?ltimo hurra para el ¡®stripper¡¯
En esta secuela que dirige el habitual ayudante de direcci¨®n de Soderbergh, un secundario lanza al vuelo una idea: el stripper como sanador (espiritual).
Bajo su primera apariencia de producto funcional, modalidad carnaza, dise?ado para vivir una espectacular despedida de soltera por delegaci¨®n,?Magic Mike (2012) se erig¨ªa, tambi¨¦n, en singular contrapunto masculino de otra estimulante pel¨ªcula de Steven Soderbergh: The Girlfriend Experience (2009). Ambas pel¨ªculas hablaban de la relaci¨®n entre la econom¨ªa y el deseo, pero mientras que la pel¨ªcula protagonizada por Sasha Grey se formulaba interesantes preguntas sobre los clientes de la prostituci¨®n ¨Cdescubriendo un heterog¨¦neo y desolador repertorio de vac¨ªos y soledades-,?Magic Mike prefer¨ªa relegar al p¨²blico de los espect¨¢culos de striptease masculino a la condici¨®n de mero (aunque bullicioso) tel¨®n de fondo de la historia principal. Y esa historia, que adoptaba el esquema de relato de iniciaci¨®n con maestro y disc¨ªpulo, no iba tanto de strippers como de emprendedores.
MAGIC MIKE XXL
Direcci¨®n: Gregory Jacobs.
Int¨¦rpretes: Channing Tatum, Jada Pinket Smith, Joe Manganiello, Kevin Nash, Gabriel Iglesias, Andie McDowell, Matt Bomer, Adam Rodr¨ªguez, Carrie Ann Hunt, Crystal Hunt, Juan Piedrahita.
G¨¦nero: drama. Estados Unidos, 2015.
Duraci¨®n: 115 minutos.
En?Magic Mike XXL, la secuela que ahora dirige Gregory Jacobs, habitual ayudante de direcci¨®n de Soderbergh, un personaje secundario lanza al vuelo una idea que podr¨ªa haber reparado las insuficiencias de su predecesora: el stripper como sanador (espiritual). Todo se queda en la simple enunciaci¨®n porque aqu¨ª, de nuevo, las espectadoras son s¨®lo masa gritona empu?ando, y ci?endo en la goma de tanga ajeno, billetes de d¨®lar. La ausencia del flam¨ªgero personaje que encarn¨® Matthew McConaughey ¨Cla mayor fuente de gran espect¨¢culo en el primer?Magic Mike- rebaja el poder de seducci¨®n de una secuela que, no obstante, sigue considerando sus secuencias de danza er¨®tica como aut¨®nomos n¨²meros de musical o de pel¨ªcula de artes marciales: el momento en la que Channing Tatum ejecuta un baile a mayor honra de su poder f¨¢lico / perforador en la soledad de su taller es lo que, en la jerga de Broadway, se denominar¨ªa un showstopper. El dinero pierde peso en un discurso que prefiere amoldarse a otro patr¨®n cl¨¢sico: el de la reunificaci¨®n de un viejo grupo de superh¨¦roes, o de un grupo de rock, para una ¨²ltima misi¨®n / actuaci¨®n triunfal. El resultado funciona para su p¨²blico incondicional e incluye alguna nota extravagante ¨Cel momento de vogueing en el club gay-, pero rebaja el recuerdo del original y no ofrece otros alicientes fuera de programa.
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