Ignatius Reilly y nosotros que nos re¨ªmos tanto
Un documental, un libro y una fiesta en Madrid reviven al personaje de ¡®La conjura de los necios¡¯ de Kennedy Toole


¡°?C¨®mo voy a haber olvidado eso! Es imposible. Creo que todos los que amamos el libro recordamos v¨ªvidamente la primera vez que lo le¨ªmos¡±, Cory McLauchlin, autor de Una mariposa en la m¨¢quina de escribir: La vida tr¨¢gica de John Kennedy Toole y la extraordinaria historia de ¡®La conjura de los necios¡¯ (Anagrama), biograf¨ªa con vocaci¨®n definitiva del autor y su obra, casi se indigna ayer cuando le preguntamos sobre ese acto inici¨¢tico que, para muchos, ha sido enfrentarse por primera vez a esta novela.
Ep¨ªtome de obra de culto, desternillante ejercicio de iron¨ªa dram¨¢tica y ejemplo paradigm¨¢tico de relato maldito y polarizador ¡ªse ama o se odia¡ª, el libro ha despachado casi dos millones de ejemplares en todo el mundo y ayer vivi¨® una jornada de reivindicaci¨®n y celebraci¨®n en la Casa del Lector de Matadero (Madrid).
Fue el Ignatius Day, el d¨ªa de Ignatius, el esperp¨¦ntico, entra?able e irritante protagonista del volumen. Una mezcla entre Holden Caufield y Falstaff. Un Quijote con cuerpo de Sancho Panza. ¡°Mi primera experiencia fue en un caf¨¦. A mi lado se ubicaron los miembros de un grupo que hab¨ªa llegado para comentar pasajes de la Biblia. A la quinta p¨¢gina, ya estaba riendo como un loco. Entonces, me di cuenta de que estos se?ores me miraban fatal: estaban discutiendo sobre el apocalipsis y yo, ah¨ª, parti¨¦ndome de risa. No fue hasta a?os m¨¢s tarde, al empezar a investigar la figura de John Kennedy Toole, cuando me di cuenta de lo mucho que le hubiese gustado a ¨¦l esta historia. Me dio pena no poder coment¨¢rsela¡±. No se la pod¨ªa comentar porque el novelista, nacido en Nueva Orleans en diciembre de 1937, se suicid¨® a los 31 a?os asfixi¨¢ndose en su coche en la localidad de Biloxi. No soportaba m¨¢s que su obra fuera descartada por el gran editor del momento, Robert Gottlieb. ¡°Tu novela no trata de nada¡±, lleg¨® escribirle.
Gracias al empecinamiento de su madre ¡ªsiempre quiso que su v¨¢stago fuera el artista que ella no pudo ser¡ª, la novela finalmente ver¨ªa la luz.
Pasar¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada desde su fallecimiento hasta la publicaci¨®n de su obra en 1980. Gracias al empecinamiento de su madre ¡ªsiempre quiso que su v¨¢stago fuera el artista que ella no pudo ser¡ª, la novela finalmente ver¨ªa la luz. Fue el autor Walker Percy, quien, casi forzado por la se?ora a leer el manuscrito que esta hab¨ªa recuperado de un caj¨®n en la habitaci¨®n de su hijo, se convertir¨ªa en el valedor del volumen, proponiendo su edici¨®n a la Universidad de Nueva Orleans y redactando el pr¨®logo.
Todo esto fue recordado el jueves. 250 personas acudieron al Auditorio de la Casa del Lector. En la puerta, adem¨¢s de la biograf¨ªa formada por McLauchlin y la edici¨®n n¨²mero 40 de la novela en espa?ol, se pod¨ªa adquirir La consolaci¨®n de la filosof¨ªa, de Boecio, lectura de cabecera de Ignatius. El acto arranc¨® con la proyecci¨®n del documental John Kennedy Toole: The Omega Point, de Jon Sanford, acompa?ado por unas im¨¢genes rodadas en exclusiva para el acto por el director David Dubos y en las que se mostraron im¨¢genes de lugares de Nueva Orleans frecuentados por John Kennedy Toole y comentados por algunos de los que le conocieron. Despu¨¦s, McLauchlin ofreci¨® una deliciosa conferencia titulada Inventando a Ignatius Reilly: destino y fortuna de John Kennedy Toole.
Juro que la primera vez que lo le¨ª no daba cr¨¦dito. No hab¨ªa terminado el primer cap¨ªtulo y ya me dol¨ªa el pecho de tanto re¨ªr¡± Jorge Herralde, editor de Anagrama
Sostiene el bi¨®grafo que Kennedy Toole era un tipo que se parec¨ªa mucho menos al protagonista de su novela de lo que muchos han querido ver. En realidad, el personaje est¨¢ moldeado a imagen y semejanza de Rob Byrne, un err¨¢tico y exc¨¦ntrico profesor que tuvo el escritor en la Universidad.
Hilarante obra maestra
El autor era, a la vez, capaz de salir a bailar casi cada noche con su novia y de dejar de escribir por la enorme pesadumbre que le provoc¨® el asesinato de Kennedy. ¡°Lo que m¨¢s me molesta es que no se considera la novela como el cl¨¢sico que realmente es. En EE UU, un cl¨¢sico debe ser algo tr¨¢gico, un Shakespeare. En cambio, por lo que estoy viendo en Madrid, en Espa?a s¨ª sois capaces de ver esta pieza de este modo¡±. Una broma que no hace gracia, irrita, Una muerte que no se entiende, inquieta. El ¨¦xito de Juego de Tronos es el ejemplo de esto.
¡°Juro que la primera vez que lo le¨ª no daba cr¨¦dito. No hab¨ªa terminado el primer cap¨ªtulo y ya me dol¨ªa el pecho de tanto re¨ªr¡±, recuerda Jorge Herralde. El editor de Anagrama fue quien el 25 de abril de 1980 ofreci¨® mil d¨®lares por los derechos de La conjura de los necios.
El libro terminar¨ªa siendo uno de los m¨¢s vendidos de la historia de la editorial. ¡°En 1982, meses despu¨¦s de su lanzamiento¡±, recuerda Herralde, ¡°sucedi¨® un fen¨®meno incre¨ªble en las playas de Espa?a. Hab¨ªa miles de personas en ba?ador leyendo este libro y parti¨¦ndose de risa¡±. En septiembre ya se hab¨ªa agotado la primera edici¨®n. Ayer, Herralde charl¨® con los lectores sobre ese libro del que ha lanzado 40 ediciones y que, ¡°junto a las obras de Bukowski es el ¨²nico de nuestro cat¨¢logo que no sufre los vaivenes de las modas, no para nunca de venderse¡±.
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