en la publicaci¨®n en la que aparece, pero necesitan conocer y, en cierto modo, explicitar un contexto (cultural) y un sistema de relaciones e influencias literarias menos necesario en la cr¨ªtica que se hace sobre los libros escritos en la propia lengua. Deben tambi¨¦n ¡ªaunque eso no es tan frecuente¡ª valorar el trabajo del traductor, que (aunque a algunos editores les cueste asimilarlo) es el coautor del libro en la lengua de llegada, para lo cual no hace falta conocer perfectamente la lengua original, pero s¨ª estar atento al resultado en la propia y presto a descubrir eventuales gazapos o incongruencias. Mi lista de grandes cr¨ªticos espa?oles (me refiero s¨®lo a los que he conocido personalmente) de literatura extranjera est¨¢ presidido por el tinerfe?o Domingo P¨¦rez Minik (1903-1989), algunas de cuyas cr¨ªticas, aparecidas en ?nsula, fueron recogidas en un libro que conservo como oro en pa?o: La novela extranjera en Espa?a, publicado por Taller de Ediciones en 1973. Recuerdo tambi¨¦n las ponderadas, cultas y brillant¨ªsimas rese?as que publicaba Pere Gimferrer en la mejor ¨¦poca de Destino, el semanario catal¨¢n (en castellano) que tanto se le¨ªa en Madrid en los sesenta y setenta. A Robert Saladrigas y Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu sigo ley¨¦ndoles con provecho y recortando muchas de sus cr¨ªticas en La Vanguardia o EL PA?S. A ese peque?o elenco (ampliable, no pretendo ser exhaustivo) de mis cr¨ªticos imprescindibles de literatura extranjera he a?adido hace ya tiempo a Mercedes Monmany, cuyo inter¨¦s, ya muy antiguo, por la literatura extranjera queda admirablemente plasmado en ese gigantesco vadem¨¦cum de la narrativa europea (en sentido amplio) de los siglos XIX y XX que es Por las fronteras de Europa (Galaxia Gutenberg). Como afirma su amigo Claudio Magris en el pr¨®logo, lo que mueve a Monmany como cr¨ªtica es ¡°el amor, un amor extraordinariamente generoso por los autores y obras que descubre y de los que se enamora¡±, y cuyo entusiasmo sabe transmitir al lector en textos que, m¨¢s all¨¢ de su contenido concreto, suelen constituir, por s¨ª mismos, notables piezas literarias. En este libro ¡ªque puede leerse u hojearse como gu¨ªa de dos siglos de literatura europea¡ª, Monmany se ocupa de m¨¢s de tres centenares de autores extranjeros (menci¨®n especial merecen los dos extensos bloques dedicados a la literatura alemana y centroeuropea y balc¨¢nica) que, a lo largo de los ¨²ltimos a?os, han sido traducidos al castellano; lo ¨²nico que se echa de menos en esta edici¨®n es, precisamente, la fecha y el lugar de publicaci¨®n de cada pieza, porque, como es l¨®gico, la cr¨ªtica Monmany tambi¨¦n ha evolucionado y perfeccionado las herramientas de su oficio a lo largo de los a?os. Un libro de fondo de biblioteca.
Fiasquito
Lo cierto es que mi topo en las cercan¨ªas del Gremi d¡¯Editors de Catalunya se merece un incentivo. A diferencia de otros talpidos m¨¢s mesetarios y vagos, que ¨²ltimamente no sueltan prenda, mi confidente catal¨¢n es el que me informa puntualmente de lo que se cuece en los rincones institucionales del sector. Respecto a Liber, por ejemplo. El domingo me llam¨® temprano para decirme que, despu¨¦s de peripecias dignas de un vodevil barato, Arabia Saud¨ª se ¡°hab¨ªa ca¨ªdo¡± como invitado de honor. Hace un par de meses les manifestaba desde esta misma p¨¢gina mi sorpresa ante la invitaci¨®n a un pa¨ªs que no s¨®lo no ostenta ning¨²n papel relevante en el mercado internacional del libro, sino que, para colmo, est¨¢ gobernado, desde su fundaci¨®n en 1932, por una monarqu¨ªa absoluta y teocr¨¢tica, que nunca ha celebrado elecciones y en la que la shar¨ªa es la ley, la libertad de expresi¨®n s¨®lo un sue?o peligroso, y las libertades individuales y las conquistas democr¨¢ticas pura filfa. Pero el asunto ol¨ªa a petr¨®leo, y supongo que los organizadores de Liber vieron en la solicitud de los saud¨ªes una ocasi¨®n para intentar resarcirse de los catastr¨®ficos ¡ªsi les parece duro el adjetivo, puedo sustituirlo por desastrosos¡ª resultados de la ¨²ltima convocatoria. Bueno, pues ahora nos hemos quedado compuestos y sin novio invitado, algo, en todo caso, de lo que deber¨ªamos alegrarnos por higiene democr¨¢tica, pero que ¡ªay¡ª nos priva del probable espect¨¢culo de ver manifestarse ante el pabell¨®n wahabista a las aguerridas muchachas de Femen luciendo sus atributos pintarrajeados mientras miembros del colectivo LGBT, ataviados con los colores del arcobaleno, ofrecen a la concurrencia vino de Rueda y chorizos de Cantimpalos, que para los saud¨ªes son lo mismo que los ajos para Dr¨¢cula. Lo que no les dije entonces (?pudor, cobard¨ªa, deseo de no ser mosca cojonera?) es que, antes de Arabia Saud¨ª ¡ªque se comprometi¨® a invertir unos 300.000 euros en la feria¡ª, ya se hab¨ªa acordado que el pa¨ªs invitado de este a?o fuera Turqu¨ªa, a la que una sustituci¨®n tan repentina y descort¨¦s le ha debido sentar como un tiro armenio en su trasero. Seg¨²n me cuentan, los motivos de la recent¨ªsima ¡°ca¨ªda¡± de los saud¨ªes tendr¨ªan que ver con discrepancias entre el embajador y su nuevo ministro de Cultura: en todo caso, y como si se tratara de un recuerdo inoportuno, en la p¨¢gina de la Federaci¨®n de Gremios de Editores, todav¨ªa se mostraba la banderola que anuncia a Arabia como pa¨ªs invitado. Por lo dem¨¢s, lo que es seguro es que la 33? edici¨®n de Liber no arrojar¨¢ p¨¦rdidas: a ello se ha comprometido Ifema, que es quien re-acoge este a?o el certamen, apoyado en un buen programa de actividades profesionales. Otra cosa es el programa Liberatura, que pretende extender las actividades culturales a librer¨ªas, bibliotecas y ¡°espacios emblem¨¢ticos de Madrid¡± (?incluir¨¢ la Puerta de Alcal¨¢, m¨ªrala, m¨ªrala?); espero que la defecci¨®n de los saud¨ªes y el previsible descenso de ingresos no impida retribuir generosamente a la afortunada animadora cultural que, de nuevo, est¨¢ al frente del programa cultural del Sal¨®n. Esperemos que este a?o se luzca m¨¢s.
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