Silencio: se graba un vinilo
The Glenrothes y Holy Cuervo se vuelven c¨®mplices para apoyar la ¡°madurez musical¡± de diez bandas y llevar a cabo una edici¨®n limitada de un vinilo en aras de tener una conexi¨®n m¨¢s profunda con la m¨²sica. Asistimos a la grabaci¨®n.
Al fondo del estudio de grabaci¨®n, encerrado en una pecera, el bater¨ªa del dueto His Majesty the King aporrea con fuerza y pasi¨®n los tambores y los platillos mientras, a unos metros de distancia, la vocalista se acerca al micr¨®fono e interpreta Stere. Los decibelios van en aumento, la canci¨®n avanza y, de pronto, la cantante se frena en seco: ¡°estoy fuera de tono, ?no?¡±, se pregunta a s¨ª misma. Un t¨¦cnico de sonido aprovecha para acomodar cables ya altavoces. ¡°Venga, otra vez¡±, se oye la orden del ingeniero de sonido desde la cabina aleda?a. De nuevo suena la m¨²sica. Todo parece fluir de maravilla pero tras los acordes finales se anuncia un fallo: ¡°el bater¨ªa tir¨® un micr¨®fono y, claro, se ha escuchado.¡± Habr¨¢ que hacerlo una vez m¨¢s.
Es el primero de los tres d¨ªas de grabaci¨®n de la The Glenrothes Vintage Session, una iniciativa de la marca escocesa de whisky para apoyar ¡°la madurez musical¡± y para la que se han seleccionado diez bandas que aportar¨¢n una canci¨®n a un disco, el cual estar¨¢ disponible al p¨²blico el pr¨®ximo oto?o. Pero no ser¨¢ un CD, sino un vinilo. Por eso el proceso de elaboraci¨®n es tan meticuloso que raya en lo artesanal. The Glenrothes se ha unido con Holy Cuervo, uno de los sellos independientes m¨¢s destacados en el panorama musical espa?ol, para realizar una edici¨®n limitada de 300 unidades, cuyas portadas, adem¨¢s, ser¨¢n serigrafiadas a mano una por una.
¡°Es curioso, pero al final hemos descubierto que hacer un whisky y un disco es algo muy parecido. Ambos son productos que salen al mercado s¨®lo hasta que se considera que est¨¢n perfectos. Y para ello se requiere hacer una mezcla de elementos de gran calidad. Para hacer cada uno, se necesita talento, pasi¨®n y trabajo¡±, explica Emmanuel Dupont-Mechet, embajador de la bebida surgida en el siglo XIX, un caballero franc¨¦s, de Lyon, afincado en Espa?a desde 1998, que esta tarde calurosa no deja de observar con inter¨¦s la grabaci¨®n de un vinilo tan vintage como posmoderno, en las instalaciones de Audiomatic, enclavadas una de las angostas calles del madrile?o barrio de la Guindalera.
El a?o pasado, seis de cada diez ¨¢lbumes vendidos en el mundo eran vinilos. En Espa?a se vendieron 260.000 unidades
Sentado ante una mesa llena de peque?as palancas, botones y lucecitas que parpadean, est¨¢ Manuel Cabezal¨ª, un experto en sonido con m¨¢s de una d¨¦cada de experiencia haciendo discos. Desde aqu¨ª, este hombre de 33 a?os, que tambi¨¦n es guitarrista, se encarga de encapsular cada una de las melod¨ªas en riguroso directo que compondr¨¢n el disco. ¡°Por ahora necesitamos que cada una de las bandas suene bien y, sobre todo, que sean espont¨¢neos y frescos. Ya despu¨¦s har¨¦ las mezclas en mi casa. Para darle un sentido global a todas las canciones¡±, dice. Antes de llegar a la etapa de grabaci¨®n, Cabezal¨ª se enter¨® bien de cu¨¢les eran las canciones que quer¨ªa aportar cada banda al disco. ¡°Es importante porque eso me inspira. Escuch¨¦ las maquetas y qued¨¦ con cada grupo en su local de ensayo. Eso sirve para conocernos y empezar a estar a gusto. Porque lo m¨¢s importante en todo esto es pas¨¢rselo bien. Entonces: fui a los ensayos, vimos la estructura de las canciones, la letra, los estribillos¡ y todo esto me sirvi¨® para darle una visi¨®n externa de su m¨²sica a cada grupo. Despu¨¦s, a grabar. El proceso de grabaci¨®n depende un poco de cada disco. Hay discos que se graban en directo, como este, y otros en los que primero grabas la bater¨ªa, luego el bajo, la guitarra¡ Con la grabaci¨®n hecha, como dije antes, toca el proceso de la mezcla.¡±
En los a?os 80 del siglo pasado, el vinilo comenz¨® a decaer mientras el CD ganaba terreno. El ruido de la aguja al desplazarse por la superficie del disco se releg¨® y la asepsia digital se volvi¨® com¨²n. En la ¨²ltima d¨¦cada, sin embargo, la venta de vinilos est¨¢ en auge. El a?o pasado, seis de cada diez ¨¢lbumes vendidos en el mundo eran vinilos. En Estados Unidos el ascenso fue del 40%, seg¨²n los datos de Nielsen SoundScan. La f¨¢brica de vinilos m¨¢s grande del pa¨ªs norteamericano, la United Record Pressing, duplic¨® su n¨²mero de m¨¢quinas para satisfacer la demanda de las discogr¨¢ficas. De acuerdo con la British Phonographic Industry, en Reino Unido las ventas superan ya el mill¨®n de unidades. El m¨¢s reciente informe de Promusicae, la asociaci¨®n que agrupa a la mayor¨ªa de los productores de m¨²sica en Espa?a, se?ala que el a?o pasado se vendieron 260.000 discos de vinilo en nuestro pa¨ªs.
Qui¨¦n sabe si todo esto sea una moda pasajera. Lo cierto es que, para muchos, el vinilo significa tener una conexi¨®n m¨¢s profunda con la m¨²sica. Toda una experiencia. ¡°Es que poner un vinilo es todo un ritual¡±, dice Manuel Cabezal¨ª. ¡°A un CD le doy play a la canci¨®n que sea y ya est¨¢. Pero un vinilo¡ Lo saco del cart¨®n grande, lo pongo con la aguja, me siento a escuchar, cuando se acaba me tengo levantar para cambiar el lado. Adem¨¢s, el sonido de un vinilo tambi¨¦n es diferente. Digamos que tiene m¨¢s color. Y el sonido del CD es m¨¢s fr¨ªo. El color del vinilo lo notas, sobre todo, en los agudos. Pero lo que tambi¨¦n ha cambiado es la manera de hacer discos. La era digital ha permitido que un m¨²sico o cantante malo pueda parecer bueno. Eso es m¨¢s artificial. Es algo que hace 30 a?os, por ejemplo, no se pod¨ªa hacer. Lo que cantabas o tocabas se quedaba tal cual. Y los m¨²sicos y el p¨²blico nos hemos dado cuenta de que queremos cosas m¨¢s aut¨¦nticas, bien hechas.¡±
Para hacerlo bien, los dos integrantes de His Majesty the King llevan poco m¨¢s de una hora grabando. Son los segundos y los siguientes, ?rida, ya est¨¢n esperando su turno. El d¨²o comienza a tocar con miradas c¨®mplices, sabiendo que en el estudio no habr¨¢ m¨¢s ruido que el que ellos quieran hacer. Si sienten que algo no va c¨®mo se debe, se detienen a media canci¨®n. Y vuelta a empezar. Pero llega el momento en que el talento art¨ªstico se trastoca. Por eso Manuel Cabezal¨ª dice: ¡°paramos cinco minutos y luego lo hacemos de un tir¨®n, ?vale?¡± Y as¨ª ocurre. Cuando pasen los tres d¨ªas de grabaci¨®n y unas dos semanas m¨¢s en las que se mezclar¨¢ a la perfecci¨®n cada tema, el material se enviar¨¢ a una f¨¢brica de vinilos de la Rep¨²blica Checa y, aproximadamente un mes despu¨¦s, estar¨¢ lista la edici¨®n limitada de este trabajo. Entonces los mel¨®manos podr¨¢n escucharlo con el inicial sonido de la aguja de diamante. Como antes, como siempre.
Babelia
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