Rafaelillo, un peque?o gran torero, da una valerosa lecci¨®n de torer¨ªa
Cort¨® una oreja junto a Manuel Escribano, mano a mano, ante una miurada interesante
A portagayola se fue Rafaelillo a recibir al primero de Miura. Sali¨® limpio el trance, como otras dos largas de rodillas ya en el tercio. Abanto el toro, estuvo a punto de prender a Rafaelillo, que trastabill¨® al llevarlo al caballo. Pisotones recibi¨® el torero, que salv¨® el pellejo de milagro. Tres varas para el miura. Protest¨®n en las tres y escupido del caballo en las dos ¨²ltimas. Muy enterado ya en banderillas, puso en aprietos a los de turno. Enfrentado Rafaelillo, se dobl¨® para llevarlo fuera del tercio. Valiente siempre Rafaelillo. Sin dudas y consintiendo una barbaridad. Por la derecha se lo trajo quisiera o no el toro. Incluso alg¨²n derechazo sali¨® largo. La faena qued¨® convertida en una lucha. Listo el toro, escarbando, y mir¨®n el toro. Faena larga, sin concesiones. Lo intent¨® Rafaelillo al natural y m¨¦rito tuvo salvar los envites del toro. En los cites arranc¨® los aplausos de la gente, que vio el m¨¦rito del torero murciano. Larga labor. Valiente.
El segundo de Miura que lidi¨® Rafaelillo tuvo su lado positivo; m¨¢s de uno. Lo dej¨® lucir en varas el torero murciano; dos entradas al caballo con el toro casi en los medios. En los dos encuentros el toro cumpli¨® bastante bien. Fue berre¨®n en banderillas y tambi¨¦n resopl¨® algo en la muleta, pero tuvo su partida. Salud¨® Rafaelillo la faena por banderazos y el remate de uno del desprecio jugando hasta con gracia el brazo izquierdo. Visto el toro, Rafaelillo se ech¨® la muleta a la izquierda. Series cumplidas. Y de todo hubo. Junto a naturales incluso largos y con mando, otros m¨¢s de lucha, m¨¢s de poder. Como tambi¨¦n intent¨® dominar sobre la derecha. M¨¢s esforzado y forzado por este pit¨®n. Y siempre bajo la premisa de someter. El toro tom¨® la muleta con sus condiciones, pero tuvo la nobleza de toro al que le tratan bien. Sobr¨® la ¨²ltima serie, m¨¢s guerrera y menos poderosa que todo lo anterior. El toro, duro de morir a pesar de la estocada, acab¨® rendido. Oreja muy de ley para el murciano.
Fue de triunfo grande la faena de Rafaelillo al quinto, pero la espada le neg¨® la gloria. La primera vara que tom¨® el toro fue al relance, de lejos. M¨¢s centrado en la segunda, tambi¨¦n de largo. En los dos puyazos cumpli¨® con creces el toro. Rafaelillo comenz¨® la faena de rodillas, y, ya de pie, un cambio de manos precioso. A pies juntos la primera serie en redondo con la derecha, con gusto. El toro, siempre con el matiz de su procedencia, se acogi¨® al temple de Rafaelillo. Las cosas bien hechas tienen sentido y cumplen objetivos. Las cosas bien hechas a este toro tuvieron recompensa. Con el toro m¨¢s remol¨®n por el pit¨®n derecho, sac¨® al final bandera blanca para rendirse ante un Rafaelillo poderoso y con su vena de buen gusto. Torer¨ªa, en fin. La sensaci¨®n de un torero en lidiador y bastante m¨¢s. La ¨²ltima serie al natural fue un regalo. Grande este Rafaelillo. L¨¢stima que al matar no hubiera acierto, pero la vuelta al ruedo fue de clamor.
?Un sobrero de El Ventorrillo sustituy¨® a una raspa de Miura que se hab¨ªa colado en la fiesta. No por raspa fue devuelto, sino por su invalidez. Ese de El Ventorrillo fue toro moderno, de estos tiempos. Ni tuvo gracia, ni tuvo inter¨¦s. Casi como la faena de Escribano, muy correcto, muy cumplidor y burocr¨¢tico. Tres pares puso Escribano: al cuarteo el primero, de dentro afuera el segundo y cerr¨® con uno por dentro tras cite sentado en el estribo. Esa fue toda la historia. Escasa.
Miura / Rafaelillo, Escribano, mano a mano
Cinco toros de Miura y uno, sobrero lidiado en segundo lugar, de El Ventorrillo, desiguales de presencia los titulares; tercero, quinto y sexto, los m¨¢s potables para la muleta, siempre con los matices de su encaste. Enterado el primero y deslucido el cuarto. El sobrero, muy manejable.
Rafaelillo: pinchazo _aviso_ otro pinchazo y tres descabellos (saludos); casi entera _aviso- (oreja); cuatro pinchazos y estocada (vuelta al ruedo clamorosa).
Manuel Escribano: pinchazo y estocada trasera y tendida _aviso_ (palmas); estocada (silencio); casi entera trasera (oreja).
Plaza de Valencia. 26 de julio. Cuarta y ¨²ltima de Feria. Media entrada.
El guapo sardo que hizo cuarto, recibido con aplausos, no fue ni carne ni pescado. Deslucido a la manera m¨¢s vulgar del toro de hoy. Empuj¨® en varas y derrib¨® en el primer envite y se puso laborioso para una segunda vez en la que tambi¨¦n se emple¨®. Escribano estuvo f¨¢cil y cumplidor en banderillas, con un tercer par al viol¨ªn tras previo quiebro. La faena ni subi¨® ni baj¨®. Poca voluntad en el toro, que no fue el cl¨¢sico de Miura, e intentos vanos de Escribano, que tampoco atac¨® de verdad. Un desarme acab¨® por cantar la historia y el toro puso la directa hacia toriles. All¨ª muri¨®.
El sexto de Miura, de 647 kilos, poca cara pero largo como un tren de mercanc¨ªas. Con las fuerzas justas, fue cuidado en el primer tercio. Cumpli¨® discreto Escribano en banderillas, saliendo muy apurado del tercer par, entre las tablas. Tras dos pases cambiados por la espalda, la faena fue un querer y unas veces poder y otras no. Muchos pases y mucha voluntad. Mientras, el toro tragaba con aparente nobleza. Una porf¨ªa final, ya a toro parado, y un desplante a cuerpo limpio. En este trance, el toro sac¨® su instinto miure?o y atrap¨® a Escribano con sa?a. La voltereta fue espeluznante y el torero sevillano un verdadero gui?apo en las astas del toro. Un milagro que solo saliera conmocionado. Una casi entera, trasera, y el recuerdo de la dram¨¢tica cogida, fueron el motivo para que el fin de feria tuviera premio.
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